jueves, 9 de junio de 2022

Convocatoria Antología Invernal

 Hola!!!

Hoy 9 de junio, andamos de cumpleaños, nos complace lanzar la convocatoria para nuestra antología invernal, hace un par de años que dejamos de hacerla y queremos volver a retomarla.  El chiste es hacer una antología que sirva de regalo para los lectores por las fiestas decembrinas. Esto es una colaboración, mientras los escritores aportan sus historias nosotros les daremos en esta ocasión una ilustración a tinta negra para cada historia.

Como estamos de vuelta después de algún tiempo queremos darles un extra a la convocatoria usual, así que de las historias que se publiquen tendremos dos galardones:

*El favorito del jurado (designado por un jurado)

*El favorito del público (designado por votos)

A los cuales les daremos un pequeño regalo que consistirá en:

-          10 dlls y una ilustración a color para el favorito del jurado y

-          Una ilustración a color para el favorito del público.

Estas ilustraciones serán a elección de los ganadores, ya sea de esta u otra historia.

Espero que se animen a participar, a continuación les daremos las fechas para las distintas fases:

·         ->1 de julio: límite de inscripción.

·         ->1 de octubre: entrega de escritos

·         ->2 octubre – 1 de diciembre: valoración de los jueces.

·         ->1 de diciembre: publicación de la antología

·         ->1-24 de diciembre: periodo para votación de historia favorita.

·         ->25 de diciembre: anuncio de ganadores.

Historias permitidas:

·         +Mínimo de 800 palabras - máximo de 15 000 palabras.

·         +Todo publico, +13, +18, +21 (básicamente sin restricciones).

·         +BL.

·         +Puede ser de cualquier género pero debe incluir romance.

·         ´+Tema central: Parejas destinadas.

Para el tema central se podrán escoger al menos una de las siguientes situaciones:

·       *Hilo rojo del destino: un hilo rojo invisible que une por el meñique a dos personas destinadas (los personajes pueden o no verlo).

·     *  Almas gemelas: dos personas con almas destinadas a estar juntas bajo cualquier circunstancia.

·       *  Criaturas paranormales: cambiaformas, lobos, vampiros, etc, seres que pueden reconocer a su pareja destinada por instinto o cualquier medio que el autor desee utilizar.

·        * Parejas reencarnadas: están destinados a encontrarse y enamorarse vida tras vida, lo sepan o no.

·        * Color Rush (tomado de la serie con el mismo nombre): un mundo en el que existen personas que solo ven en blanco y negro a menos que estén con su pareja destinada, solo viendo el rostro de esta persona podrán percibir los colores por un determinado periodo de tiempo. La relación puede fácilmente volverse dependiente, obsesiva y peligrosa.   

·       *  Esta abierto a alguna otra modalidad con previa consulta.




martes, 17 de mayo de 2022

Ya casi volvemos xD

Los tengo abandonados, ok, no, estamos en hiatus porque Daniel está con trabajo y yo tuve problemas para mantenerme haciendo mi parte también así  que terminamos parando por los dos lados. Como sea, estoy preparando el archivo de la primera parte de 4357 para que la lean. 

Por cierto... A alguno de ustedes le gustaría ser beta reader? Necesito un poco de ayuda a la hora de revisar. Cuando lo hago se me van muchas cosas, porque lo leo muchas veces en el proceso. Así que realmente me ayudaría. Tengo dos personas que me van a ayudar pero necesito hacer una revisión antes de pasárselo a ellos porque va a llevar tiempo. 

Si a alguien le interesa, escríban a vampire_siberian@hotmail.com 

Pongan algo en el asunto para que no lo vaya a pasar por alto.

Vamos a continuar con regularidad por Junio así que espero la segunda parte esté terminada antes de que termine el año. Después de 4357 probablemente sigamos con la historia de Andreas. Pero primero lo primero


Por cierto... umm... alguna vez les he puesto el link del stio donde tengo los dibujos +18? 
Voy a estar poniendo entradas de ellos dos, aunque no corresponde con la historia. Por si no les he compartido el link, díganme si les interesa ;9


viernes, 7 de enero de 2022

Una Cita de Año Nuevo

 


Sinopsis: Terminó con una relación que jamás fue lo que esperaba, se siente especialmente abatido porque el sujeto por el que se esforzó tanto lo dejó pese a que ni siquiera le importaba tanto.

Cuando sus amigos le ofrecen una cita de año nuevo para pasar el bache. Al principio no se siente interesado, pero cuando descubre quién es la cita… decir que está emocionado es un eufemismo, desgraciadamente su cita no parece compartir su emoción, este podría ser el peor inicio de año hasta la fecha. Pero tú y yo sabemos que no será así. 

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Capítulo 1
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Denis se mordió el labio inferior y sonrió al espejo, sus amigos aún no venían a recogerlo y cada segundo que pasaba se sentía un poco mas emocionado.

Hacia un mes y medio había terminado una relación de año y medio que solo podía ser definida como desastrosa.

En ese tiempo le era difícil encontrar una pareja, sus conocidos decían que era demasiado exigente o que no ponía de su parte, al principio sentía que los demás estaban equivocados y no había nada de malo en saber lo que quería, pero conforme pasaban las relaciones infructuosas una tras otra sintió que quizá si era él el del problema.

Jesús Mora era un compañero de trabajo, era increíblemente atento y dulce con él y todo el que los conocía le decía que debería darse una oportunidad, que Jesús estaba loco por él y finalmente se convenció de que sería un tonto si no lo intentaba.

Desgraciadamente él y Jesús no eran compatibles, no se sentía cómodo compartiéndole sus gustos, tampoco se sentía cómodo expresando su opinión y además se sentía culpable siempre que estaban juntos. Jesús siempre lucía feliz y emocionado a su lado y él no lograba sentirse igual. A menudo deseaba que sus citas terminaran para poder separarse y los pocos momentos en que la pasaba genuinamente bien a su lado se estropeaban cuando su pareja intentaba intimar. Simplemente no se sentía a gusto con el sujeto pero no podía dejarlo, siempre que pensaba en tocar el tema y deseaba abordarlo la actitud de su pareja lo hacía sentir culpable.

Después de medio año de salir la culpa llegó al punto en que termino yendo a la cama con su pareja, la verdad había sido desagradable, había dolido y después de terminar se había sentido infinitamente incómodo compartiendo la cama. Recordaba todavía que le había colocado una alarma a su teléfono para fingir que le habían llamado y disculparse antes de marcharse. Había sido una experiencia horrible, no solo por lo doloroso sino por la incomodidad que le surgió, tuvo casi todo el día náuseas y se sentía sucio y usado. Jesús no parecía darse cuenta de su dolor y él tampoco se lo reprochó, después de todo su pareja parecía emocionada, ansiosa y feliz… sería un imbécil si le decía que no se sentía igual y lo lastimaba.

La relación que comenzó “dándose una oportunidad” se convirtió en algo de lo que solo se sentía responsable, sentía que le debía a Jesús por el cariño e interés que le profesaba, sentía que debía acostarse con él, sentía que debía callarse si dolía, que debía salir cuando se lo pedía, comer lo que él prefería, ir a los sitios que le gustaban, todo se volvió una deuda de gratitud por el amor que no había pedido. Sin darse cuenta se volvió es esclavo del remordimiento.

