domingo, 6 de enero de 2019

La Voluntad del Alfa - Parte 4

He dejado ayer la parte 3 por si no la vieron ;) Saludos y esperamos lo estén pasando bien <3

Parte 4


Lucas tomó aire frente a la puerta del estudio de su jefe, le habían dicho que estaba en plena junta con algunos de los ancianos de la manada y que llevaba toda la mañana poniéndose al corriente con los negocios de la familia. En cualquier otro momento Lucas no se pensaría el interrumpir, pero había llamado para que se lo pasaran y nadie había querido hacerlo,  contempló la idea de decirles lo importante que era que lo hicieran, pero también pensó que no sería apropiado ventilar los problemas del jefe en la familia. Así que ahí estaba tomando valor para interrumpir una reunión en la que el rango más bajo estaba al menos tres rangos por encima de su cabeza.
Finalmente después de mucho contemplarlo terminó por tocar a la puerta sin más.
Un silencio abrumador prosiguió a su golpe y después de casi medio minuto alguien abrió y lo vio con una muy merecida expresión de enfado.
-Señor es solo un Beta de clase baja- habló el que Lucas reconoció como un beta de clase alta, también era el nieto de uno de los líderes de “tribu” de su manda.
La manada de Lutero estaba compuesta por nueve tribus “gobernadas” por betas de clase alta o alfas de clase baja. Estas nueve tribus estaban bajo la protección y gobierno de la familia Lutero, quien poseía en su linaje sangre privilegiada, en cada generación había al menos un alfa de Clase alta quien eventualmente tomaría el control de la manada. Ellos eran una manada muy tradicional y considerablemente poderosa en el país.
Los grupos de su mundo en el país que podían compararse a la Manada Lutero eran pocas, entre ellas un par en otros territorios del país, la mafia subterránea, la asociación de seguridad Luna y El bufete de abogados de Lionel Fuentes y por encima de todos el consejo de justicia y ejecución.ba
-¿Un beta?- Anton se alarmó un poco y caminó a la puerta encontrando al chofer que había asignado a su pareja. Lucas era solo un chofer en la manada, pero había sido entrenado por la asociación de seguridad Luna como un guardaespaldas eficiente. No vio heridas en él pero eso no le impidió preocuparse por su pareja- ¿Qué sucedió?- preguntó y la habitación se enfrió de repente.
Lucas observó a la gente a su alrededor y pasó duro y tomó valor antes de hablar, él no era un cobarde, pero su alfa seguro lo intimidaba, no importa cuánto entrenamiento tuviera, aun era un beta de clase baja.
-Señor…me… me gustaría hablar con usted en privado si es posible…le…le aseguro que es importante-. Habló nervioso. Anton frunció el ceño preocupado.
-Un beta que no conoce su lugar- gruñó el beta de clase alta que había abierto la puerta, lo dijo por lo bajo pero todos ahí lo escucharon, eran lobos y sería raro si no lo hicieran.
-Ciertamente hay alguien aquí que no conoce su lugar- Anton giró el rostro hacia el beta de clase alta y le regaló una mirada reprobatoria- ¿desde cuándo un beta en entrenamiento tiene derecho a opinar sobre alguien de mi familia Lutero?
El muchacho que había hablado se tensó y dio un paso atrás y no tuvo el coraje de decir nada más. Era cierto que en teoría su rango era mucho más alto que el de un simple beta de clase baja que apenas y era un humilde chofer, pero también era cierto que ese simple beta pertenecía a la rama principal de la manada, podría ser un simple chofer, pero aún llevaba el apellido Lutero.
-Señores, será todo por hoy, pueden retirarse, continuaremos mañana a primera hora- indicó saliendo – Lucas, sígueme- le ordenó caminando a su estudio privado-. ¿Qué sucedió? ¿Dónde está mi pareja?- preguntó en cuanto estuvieron solos.
-Señor, su pareja me pidió que le llevara a una dirección, yo no sabía que era su casa- y aunque lo hubiese sabido el resultado no sería diferente, él no era quien para ir en contra de una orden  de la pareja del alfa-. Cuando estuvimos ahí, me pidió que le diera un mensaje…. él… él…- pasó duro.
-¿Qué dijo?- Anton frunció el ceño y apretó los puños ansioso.
-Él dijo: “Dile a tu jefe que volví a mi casa, que estoy claro en mi mente ahora y que no estoy feliz con la forma en que me mordió”-. Recitó de memoria- Señor, intenté llamarle de inmediato, pero nadie quiso pasarle la llamada por la importancia de su reunión y yo… creí inapropiado informar del motivo de mi llamada y volví tan pronto pude- soltó de golpe y bajó la mirada esperando su castigo.
-¿Lo dejaste solo?- preguntó Anton con voz ansiosa.
-No, no señor, dejé una guardia de protección rodeando la casa antes de volver.
-Bien- Anton suspiró visiblemente aliviado- hiciste bien Lucas, desde hoy estarás a cargo de la seguridad de mi pareja, vamos, llévame con él ahora mismo- ordenó caminando a la salida y Lucas parpadeó varias veces sorprendido de no solo no ser regañado sino además siendo ascendido.
-¡Si señor!- caminó a paso seguro tras Anton y cuando estuvieron afuera se adelantó y le abrió la puerta del auto.
Lucas tardó una media hora conduciendo hasta la casa de Carlo, era entrada la tarde y el tráfico no estaba tan pesado a esas horas.

