viernes, 1 de noviembre de 2019

Cada Momento - Parte2


Clint apretó los labios y casi sintió que lloraba de lo tremendamente cursi que sonaba aquello y aun así lo jodidamente feliz que lo hacía, había un algo…una sensación en su pecho que parecía querer sacarle el corazón a jalones. 

―David…yo… ― sin embargo se petrificó al escuchar la voz de su mamá desde la puerta que daba a la cocina.

―Oh, bien decía yo que no podía ser otra cosa que un novio lo que te tenia pegado a ese bendito aparato ― su mamá miró a David y levantó una ceja limpiándose las manos con un trapo de cocina ― y mira que tenemos aquí, vamos chico por que no te quitas ese abrigo todo húmedo y te calientas un poco.

Clint se sonrojó, tener a su madre ahí le daba un poco de bochorno, él nunca había llevado algún novio a casa a pesar de que su madre le había dicho que estaba bien con ello. 

―Gracias, señora ― David se quitó el abrigo quedándose con la abrigadora y seca ropa que llevaba debajo, su madre lo acomodó en el perchero cerca de la chimenea y Clint se sonrojó aún más al ver como de espaldas a David su madre le miraba el trasero, después de arriba abajo y le hacía una seña de aprobación. David pareció malinterpretar el gesto porque miró al castaño con preocupación. 

―Lamento no haberte avisado – se notaba algo incómodo y Clint negó efusivamente. 

―No no….no lo lamentes, me…me alegra verte…. ― se apresuro a contestar aunque al darse cuenta de lo que había dicho sintió hervir el rostro. David le sonrió y Clint quería corresponder plenamente con una boba sonrisa pero su madre mirándolo no lo dejaba. 

―Entonces muchacho, ¿te llamas…? ― la madre de Clint los saco de su pequeña película romántica. David se giró a la madre del que esperaba pronto fuese su novio, con rostro de disculpa. 

―Lo siento, no me presenté, mi nombre es David, Clint y yo somos amigos 

La mujer levanto una ceja y llevo su mirada de su hijo al bombon de chocolate mas de una vez.

―¿Amigos? ―pregunto incrédula. David se sonrojó 

―Por ahora ― añadió tras pasar duro. Clint se puso aun más rojo, aquello era en serio bochornoso. 

―¿Quieres algo caliente? Tengo café, chocolate, ponche ― la mujer le ofrecio notando divertida como esos niños se apenaban por cosas tan pequeñas. 

―Una taza de café me encantaría ― David le sonrió. Clint acomodó la maleta de David cerca de la chimenea intentando hacerse el tonto mientras su madre atendía a David. 

―Desde luego pareces un hombre de café ― le escuchó decir mientras caminaban a la cocina. 

―¿Si? ¿Por qué? ― se desconcertó y la mujer solo se rio. 

―Solo tienes la pinta, hijo.

Clint lo entendía, David era alto moreno y tan sexy que solo verlo la primera vez casi babeaba, justo como el café; moreno y caliente. Pese a los temores iniciales de Clint, David congenió bien con su madre y los tres terminaron teniendo una agradable conversación en la cocina, David le habló a su madre de su trabajo y de paso le platicó acerca de cómo estaba por terminar la carrera en ingeniería mecánica, Clint aprendió más cosas de el en las dos horas en que su mamá intervino que lo que él podía haberse atrevido a preguntar en los últimos meses, desde luego coqueteando uno no aprendía mucho de los demás. 

―Bueno… ― David miró el reloj en la pared ― No quisiera pero creo que debería irme o no encontrare un hotel.

―¿Cómo? ¿no vas a quedarte aquí? ― su madre los miro a ambos. David miro a Clint como preguntándole y después volvió al mirada a la mujer. 

―Bueno, yo ni siquiera le avise a Clint que venía, pensaba quedarme en algún hotel.

―Tonterías, ya estás aquí, estas seco y caliente, tienes tu equipaje y yo no tardo en colocar la cena y si te vas mi hijo va a estar pegado a ese teléfono otra vez, no, es mejor que te quedes, tenemos una habitación de invitados bastante cómoda. David miro a Clint y este le sonrió. 

―Quédate ― le pidió y David sonrió también. 

―Bien no mentiré, me alegra ahorrarme el hotel ― acepto aunque la madre de Clint le dio un golpe en el brazo. 

―Niño grosero, la buena compañía es lo que deberías agradecer 

Clint vio a David se reírse de buena gana y por reflejo sonrió, el y su madre habían armonizado bien. 

―Bien, la buena compañía desde luego es algo digno de agradecer ― sonrio con todo el encanto que hacia derretir corazones y desde luego funciono con el par de mare e hijo. 

―Anda, que Clint te muestre donde está la habitación mientras preparo la cena ― la mujer le dio unas palmadas en el brazo. Clint se levantó y le hizo una seña para que lo siguiera, pasaron a la sala por la maleta de David y este apreció esta vez con cuidado la habitación. 

―La casa de tu madre es hermosa, se siente cálida y hogareña ― había esferas y follaje sobre las ventanas, cojines navideños en los sillones y un centro de flores de noche buena en la mesita de centro, un hermoso árbol en una esquina y las coloridas luces brillando en el, la chimenea estaba adornada con lazos esferas y follaje y había un olor a pino en toda la habitación, la cocina tenia mantelería y motivos navideños en toda ella también, incluso el mandil y los guantes de cocina eran con motivo de las fiestas. Clint miró su casa y la observó con los ojos de un extraño y sonrió.