La gente a su alrededor le decía que había hecho bien al aceptar al sujeto, que si no se alegraba de haberse dado la oportunidad, Denis nunca contestaba, solo sonreía pero la verdad… es que no se alegraba. Deseaba romper pero no quería herir a su pareja. Entre más pasaba el tiempo, más atado estaba.

Un año después de comenzar a salir las cosas comenzaron a empeorar, Jesús comenzó a pedir más tiempo, más cariño, comenzó a sentirse insatisfecho con lo que obtenía de él y a reclamarle por su falta de aprecio. No es que antes no lo hiciera, pero era más sutil… ahora había comenzado a ser algo asfixiante, se quejaba de su desempeño en la cama, de su actitud al comer, de su actitud al salir, de no ayudarlo en el trabajo, de no cederle oportunidades o de no sentir interés por lo que a él le importaba.

Denis se volvió poco a poco en la sombra de lo que una vez fue. Una día regresó entrada la noche a la oficina por un USB que había olvidado. Por suerte lo conocían, quiso llevarle un café a su pareja que trabajaba horas extras y descubrió que era bastante apasionado en sus horas extras… especialmente con su asistente semidesnuda sobre su escritorio.

No supo definir como se sentía en esos momentos, vio a Jesús vestirse apresuradamente y comenzar a poner excusas, el estaba paralizado, como si no pudiese procesar lo que acababa de ver, hasta que las palabras de su pareja que tanto lo “adoraba” lo trajeron a la realidad.

“¿Qué haces aquí de todos modos? ¿Ahora me espías? ¿Sabes cómo me haces sentir? Siempre es lo mismo a tu lado. Me haces sentir poca cosa, nunca tomas la iniciativa en la cama, esto… solo necesitaba sentir que lo hago bien… tu jamás me haces sentir así”

A menudo aquella clase de argumentos hacían que Denis se sintiese responsable, pero ni siquiera él era tan idiota. Escuchando el mismo tipo de diálogo incluso en aquella situación lo despertó. Se sintió indignado por lo que recibía a su esfuerzo, enfadado porque lo tratara como un idiota, arrepentido por todas las oportunidades de trabajo que le había cedido y finalmente feliz… por que por fin tenía una excusa para alejarse de él.

-Está bien entonces, me alegro que encontraras a alguien que te hiciera sentir mejor- sonrió de medio lado, enfadado y ofendido- diviértete- le deseó y se dio media vuelta para irse.

-No, espera mi amor ¡espera!- Jesús entró en pánico al ver que su novio se iba e intentó sujetarlo del brazo.

Denis destapó el café que llevaba en las manos y se lo lanzó mojándole todo el torso y parte del rostro.

-Nunca, jamás en tu vida me vuelvas a tocar- exigió- escúchame y escúchame bien porque solo lo voy a decir una vez. Hemos terminado, no quiero volver a verte fuera del trabajo jamás en mi vida, a menos que sea absolutamente necesario no me hables, no me mires ni siquiera respires cerca de mí. ¿Está claro?

-Estas sacando todo de proporción, Denis, ¿cuando no he perdonado tus desplantes? Siempre es así, solo piensas en ti.

-Entonces ¡alégrate imbécil!- Denis sintió en aquel momento que se liberaba de las cadenas que poco a poco lo habían ido envolviendo en el último año y medio-. No tendrás que soportarme NUNCA más.

Jesús intentó volver a sujetarlo del brazo pero Denis lo evadió, tomó su brazo y le aplicó fácilmente una llave, su primer novio le había enseñado a defenderse ya que era constantemente intimidado en la escuela.

Denis empujó al sujeto al suelo y no pudo evitar rematar con una patada directo al estómago. Estaba indignado y se obligó a marcharse antes de romperle la cara por completo al imbécil. Tomó el elevador al estacionamiento y se largó. Nada más llegar a su departamento cambó la clave de acceso a la original. En algún momento Jesús lo había convencido/coaccionado a que la cambiara por su cumpleaños, después de todo él tenía la de Denis en su puerta.

Cundo restauró su contraseña lo hizo tan fácil que la nostalgia lo invadió. Esa había sido la contraseña para todo lo que pudiese durante mucho tiempo. Si no fuese con números, lo haría con letras.

777-666-6-2-66

Era la secuencia de números para escribir el nombre de su ex en su primer teléfono móvil.

777=R

666=O

6=M

2=A

66=N

Había sido la contraseña de su celular, de sus correos, incluso de su computadora, con el tiempo usar Román se había vuelto costumbre. Cuando las contraseñas exigieron ser más complejas agregó su cumpleaños al nombre y algo así… lo cierto es que había sido su primer amor y había sido intenso y nunca había tenido un cierre adecuado. Quizá por eso lo idealizaba tanto.

Denis y Román se habían conocido en el examen de admisión de la secundaria, habían comenzado a salir al año de conocerse y habían durado toda la escuela secundaria. Nadie sabía desde luego que estaban saliendo aunque muchos bromeaban con el asunto. Ambos estaban en el closet en aquel tiempo y cuando se tuvieron que separar para ir a preparatorias diferentes comenzaron a verse menos, sus encuentros comenzaron a ser más apasionados de los que ya eran y finalmente en cuarto semestre llegaron al final, su relación era cada vez más intensa y más evidente y eso los asustó, cuando fueron a la universidad dejaron de comunicarse por completo. Estaban demasiado asustados y en silencio se separaron. Denis lo había lamentado siempre, en un par de ocasiones quiso llamarle pero su número de teléfono ya había cambiado, no era algo raro él también había perdido un par de teléfonos y su número no era el mismo, así que si Román lo había querido llamar, era algo que no sabía. También le habían bloqueado su cuenta de facebook y con el tiempo se rindió a la idea de contactarlo. No era demasiado difícil hacerlo, sabía dónde vivían sus padres, pero no se atrevió.  Le ponía demasiado nervioso buscarlo y después sintió que había pasado demasiado tiempo.

A media carrera salió del closet por fin y sus papás no lo tomaron bien al principio, aunque con el tiempo lo fueron aceptando, en la actualidad solo le pedían que “actuara como hombrecito” y dado que solo los visitaba en navidad y unos días en vacaciones de verano no le importaba demasiado fingir un poco por unos días.

El siempre creyó que cuando volviera a ver a Román quizá este estaría casado y con tres hijos, estaba por cumplir los 30 y todos sus compañeros de secundaria ya estaban casados.

Pero no era así, cuando sus amigos más cercanos se enteraron de lo que había pasado con Jesús se culparon por alentarlo a salir con esa basura. Denis notó con ironía como el hombre perfecto había pasado a ser basura de la noche a la mañana en la boca de sus amigos.

José y Martha eran sus mejores amigos LGBT, José era gay y Martha era Trans, ambos tenían novios maravillosos y éstos se ofrecieron a presentarle a su perfecto amigo soltero.

Denis estaba harto de los amigos “perfectos”  y no quería saber nada de ninguna recomendación de sus amigos por mucho que los amara, sencillamente no volvería a seguir sus consejos amorosos. Quería estar solo, de hecho se sentía maravilloso solo, odiaba a Jesús, no creyó que pudiese tenerle tanto rencor pero lo manejaba bien, había logrado encontrar un equilibrio en el trabajo y estaba disfrutando muchísimo su soltería, pasar el tiempo nuevamente consigo mismo le había recordado lo mucho que de hecho le gustaba hacerlo. Se sentía libre y satisfecho con su vida, no quería volver a ver a Jesús, no quería que le hablara o se le acercara, le causaba una repulsión que jamás creyó sentir o que quizá había reprimido demasiado, no quería JAMÁS tener que volver a soportar algo así.

Fue solo poco antes de navidad que Martha le enseñó de la nada una foto en su celular.

-¿Qué te parece?- le preguntó de pronto y Denis rodó los ojos.

Sabía que aquello era un truco y estaba por ignorarla cuando vio de reojo una sonrisa que le pareció familiar, sin poder evitarlo centró su mirada en la foto y se quedó paralizado viéndolo… ese… ¿ese no era Román? Había pasado mucho tiempo pero no había cambiado tanto como para no reconocerlo… estaba… estaba tan encantador como siempre… la misma sonrisa fácil, el mismo cabello castaño suave que le hacía querer hundir los dedos en él y casi el mismo rostro hermoso… pero lucia más maduro, también había crecido… estaba tan sexy…

-¡Ah… mira como te has quedado pasmado!- Martha celebró- mi novio dice que está interesado en conocerte, ¿qué dices? se que la regamos la última vez pero aunque sea para el rato no estaría mal conocer a este bombón ¿o sí?- le guiñó un ojo.

Denis salió de su trance ante la burla y pasó saliva intentando parecer indiferente.

-¿Cómo se llama?- preguntó solo para asegurarse, aunque por dentro estaba muy seguro de quién era… ¿él quería conocerlo? ¿Lo recordaba?- Él… le pidió a tu amigo lo de la… ¿cita?- preguntó intentando que no se le notara el interés y el nerviosismo, pero era difícil cuando la sangre se había agolpado en su rostro y su corazón no dejaba de martillar en su pecho.

-Si suertudo, él se lo pidió. Se llama Román Saldívar.

Denis que estaba cocinando en ese momento cortó las papas sin pelar con una sonrisa idiota en su rostro, Román… era él.

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Capítulo 2
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Martha y José pasaron a buscar a Denis a su departamento y tomaron un Uber al lugar de la cita, era año nuevo y no iban a escatimar en alcohol así que ninguno llevo su auto. Denis  pensó incluso para sus fantasías más profundas que no estaría mal no volver a dormir… nunca se había sentido mejor durante el sexo que con Román, él siempre lo había hecho sentir deseado y extasiado con solo unos roces, lo que le hacía sentir en la cama era algo que nunca había vuelto a repetir.

Una vez se lo había contado a José, aunque no le había dicho el nombre de su ex, y éste le había explicado que era el efecto de la adolescencia, era una época en la que todo era mucho más intenso e incluso alguien que no te gustaba demasiado podía hacerte sentir bien, mucho más alguien que te tenía todo embobado y enamorado, habría tenido un orgasmo aunque el sujeto no supiera qué carajo estaba haciendo. Con el tiempo y tras diferentes experiencias Denis le dio la razón, debía ser algo que solo se podía vivir en esa época.

Pero si era así… ¿por qué se sentía como un adolescente en su primera cita? ¿Por qué se sentía como la primera vez que Román lo había invitado a salir? Cuando solo habían ido a comprar un par de tenis nuevos? ¿De verdad había sido la adolescencia?

 

Román por su lado aún estaba en su departamento  preparándose para un maratón de Netflix, tenía ya la bebida, la comida y se había puesto ropa de casa elegante para pasar la noche. Y con elegante se refería a unos pantalones casuales muy cómodos, un sweater de cuello redondo azul y sus gafas de montura gruesa, tenía el cabello en su forma natural, lucía arrebatadoramente atractivo pero no era difícil con su apariencia. Estaba descalzo y la sombra de las cinco ya era notoria en su mandíbula. Lejos de lucir descuidado lucía muy seductor. Estaba colocando los bocadillos en la mesita de su sala cuando el sonido del timbre lo llamó. Curioso caminó a la puerta, no tenía pensado recibir visitas.

Se asomó por la mirilla y vio a dos de sus amigos esperando fuera. Sin recordar lo que éstos le habían dicho antes les abrió con una sonrisa.

-¿Qué tenemos aquí? ¿Qué hacen mis muy no solteros amigos aquí  a esta hora? No me digan que los plantaron y vienen por consuelo-. Ambos hombres lo vieron frunciendo las cejas.

-¿Por qué no estás listo? Vamos a llegar tarde- le reclamó uno.

-Román  de todos los días ¿tenías que ponerte perezoso hoy? Martha va a matarme si no llego a tiempo hoy.

Román frunció el ceño ante los repentinos reclamos.

-Paren el auto ahí, ¿cómo por que tendría que estar listo? ¿para qué?

-Román, te dijimos que te habíamos arreglado una cita para hoy- le recordó uno y entonces Román recordó el asunto.

-Ahhh si- se recargó en el marco de la puerta- y yo les dije que no tenía pensado pasar mi noche consolando a nadie- soltó fácil.

-Amigo, no seas así- le rogó uno de ellos- los chicos ya le dijeron a ese muchacho que tú querías conocerlo, no me quedes mal.

-¿Cómo por qué querría conocer a un sujeto inestable emocionalmente que acaba de salir de una relación de mierda? Que ustedes estén completamente dominados por su pareja no es mi problema.

-¿No puedes ir aunque sea un rato? Después puedes inventar que te buscan o algo así, es más, le diré a mi hermana que te llame y se haga pasar por tu hermana y te saque de ahí ¿ok?

Román solo rodó los ojos no dispuesto a cooperar con aquello.

-Vamos Román, ten algo de empatía… al pobre chico lo acaba de engañar su novio y ahora le dijeron que tu quieres conocerlo, si lo plantas se sentirá horrible-. Apeló a  la empatía de su amigo.

Román frunció el ceño pero tras meditarlo gruñó y entró a la casa.

-Me pondré unos zapatos- renegó.

-No podrías… no se…  ¿cambiarte un poco también? -Román era guapo siempre pero no lucía exactamente como alguien interesado en conocer a alguien.

-Lo tomas o lo dejas-amenazó el castaño

-Ya pues, ya solo ponte los benditos zapatos- se rindió su compañero.

 

Por su parte cuando llegaron al sitio de la cita Denis se sorprendió un poco, aquello era un club de baile del tipo que tenía algunas mesas,  una barra amplia y sitio para bailar, la música era estridente y había que gritar para que  tu compañero te escuchara. Comenzó a sentirse confundido… ese era el ultimo tipo de lugar que Román escogería para una cita, al menos el viejo Román.

“El cine aún está bien, pero prefiero un sitio en el que podamos hablar sin gritar, donde pueda verte claramente y que mi mundo se centre solo en ti aunque sea solo por ese instante”

Recordaba sus palabras tan claras…  aunque se desconcertó un poco, había pasado mucho tiempo, las personas cambian. Entró al sitio y buscaron una mesa, Denis miró a su alrededor y notó que en la pista las parejas se hablaban al oído para escucharse… eso no parecía tan mal… frunció el ceño, aunque Román no bailaba ¿había aprendido con los años? Porque él no…

Pasaron los minutos y Martha llamó a su novio para preguntar en dónde estaban, su excusa fue que había mucho tráfico y que pronto estarían ahí, ya había pasado media hora cuando Martha llamó y Denis comenzó a tener una mala sensación de la situación, el Román que conocía jamás había llegado tarde a una de sus citas, ni una sola vez….