― Si, es el toque de mamá ― le sonrió ― ven ― y lo guió por el pasillo hacia la habitación de invitados, Clint abrió la puerta mientras jalaba la maleta de David – está todo limpio, a mi mama no le gusta dejar nada descuidado aunque no se use, creo que… ― pero no logró terminar la frase, David había cerrado la puerta y lo giro hacia el abrazándolo y besándolo de golpe, su cuerpo se tensó ante la sorpresa pero sus brazos rápidamente le rodearon el cuello, había deseado aquel beso desde el momento en que lo vio en la puerta…no…desde mucho antes de eso.

― David ― susurró entre un beso y otro y su cuerpo buscó el ajeno. David lo apretó por la cintura y una de sus manos acarició su espalda mientras la otra se enredaba en su cabello. 

―Moría…moría de ganas de besarte ― le confesó apenas pudiendo decir las palabras mientras lo devoraba. Caminaron un par de pasos sin soltarse y cayeron a la cama, David sobre el cuerpo de Clint y este ahogó un gemido de gusto al sentir todo el fuerte cuerpo sobre el suyo 

― Gmmm ― empujó un poco su pierna contra la erección ajena y se estremeció al sentirlo duro contra su muslo. 

―No hagas eso ― le pidió David parando de besarlo y sonriéndole, sosteniéndose con los brazos a cada lado del rostro ajeno, observándolo a los ojos ― no quiero que tu mama me eche tan pronto ― bromeó y Clint presionó más la pierna solo por provocarlo.

―Lo siento, se me escapo ― sonrió y David se rio más. 

―No….no lo sientes. 

―Tienes razón, no lo siento ― se burló y cerró los ojos cuando Clint le acarició el rostro descuidadamente, apartando el cabello de su cara. 

―Estaba inseguro sobre venir o no. 

―Aún no me dices como me encontraste, jamás te dije donde vivía ― pregunto verdaderamente curioso. El otro sonrió dándole un piquito en los labios. 

―Digamos que tengo un amigo que conoce a un amigo que sabía ― respondio misteriosamente y Clint levantó una ceja. 

―No creo que convencieras a Ryan ¿O si?

―No―, David soltó una risita―. Jamás me lo hubiese dicho, no te lo dije pero casi nos vamos a los golpes la noche que fuiste con él al bar ― le conto sin dejar de acariciar su mejilla con su pulgar. Clint abrió los ojos, pero no se movió de donde estaba, era cómodo sentir el cuerpo ajeno sobre el suyo. 

―¿Qué? ¿Por qué? 

―Me reclamó por ser duro contigo y yo por lanzarme a su novio como carnada ― confeso algo divertido al recordarlo en retrospectiva. Clint se rió. 

―No puede ser, ¿en serio le dijiste eso? ―el no podía creer que David tuviese una imaginación tan activa. David asintió, en esos momentos ya parecía una anécdota graciosa, en su momento no lo había sido. 

―Si, te lo juro que me vio como si estuviera loco, por suerte un amigo nos separó a tiempo y me recordó que siempre podía venir tras de ti. 

―Me agrada ese amigo ― murmuro buscando su boca de nuevo. 

―Espero que no demasiado ― gruño, el era un hombre celoso, no podía evitarlo.

―Pensarte celoso me parece ridículo ― enredó sus dedos en el cabello.

―¿No tengo derecho de ser celoso? ― le miro con gesto interrogativo.

― Eres demasiado guapo para serlo 

―Solo sé que me encantas… ―David acaricio nuevamente el rostro ajeno.

―Y tú a mi… ― 

―Me gustaste desde la primera vez que te sentaste frente a la barra y me pediste una cerveza―.David pegó su frente al otro y sus ojos se clavaron en los ajenos 

―Yo me puse nervioso nada más verte 

―Me pareció encantador 

―Debiste haberte reído de mi ― renegó y el otro sonrió. 

―Lo hice, quería besarte ― 

―Hay chicos más guapos tras de ti ―se sonrojó. 

―Tal vez, no lo sé, solo te prefiero a ti ― Se encogió de hombros. 

―Sobre ese amigo tuyo... el que te dio mi dirección… ― Clint se mordió el labio inferior y sonrió.

―¿Si? 

―Recuérdame que se lo agradezca... eres el mejor regalo de navidad por adelantado que he tenido 

― Y tú el mío, pensé en llegar la mañana de navidad 

―Eso habría sido romántico, ¿qué te detuvo? 

―Que perdería valiosas horas a tu lado… ― David le acarició el rostro―. He estado dando vueltas como un cobarde a tu alrededor… quiero cambiar eso, noche buena, navidad, año nuevo y el resto del año… quiero cada minuto… sé que es pronto, sé que es apresurado…pero te amo.

Clint le miró y sus mejillas se encendieron, no era pronto, llevaban meses viéndose, tratándose, intercambiando pequeñas confidencias, viéndose y deseándose. 

―También te amo.

Clint pensó en su madre preparando la cena, la cálida casa, el delicioso aroma en el ambiente y el hombre sobre él ― esta navidad no podría ser más perfecta ― quizás sí, si Ryan estuviese ahí lo sería aún más… pero por ahora… por ahora lo agradecía, si fuese más feliz, seguramente su corazón saldría de su pecho.

David tenía razón, era como Ryan se lo había dicho, no podía vivir de sueños, había que disfrutar la realidad y la vida, cada segundo, cada momento...


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