Y lo cierto es que al Román actual tampoco le gustaba llegar tarde incluso si no le importaba la cita, pero dado que había sido una decisión de última hora le tomó su tiempo ponerse los zapatos.  Regresar todos sus bocadillos al refrigerador, colocar las alarmas y revisar que todo quedase en orden, pese a que no fue mucho fue lo suficiente como para llegar casi cuarenta minutos tarde.

.¡Ya están aquí!- José divisó a su novio y sus compañeros y los señaló cuando estos entraron al club, de inmediato Denis buscó a Román y se desconcertó al verlo… lucía muy guapo pero… no lucía como si fuese a una cita, ¿quizá habían cambiado sus gustos?

Bajó la mirada y desbloqueó su teléfono, abrió su facebook, Martha se lo había dado y revisó las fotos subidas… en todas lucía con el cabello arreglado y la ropa impecable, zapatos de vestir lustrosos y sin gafas.

Y lo cierto es que Román no necesitaba gafas, pero las usaba de protección para la computadora y la televisión, se le había olvidado quitárselas al salir.

Pesimista como se había acostumbrado a ser el último año y medio, Denis no tardó en deducir lo que pasaba… Román no estaba interesado en reencontrarse con él.

Los hombres caminaron hacia su mesa. Román era un cotizado abogado y recientemente había comenzado a dar algunas clases en una universidad de prestigio como un favor especial a su mentor. Algunos alumnos lo reconocieron y se detuvieron a saludar. Sus amigos se adelantaron y llegaron primero a la mesa.

Tras disculparse se presentaron con Denis y le dijeron que Román vendría pronto es solo que lo habían interceptado y le era difícil deshacerse de las miniplagas.

Denis asintió con una sonrisa, aunque no tenia deseos de sonreír, no era la primera vez que Román se veía rodeado de chicas que querían su atención, cuando salían de la escuela a menudo era así…pero el jamás lo había hecho esperar.

No hay daño si no hay comparación. Denis notó enseguida que el Román de sus recuerdos ya no existía, y que el chico que había sido su príncipe solo habitaba en su cabeza.

Denis bajó la cabeza y se vio en el reflejo del líquido en su vaso. Se sintió tan patético y estúpido, había pasado horas escogiendo su atuendo, arreglando su cabello e intentando decidir si delinear ligeramente sus ojos o no,  se había arreglado las uñas y rasurado con cuidado y no solo hablaba del rostro  ¡maldición! Se sintió tan avergonzado de sí mismo.

Creyó que no podría sentirse peor hasta que una voz similar a la de sus recuerdos gritó por encima de la música, se estaba disculpando por la demora, Denis levantó la mirada por reflejo y cuando se encontró con la de Román deseó no haberlo hecho. La sonrisa de su ex se congeló al verlo, inmediatamente lo analizó y su confusión fue evidente en todo su rostro.

-Lo lamento- Denis no soportó la incredulidad de Román al verlo vestido para una cita, probablemente adivinando que había mal interpretado y había asistido con un interés romántico a aquella reunión- tengo que irme, tengo una cita a ciegas pronto así que solo quería disculparme en persona- mintió como jamás había sentido la necesidad de hacer. Podía aceptar que su novio lo engañara, que creyera que no buscaba citas porque no podía olvidarlo, pero cuando se trataba de Román, simplemente no pudo soportar la idea de que supiera lo patético que era. Le dedicó un asentimiento a su ex y se dio media vuelta sin dudarlo y se marchó.

Denis sintió que le temblaban las piernas mientras se marchaba y para sentirse más seguro hizo sus manos más pesadas, comenzó a acelerar y para cuando cruzó la pista estaba casi corriendo, quería llorar de rabia consigo mismo, de frustración y de desilusión pero no podía permitírselo donde aún pudieran verlo.

Lo que Denis no notó  es que justo su otro ex también estaba ahí. Jesús vio a Denis cruzar la pista como si estuviese a punto de llorar y rápidamente buscó de dónde venia, como intentando averiguar qué pasaba. Casi enseguida vio a Martha y José sentados cerca de la baranda en la segunda planta, desde ahí podía verse directamente en su dirección.

Jesús estaba con su asistente esa noche, principalmente porque era la compañía más a la mano y ya había perdido mucho como para soltarla también, sin embargo, ver a Denis salir así lo cambiaba todo, Denis seguramente lo había visto con la chica y no había podido soportarlo, aunque fingiera ser indiferente en el trabajo Denis aún lo amaba, no cabía duda. Sonrió para sus adentros y no se molestó en avisarle a la joven con la que estaba a dónde iba, solo le pidió un minuto y se marchó tras su ex.

La mujer con la que estaba era guapa e indudablemente era deliciosa en la cama pero no era lo que buscaba para pasar el resto de su vida, una mujer tan fácil servía solo para pasar el rato. El prefería a alguien recatado y obediente como Denis, el hombre era seguro y poderoso frente a los demás pero con él siempre era sumiso y tranquilo, lo escuchaba en todo, era justo lo que quería para una pareja. Además su carrera había ido cuesta abajo desde que terminara con él, llevaban menos de dos meses separados y ya sentía la carga del trabajo como algo casi insoportable, su amante desde luego quería ayudar pero no era tan capaz como Denis, aunque la intención era aceptable no valía nada una vez que recuperara a Denis.

-¡Denis!- llamó a su ex en cuanto lo vio parado junto a una farola, masajeándose los ojos, seguramente intentando parar de llorar. Sonrió comprensivamente al verlo y se acercó con paso suave, como lo haría con una animalito lastimado- ¿estás bien?- preguntó con voz suave.

Denis vio al sujeto y frunció el ceño confundido- ¿Qué haces aquí?- su tono sonó algo duro y Jesús lo confundió con celos.

-¿Dónde más estaría si no? Te vi salir y me preocupe, ¿estás bien?- volvió a preguntar.

Denis rodó los ojos y bufó antes de extender la mano ahuyentándolo.

-Estoy bien, lárgate, eres la última persona que quiero ver- gruñó.

-Sé que te lastime… pero también sé que aún me quieres, también te amo  ¿de verdad tenemos que hacernos esto?- sonaba tan apesumbrado.

-¿Puedes dejar de poner tus fantasías sobre mi? No quiero tener nada que ver contigo. Y si no te largas tu ¡perfecto! ¡me largo yo!- e hizo el intento de marcharse pero Jesús le sujetó por el brazo.

-¡¿Por qué tienes que ser tan necio?!- se exasperó, no estaba acostumbrado a un Denis que no lo escuchaba.

-¿Y tu por qué eres tan imbécil?- jaló el brazo zafándose del agarre ajeno- ¿tienes algún problema de atención o retraso? Te estoy diciendo claramente que no quiero tener nada que ver contigo ¿qué tan difícil es de entender?- gruñó golpeando la mano que intentaba alcanzarlo de nuevo.

-¿Quién va a creer eso? Salimos por año y medio, nadie te conoce mejor que yo, sé que me amas, si no ¿por qué saliste conmigo por tanto tiempo?- se burló.

-Por idiota, por eso, no hay otra respuesta, porque sentía lastima por ti. Nunca me gustaste y me sentía culpable por eso, jamás disfruté estar a tu lado y sinceramente es un alivio al fin sacarte de mi vida, ¿eso te basta o comienzo a hablar de la tortura que fue compartir la cama contigo?- Denis, era muy empático, fue eso lo que lo mantuvo en aquella relación tanto tiempo, también era lo que le había impedido decirle aquellas cosas antes aún cuando lo había engañado, pero en ese momento estaba tan afectado por Román que no le importó, sintió por primera vez la pérdida, porque incluso cuando se separaron siempre sintió que podrían volver a verse en cualquier momento, que quizá  aún pensaba en él, ahora se estaba enfrentando a la pérdida y al luto.

Jesús abrió grandes los ojos con la respuesta ajena y cuando mencionó su intimidad sintió que veía rojo de lo ofendido que estaba. Levantó la mano con intención de golpear el rostro de Denis y éste podría haberse defendido, pero no tuvo oportunidad. Antes de que Jesús pudiese hacer nada alguien más le sujetó el brazo y le golpeó directo en la boca del  estómago con la rodilla, fue un movimiento rápido, fluido y preciso. Jesús cayó al suelo de rodillas completamente sin aire y luchó por recuperarse sin lograrlo.

Denis se quedó pasmado viendo al hombre parado frente a él, como cubriéndolo, como protegiéndolo y Denis sintió que veía un reflejo del pasado.

-¿Román…?

 

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Capítulo 3
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Román se giró rápidamente al escuchar su nombre y su atención que estaba centrada en el extraño se volcó completamente en Denis.

-Hey- le susurró- ¿estás bien? – preguntó despacio tomándolo por los hombros, viéndolo en todas direcciones como buscando algún rasguño-. Tranquilo, estoy aquí- lo consoló al ver sus ojos húmedos y el delineador ligeramente corrido. Levantó una mano y retiró los residuos debajo de los ojos ajenos con su pulgar, suave, muy suavemente.

Denis se sintió tocado por su preocupación y aunque estaba desilusionado le era imposible desquitarse con Román.

-No soy yo el que está en el suelo- sonrió amigablemente, tomó las manos ajenas y las separó suavemente de él, era difícil pero no quería un contacto tan “cercano” con un Román que no iba a tener.

-¿Es cierto?- Román sonrió torpemente y se giró a ver al hombre que le miraba con ira mientras se recuperaba de a poco- marchémonos de aquí- gruñó y lo rodeó por los hombros guiándolo a la calle principal a la vuelta de la esquina, donde la urbe era más ajetreada y la gente iba de aquí para allá.

Cuando Román vio a todas las parejas caminando juntas o las familias camino a algún sitio sintió que él era igual, con la persona correcta a su lado. Miró de reojo a su ex y sonrió tontamente, aunque enseguida notó la apariencia. Estaba tan arrepentido de no haberse preocupado más por su apariencia. Cuando levantó la mirada notó que Denis lo observaba.

-Normalmente no luzco así- se defendió sin que nadie lo acusara- los chicos me fueron a buscar de la nada para completar los números y no tuve tiempo de cambiarme de ropa-  Mintió sin ningún remordimiento- no habría venido así si supiese que iba a verte- murmuró lo último y Denis bajó la mirada y sonrió con la sangre golpeando sus mejillas y sonrojando sus orejas.

-Parece que los años no han hecho nada con tu boca dulce- se burló, pero estaba sonriendo.

-Je…- rió nervioso, pero no olvidó lo que lo tenía más preocupado- no tenía pensado beber así que traje mi auto…- comenzó la plática- te llevaré a tu cita- propuso aunque no dio espacio al rechazo.

-¿A mi cita?- Denis se desconcertó, no tenía ninguna cita, tarde recordó que lo había mencionado al marcharse- ah…ya, mi cita- se rió nervioso- amm no creo que se vea bien que llegue a una cita en el auto de mi ex…- desvió la mirada.

-¿Por qué no? Te conozco desde hace tanto años, puedo ir y te daré mi opinión del sujeto- nefasto, incompatible, arrogante, desaliñado, maniaco, sospechoso, el podía ir enumerando los defectos que tendría sin duda que mencionar a Denis sobre su potencial pareja.

-En realidad ya no estoy de humor para una cita a ciegas- mintió, sin atreverse aún a ver a su ex al rostro.

-¿Y qué tal una cita con un viejo amor?- Román golpeó mientras el hierro aún estaba caliente.

-¿Qué? ¿Quieres que regrese con el idiota de antes?- Denis bromeó un poco, movido también por la timidez y la vergüenza del momento, como un adolescente enamorado.

-Tú no tienes tan mal gusto- Román se quejó.

-Te sorprendería, salí un año y medio con él-  bufó.

-Y fue espantoso, lo escuché- completó.

-¿Tu escuchaste…?- se avergonzó más- ¿qué… qué tanto?- bajó la mirada.

-La parte donde ponías a ese idiota en su lugar-. Notó que Denis se avergonzaba mas- estaba malditamente orgulloso de ti.

Denis levantó la mirada tentativamente, buscando los ojos ajenos y pudo decir que no le mentía, sonrió y volvió a bajar la mirada.

-Gracias… lo tragué mucho tiempo, creo que si lo hubiese callado más me habría ahogado.

-¿De verdad… no sientes nada por él?- preguntó con el corazón en la garganta.

-No- Denis respondió fácilmente y sin dudas- jamás sentí nada por él, nada positivo al menos. Me cuesta creer como pude estar con él tanto tiempo… obligarme a estar con él tanto tiempo.

-Lo importante es que ya no está en tu vida- tomó la mano ajena y entrelazó sus dedos con los de la mano pequeña y ésta le regresó el gesto. Perfecto… tenía oportunidad ahí.

-Entonces… cuando hablabas de un viejo amor…

-Bueno… espero que no te moleste pero me estaba postulando…- sonrió con aquel gesto coqueto que hacía que a Denis le temblaran las piernas- Soy un excelente partido, te lo aseguro, que no te engañe mi atuendo poco festivo…

Denis rió divertido.

-No… no me engaña, luces guapo y sexy con lo que te pongas- se atrevió a coquetear.

Denis había sufrido un fuerte golpe en su autoestima después de lo de Jesús, pero estar con Román era como volver en el tiempo, volver a ser el mismo joven que no pensaba demasiado las cosas, el que tenía al chico que adoraba frente a él y solo podía pensar en eso.

-Gracias- Román sonrió como un idiota.

-Si te interrumpieron para traerte ¿qué estabas pensando hacer para fin de año?- preguntó curioso.

-Bueno, no es imposible decirte, pero tienes que prometer que no te vas a burlar.

-Promesa de scout.

-Tú nunca fuiste scout- reprendió.

-¿No? ¿Aún es tarde? ¿Te gustan los uniformes? Puedo ponerme uno para ti- Denis no recordaba haberse sentido tan desinhibido en mucho tiempo y Román no sintió que hubiese nada raro, era ese el Denis que él recordaba.

Román se rio todo nervioso e idiota ante el coqueteo y pasó saliva.

-De hecho… creo que comienzan a gustarme…

-¿Entonces?

-¿Entonces? Es difícil decidir, puedo pensar en muchos- tenía la mirada fija en su acompañante y Denis se sonrojó a todo lo que daba su piel golpeando ligeramente el brazo ajeno.

-Me estabas diciendo cómo pensabas pasar el fin de año.

-Ah sí… eso…- recuperó el rumbo de sus pensamientos de los nada santos a donde se habían torcido- hice una lista de las películas que tenía pendientes, preparé bebidas, comida chatarra y estaba listo para hundirme en la completa autocomplacencia cuando vinieron a buscarme- se rió.

Cualquier persona que lo conociera de poco tiempo encontraría la imagen incompatible con el perfecto abogado y profesor que era, pero a Denis le calzaba bastante bien. Sonrió y abrazó el brazo ajeno pegándose a él.

-Suena genial… ¿me invitas?- ladeó el rostro chupando su labio inferior.

-A donde quieras cariño- respondió en automático pero a ninguno de los dos le molestó.

Fueron por el auto de Román y se embarcaron a la casa del mayor, hablaron sobre la música de Román y aunque había pasado mucho tiempo, era como si nunca hubiesen dejado de verse. Algo maravilloso de su relación era que eran como mejores amigos que se tenían más ganas que un mendigo a un trozo de carne. Estaban cómodos juntos casi en cualquier ambiente.

Román le abrió la puerta cuando llegaron y se alegró de tener todo en orden, vio a todos lados no sabiendo si ir primero por las bebidas, la comida, encender la televisión o ¡cambiarse de ropa por algo que lo hiciera ver mejor!

-¿Crees que puedas prestarme algo de ropa?- la pregunta de Denis sorprendió a Román y se giró a verlo extrañado.

-Si claro… ¿qué… qué quieres?

-Cualquier cosa más cómoda, esta no es ropa como para maratón de Netflix – se rió divertido. Román asintió y lo guió a su habitación, abrió el armario y le mostró dónde estaba la ropa.

-Puedes tomar lo que más te guste y te acomode… iré a preparar lo demás mientras te cambias- Denis asintió y Román salió a paso rápido. A menudo recordaba a su primer gran y único amor, tenerlo ahí en su habitación estaba superponiendo muchas fantasías que habían pasado por su cabeza a lo largo de los años.

Fue a la cocina y calentó el queso de los nachos, sacó las bebidas, el resto de la botana y sintió que aquello no era suficiente. Tomó el teléfono decidiendo qué comida pedir para que Denis cenara cuando la voz de éste le llamó.

-Román….

Cuando este se giró y vio a Denis con aparentemente solo una de sus camisas puesta se le cayó el teléfono de las manos.

-Ah…eh….- ¿estaba fantaseando? ¿Se había escapado de la realidad? ¿Qué traía puesto Denis? ¿Había algo bajo la camisa? Cálmate Román, cálmate ¡no puedes dar un paso en falso!

Denis vio la respuesta pasmada de Román y se mordió el labio.

-Entonces… ¿me invitaste a un maratón de Netflix y realmente pensabas ver algo en netflix?- preguntó bajito.

Roman asintió lentamente sin lograr articular palabra, pero a medida que asentía le fue cayendo la realidad de lo que estaba pasando y comenzó a negar efusivamente- no- aseguró y dio un par de zancadas grandes y apresuradas hacia su pareja, sin perder el tiempo lo rodeó por la cintura y buscó su boca con el hambre que había acumulado a lo largo de los años- definitivamente no…

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Capítulo 4
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Román bajó la mano a los glúteos ajenos y gruñó en el beso al sentir que efectivamente no había nada debajo de la camisa. Entre besos caminaron hacia el sillón y cayeron sobre él, Denis sobre Román, pero no por mucho tiempo pues éste lo giró dejándolo bajo su cuerpo. Comenzó a despuntar los botones de la enorme camisa sin parar de besarlo.

Denis le rodeó el cuello con los brazos y sus piernas también lo rodearon dejando que se hiciera cargo de la camisa como pudiera, ocupándose únicamente se restregarse contra el cuerpo ajeno, disfrutando de cómo se encendía con cada gesto.

Román le sujeto por las nalgas en un arranque y lo levantó pegándolo a su cuerpo como si pudiese penetrarlo por encima de la ropa. El movimiento hizo que golpearan ligeramente la mesa de centro cerca y los bocadillos y bebidas temblaran en ella.

-Lo lamento, parece que haré que desperdicies tus bocadillos- sonrió coqueto, enredando los dedos en el cabello ajeno de forma insinuante.

-No te preocupes, no serán un desperdicio, tendrás hambre cuando termine contigo, lo prometo-. Sonrió y Denis se mordió los labios esperándolo, su miembro presionó contra el vientre ajeno demostrando lo mucho que la idea le gustaba. Román lo sintió y sonrió- siempre has sido travieso- lo acusó y Denis se encogió de hombros sin decir nada pero aún sonreía y Román amaba verlo sonreír, buscó su boca una vez más.

Cuando terminó de abrir por completo la camisa de su ex, Román dibujo un surco de besos por su cuello y su vientre, deteniéndose y volviendo a sus pezones, sabiendo lo mucho que le gustaba que los lamiera, sus dedos ágiles juguetearon con la punta del miembro ajeno y Denis simplemente se dejó hacer sintiéndose en la gloria, parecía como si la lengua de su pareja pudiese enviar ondas eléctricas que se conectaban a sus dedos porque había un hormigueo conectando ambos puntos, haciéndolo agitarse y sentir como si no pudiese alcanzar suficiente aire.

Se abrazó al castaño y buscó su boca con desesperación, sintió la lengua ajena empujar dentro de su boca y sintió que se venía solo de la intrusión, la lengua de Román saqueó su boca hormigueándola por completo. Empujó su lengua y como recompensa la ajena jugó con ella, la forma en que Román se hacía con su boca lo tenía hecho gelatina, sintió entonces un dedo empujándose en él y gimió sin poder controlar su parte baja. Siempre era así, cuando hacía el amor con Román perdía por completo el control sobre su cuerpo.

-Házme tuyo Román- rogó contra la boca ajena, su cuerpo entero gritaba que necesitaba más de aquel hombre.

-No hay forma de que escapes de mi hoy- contestó sujetando la nuca ajena con su mano libre y volviendo a violar aquella boquita exquisita que tanto había anhelado.

Parecían un par de adolescentes embriagados por la lujuria y cuando después de prepararlo Román por fin entró en él,  el sentimiento de ser abierto y expandido  fue simplemente maravilloso, su miembro goteaba y sentía que le temblaban las puntas de los pies, le hormigueaban las plantas y no tenía fuerza alguna en las piernas. Como un muñeco fue tomado por su pareja, empujando una y otra vez en su cuerpo sin que pudiese hacer otra cosa que gemir de placer y llorar por más. Se aferró al cuello ajeno y lloró de lo malditamente feliz y dichoso que estaba.

Dos horas después, cuando Denis sintió que su cuerpo no daba para más y Román se vino en su vientre recordó lo malditamente alucinante que era estar con aquel hombre, su resistencia no era humana, de adolescente había apenas podido seguirle el ritmo, actualmente sentía que desfallecería en cualquier momento y lo peor es que le encantaba.

-¿Qué demonios comes?- se quejó aunque su cuerpo entero estaba satisfecho.

-Duermo mis horas, hago todas mis comidas, algo de ejercicio y listo, quizá deberías intentarlo- se burló mordiéndole la oreja.

-¿Me estás llamando gordo?- se ofendió.

Román soltó una carcajada de buena gana y lo acurrucó contra su cuerpo

-¿Qué parte de ti es gorda? Lo digo por tu resistencia, si tuvieses un poco más de fuerza- paseó los dedos por su espada- podríamos seguir…

-¡Eres un mounstruo!- se quejó pero también sonrió restregándose contra él, su piel firme y lisa se sentía tan bien-. Y hablando de eso… tenias razón, tengo un hambre monstruosa- se quejó.

-¿Quieres darte un baño?- no esperó respuesta y se levantó lentamente tomando a su pareja en brazos para llevarlo al dormitorio.

-¿Qué es esto, caminata al recinto nupcial?- se burló por como lo llevaba cual princesa.

-Si fuese así hicimos esto en el orden equivocado.

-A quién le importa un carajo el orden – Denis renegó tomando la oreja ajena entre sus dientes  jugueteando con ella.

-Gmmm- Román gruñó moviendo la cabeza y cerrando levemente los ojos-. Para ahí travieso o vas a ensuciarte más en vez de bañarte.

-Ya estoy sucio de todos modos.

Román no necesito mucho, lanzó a su pareja a la cama y levantó una de sus piernas penetrándolo de lado. El ángulo de la posición llevó a Denis a un nuevo nivel de placer y no tardó en llorar y rogar que parara. Aunque el sexo siempre era increíble justo esa postura lo hizo sentir que perdería la razón.

-No… no… no, por favor…. Román ahhh ahhh- gimió por aire y se aferró a las sábanas, el orgasmo que le sobrevino fue tan intenso que lo dejó llorando un buen rato. Román lo levantó con cuidado y lo llevó al baño y lo acunó hasta que se calmó.

-Lo siento… -le murmuró cuando lo vio más tranquilo- Debí detenerme- lo sentía disfrutar, así que no pensó que lo dijese en serio. Se sentía malditamente culpable- ¿cómo estás? – murmuró preocupado.

-No digas tonterías- murmuró Denis apenado por el mal entendido. Si había llorado era porque se había sentido increíble, tan abrumador que no había sabido cómo expresarlo y se había largado a llorar- me gustó…- murmuró dibujando círculos en el pecho ajeno- repitamos después ¿ok?- pidió y Román sonrió encantado.

-No lo dudes.

Román le ayudo a bañarse y cuando estuvieron limpios dejó a Denis en la bañera y le dijo que iría a calentar y arreglar todo de nuevo.  Denis se tomó su tiempo en relajarse, se vistió con ropa de casa de su ex y salió caminando despacio, no dolía en absoluto pero aún se sentía abierto y húmedo.  La idea morbosa de saberse así y que Román podría entrar con facilidad si se le antojaba le avergonzó y la alejó rápidamente.

-De verdad limpiaste todo- sonrió sutilmente, ahora que había llegado a los límites de lo físico se sintió algo avergonzado.

-Si…- Román no paró de sonreírle, caminó hacia él y le guió a un asiento preguntándole qué deseaba, como si estuviese preparado para darle de comer.

-Puedo comer solo- se rió- no seas exagerado.

-Bueno, pero puedo servirte ¿qué quieres en tu plato?- sin espacio a negociación, Denis le indicó y cenaron en un cómodo silencio.

Denis miró el reloj de pared, era casi la media noche, era un nuevo año el que se avecinaba y el quería también una nueva vida, lejos de aquel ultimo año y medio fatídico.

-Román… tu…  bueno… ¿te gustaría que siguiéramos viéndonos?- preguntó descuidadamente y Román se quedo paralizado con una papita en la boca.

-¿Viéndonos? – frunció el ceño- viéndonos como… ¿cómo?- por primera vez sintió que no sabía qué pasaba por la mente de Denis.

-Solo decía…- intentó no parecer decepcionado.

Román apartó su plato y se acercó hacia Denis con suavidad.

-Tu… ¿no estás abierto a iniciar una relación nueva?- preguntó con cuidado, un poco con temor.

-¿Como tú y yo?- preguntó sin saber si se lo estaba proponiendo o si solo estaba midiendo la marea.

-Si…  no… no esperaba que esto fuese algo de una noche…- aclaró.

Denis levanto la mirada de inmediato y se humedeció los labios- yo tampoco- aseguró rápidamente cuando se dio cuenta de que su silencio daba a entender que el sí.

-No creo que esto sea apresurado… te he estado esperando mucho tiempo, tenías 18 y yo 19 cuando nos separamos… se que sabía entonces lo que quería y lo sé aún, pero ya no tengo miedo al qué dirán ¿y tú?

-Yo tampoco- murmuró.

-Entonces… quizá esto sea algo anticuado pero…- se inclinó ante su pareja y tomó sus manos- ¿qué me dices… quieres? – se ahogó un poco con su risa, aquello era vergonzoso y algo ridículo- ¿quieres ser mi novio?- preguntó al fin. Casi al instante las campanas del reloj sonaron marcando el inicio de un nuevo año.

-Si… si quiero…- era el mejor inicio de año que jamás había tenido. 

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Capítulo 5
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El primero de enero Denis tuvo el día libre por feriado y después venía el domingo, así que simplemente se quedó con Román hasta la tarde poniéndose al día sobre su vida y en completa luna de miel. Incluso cuando ya tenía que irse a su casa Román lo convenció de ir por un juego de ropa a su casa y quedarse a dormir con él esa noche.

-Te haré la cena mas deliciosa, ¿qué dices?- preguntó abrazando a su pareja por la cintura impidiéndole moverse.  Denis fingió luchar e intentar liberarse pero finalmente aceptó quedarse.

Román lo acompañó a casa, podría haber sido solo amable pero en cambio argumentó que no podía dejar que se escapara. Así la escolta se volvió un entretenido juego de Rol en el que Denis era “custodiado” por su carcelero para volver a su celda.  Denis no podría estar más feliz.

Fueron en Uber a la casa para poder regresar con el auto de Denis.

Pasaron el día juntos, esta vez de verdad tuvieron un maratón de películas de Netflix y cenaron temprano.

Eran la siete de la noche cuando Denis se encontró en la cama con las caderas en alto sintiendo que el placer le explotaba el cuerpo desde su trasero hasta la punta de sus extremidades. Román podía ser muy dulce, pero en ocasiones también era dominante y rudo parecía poder leer lo que le gustaba y en esos momento le sujetó el cabello con firmeza. Tomó una porción grande de cabello de modo que al jalarlo no lo lastimó y lo “obligó” a buscar su boca, Denis se estaba derritiendo, era especialmente débil a los besos y la forma demandante en que aquella lengua barrió con su boca simplemente terminó por derretirlo.

Terminaron relativamente rápido, media hora después estaban jadeantes en la cama.

-Si sabes que trabajamos mañana ¿verdad?- se quejó Denis golpeando sin nada de fuerza él vientre de su compañero, simplemente dejando caer el brazo sobre él.

-Lo sé…- Román se rió aún recuperando el aliento- por eso comencé temprano.

El argumento solo le ganó otro manotazo, pero Román solo se rio. Cuando estuvieron recuperados se bañaron por separado para evitar tentaciones. El dueño de la casa hizo la cama y durmieron profundamente.

Como ambos entraban a las nueve de la mañana al trabajo se despidieron en la entrada con un beso poco casto. Denis intentaba entrar a su auto pero Román no parecía querer parar de besarlo.

-Vamos a llegar tarde- Denis se quejó riéndose divertido por el acto del otro.

-Trabajar está sobrevalorado, no hay que ir.

-¿Y como se supone que vas a cuidar de mi en la ancianidad desempleado?

La mención de una vida juntos fue como miel para los oídos de Román que finalmente se comprometió y lo dejó marcharse.

Esa mañana en el trabajo fue diferente a su último año y medio, por primera vez en mucho tiempo se sentía de buen humor al estacionar en el subterráneo del edificio de su compañía. El dueño de la empresa era un buen amigo suyo, habían estudiado juntos en la universidad en algunas clases pese a que eran de grados distintos. En cuanto se graduó lo reclutó y había estado en la empresa desde su fundación hacía ya ocho años.

La mayoría de los empleados habían ido rotando con el tiempo, muchos de los que habían iniciado se habían rendido en el camino y las personas con más antigüedad en ese momento eran Denis, el propio dueño y Jesús. La  mayoría de los empleados creía que Denis y Jesús tenían un rango más o menos similar, eran amigos del jefe y en opinión de los empleados habían formado la empresa juntos desde su cimientos, aunque lo cierto era que Jesús había entrado solo cinco años atrás. Justo cuando la empresa se había estabilizado y empezaba a  crecer.

-Buenos días- saludó al guardia junto al elevador, había varias empresas en el mismo edificio y su compañía solo ocupaba uno de los pisos, pero después de ocho años conocía bien a los guardias de seguridad- Feliz año nuevo.

-Parece que es especialmente feliz para alguien- el guardia le abrió la puerta- ¿Cenamos bien en noche vieja?- preguntó algo pícaro.

-Cenamos de maravilla “matute”- le llamó por su apodo- pero no es asunto tuyo- lo regañó falsamente.

-Quizá no, pero no me vendría mal que me pasara la receta con esa sonrisa que le puso en el rostro.

-Secreto de la casa- guiñó un ojo justo en ese momento la puerta del elevador se abrió.

-¡No sea egoísta!- le reclamó el guardia mientras el elevador se cerraba.

-¡Consíguete tu propia receta!- alcanzó a responder antes de que  se cerraran por completo.

Denis hizo una parada en el primer piso donde había una cafetería para pasar a buscar su café acostumbrado. Cuando se acercó al mostrador la chica tras este le extendió un vaso térmico.

-Lo de siempre, justo a la misma hora de siempre- le saludó.

-Gracias, feliz año-. Sonrió sacando su cartera para pagar- ¿El vaso?- preguntó viendo que no era el desechable acostumbrado.

-Regalo de año nuevo, recuerde traerlo diario, hay que cuidar el medio ambiente- recordó la chica cobrándole el café.

-Ok, seré un adulto responsable este año, palabra de Scout- prometió y dejó una generosa propina.

-¡Por eso eres mi cliente favorito cariño!- lo despidió tomando su propina.

Denis seguramente estaba ganándose unas prominentes arrugas a futuro cerca de la boca, pues no había parado de sonreír en los últimos dos días.

Parecía que nada podría detener su buen humor, pero sin duda ver a Jesús a través de las paredes de cristal parado en su oficina tuvo un efecto inmediato. Bufó, rodó los ojos y tomó valor para entrar y dejar sus cosas en el escritorio.

-Tenemos que hablar- fue la primera frase que Denis escuchó de los labios de su ex.

-Tengo que respirar, comer, beber y sin duda defecar- comenzó a enumerar mientras organizaba su escritorio- pero sin duda no tengo que hablar contigo- le dedicó un gesto sonriente frío que enseguida eliminó y le señaló la puerta con un gesto casual- ya conoces el camino, largo.

-¿Puedes dejar de ser tan infantil? Llegue antes para poder hablar contigo y estoy seguro de que tu también.

-¿Y tu puedes dejar de ser tan ególatra? La hora de entrada son las 9 am, eso quiere decir que tienes que comenzar a trabajar a las 9 am, no que llegues a las 9 am, así que si me permites, tengo cosas que hacer- unas muchísimo más importantes, como tomar su café, recordar su maravilloso fin de semana, revisar sus pendientes, enviarle un mensaje caliente a su novio, organizar su agenda, llamar a su novio para decir algo seductor, tener una reunión de principio de año con su equipo de trabajo, ir a comer con su novio…en fin tantas cosas y tan poco tiempo.

-¿Y si no te permito?- Jesús colocó ambas manos en el escritorio enfrentando a su ex. Denis estaba sentado tras su escritorio y miró a su compañero de trabajo sin sentirse en lo más mínimo intimidado pese a la postura del otro.

-Entonces tendré que obligarte a salir. Te aconsejo que te ahorres la humillación y te largues, porque el mejor de tus futuros es que llame a seguridad para que te saque de mi vista- amenazó lento, bajo pero muy seguro.

-¿Y que si necesito hablar de trabajo? La empresa X espera la propuesta para su gala de primavera mañana pero he revisado tu propuesta y todas están fuera de presupuesto- presionó, Denis estaba a cargo del equipo creativo de la empresa mientras Jesús se encontraba a cargo del financiero.

Denis no se amedrentó en lo mas mínimo y en cambio tomó su café y se echó atrás restándole importancia al asunto.

-Regresa después de las nueve, aún no estoy en horas laborales para atenderte, no me hagas repetirme otra vez, largo.

Jesús frunció las cejas pero tuvo que tragarse su enojo por el momento. No sabía como tratar con este Denis, su ex había sido siempre algo inalcanzable para él desde que comenzó a trabajar en la empresa, pero en el último año se había acostumbrado a tenerlo en su control y se sentía jodidamente bien… ahora no sabía cómo regresar al punto de partida… no, en realidad a un punto más bajo aún que el de partida.

-Y por cierto Jesús- Denis le llamó cuando estaba en la puerta y Jesús sintió que seguramente se estaba ablandando y se giró con aire de suficiencia.

-¿Mm?- levantó una ceja.

-Mis propuestas siempre, siempre están dentro del presupuesto, no te equivoques al pensar lo contrario.

-Creo que te estás extralimitando en tus funciones- apretó el pomo de la puerta en su mano.

-Y yo creo que olvidas cuál es tu trabajo, pero no te detendré mas, shu shu- lo ahuyentó- largo, largo.

Jesús salió de la oficina con ganas de golpear a alguien,¿ Denis quería oponerse a él? Ya vería cómo le iría sin su apoyo.

El equipo creativo que ya había llegado a la oficina observó anonadado la interacción tan increíble a través de los vidrios de cristal, también vieron a Jesús marcharse furioso, pero cuando quisiera volver la mirada a su jefe para adivinar lo que pasaba este ya había oscurecido los vidrios inteligentes de su oficina, aislándolo del resto.

Nadie sabía que había pasado pero… se alegraban, muchos sabían desde hace tiempo que aquel idiota engañaba a su jefe pero ninguno se había atrevido a decírselo. Ahora que habían terminado y su jefe ya no era tan suave con aquel sujeto que creía los podía mangonear como si estuviese al mando, naturalmente todos estaban muy felices.

Hacía un tiempo todos tenían muy buena imagen de aquel hombre, amable, romántico, eficiente, responsable y agradable, pero en algún momento había cambiado por completo o mejor dicho había mostrado lo que realmente era. Con el apoyo de su jefe había comenzado a tratarlos con condescendencia. A menudo como si fuesen idiotas o no supieran de lo que hablaban, su jefe había tenido que trabajar extra para ajustarse a sus exigencias y ellos sinceramente solo se lamentaban de haberlo apoyado alguna vez.

Por suerte para todos bien dice el dicho “no hay mal que dure 100 años”.





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Hola :D Siento estar dejando esto un poco tarde aquí. Dentro de poco también estaré dejando la primera parte de 4357 si todo va bien (?) 
Espero hayan tenido unas felices fiestas y un buen inicio de año. Muchas gracias a los que nos siguen leyendo por aquí  <3 Espero disfrutaran este pequeño especial de Año Nuevo!