En su casa, Carlo observó su casa y suspiró, todo estaba como cuando había salido la noche de su cita con Laura. Estaba algo nervioso por su situación actual así que se puso a hacer la limpieza para calmar su intranquilidad.
La casa era grande pero él estaba acostumbrado así que no tardó más de una hora en terminar con todo, lo último que hizo fue revisar el refrigerador, algunas cosas se habían descompuesto pero en su mayoría todo estaba bien aún. Las botellas de vino que había comprado para llevar a casa en navidad y año nuevo aún estaban ahí.
Recordó entonces que tenía que informar a su mama y hermana de lo que había pasado y decidió que lo más sabio era contarles el cuento del accidente. Quizá eso hiciera que no lo mataran.
Media hora más tarde aún estaba tranquilizando a su mama por teléfono y prometiéndole que estaba bien, que el médico le había dicho que estaba en perfecto estado y que iría a la cena de noche vieja al día siguiente.
Acababa de colgar cuando tocaron el timbre y el sonido lo hizo saltar en su sitio, su corazón se aceleró sin control y caminó a la puerta nervioso. Sabía quién era, podía sentirlo, como si lo llamara, a esas alturas solo le quedaba confiar en lo que Maya le había dicho y abrir la puerta.
-¿Tu chófer te dio mi mensaje?- preguntó nada más abrir, intentando mantener el control sobre sí mismo, pero estaba tan feliz de verlo que no tenía idea de qué clase de rostro estaba poniendo.
-Lo hizo ¿puedo pasar, cachorro?- preguntó con tono suave y Carlo apretó los labios y se hizo a un lado dejándolo pasar-. ¿Por qué estás tan molesto? Alguien… ¿alguien te dijo alguna cosa que te disgustara?- preguntó intentando ver dónde estaba parado.
-¿Por qué? ¿Temes que alguien me dijera algo? Digamos que estoy confundido respecto a nosotros, puedes decirme entonces ¿Por qué salté a tus brazos nada más conocerte?
-Eso es porque somos una pareja destinada cachorro, nuestras almas están conectadas.
-Eso suena muy bonito
-Es algo hermoso cachorro.
-Entonces me mordiste porque somos pareja…- indagó.
-Así es… te lo dije, es el símbolo de nuestra unión…
-Mmmm ¿Qué significa?- indagó aún más y Anton dudó.
-Que nuestras almas están conectadas por completo ahora…
-¿No quiere decir eso que somos formales o algo así ahora?
-Si- Anton sonrió- cualquier lobo o criatura de la noche sabrá ahora que eres la pareja de un alfa- aseguró orgulloso.
-¿No crees que tenía algo que opinar al respecto?- Carlo estaba conteniendo el enojo, ese hombre era sexy y deseaba volver a probar aquella boca deliciosa, en verdad solo verlo le comía el deseo, pero también sentía ganas de romperle su petulante rostro en esos instantes.
-Cariño, es solo un símbolo, nuestras almas ya estaban unidas desde nacer, además, si recuerdas te pregunté si estabas de acuerdo y…dijiste que sí cachorro- le sonrió orgulloso. Carlo llegó a su límite ante el cinismo de aquel sujeto y sin dudarlo le lanzó el teléfono que tenía en las manos al rostro. Anton se cubrió con una mano por desgracia y el teléfono solo golpeó su antebrazo.
-Eres un maldito cínico, ni siquiera te arrepientes en lo más mínimo.
-¿De qué debería de arrepentirme? ¿De ser tu alfa ahora? Es algo de lo que jamás me arrepentiré! ¡Eres mío!- aseguró con firmeza.
-¡No soy una maldita cosa! Y no era consciente de lo que hacía en esos momentos ¡y lo sabias! – se llevó una mano al cabello- lárgate de mi casa ¡no quiero verte!- exigió.
-Cachorro… no te pongas así- intentó acercarse.
-¡No me toques!- Carlo lo vio con ira líquida en sus hermosos ojos brillantes-. Ni siquiera eres consciente de cómo me siento, eres un imbécil que solo piensa en sí mismo. Entérate Antonio Lutero, no soy tuyo ¡no soy de nadie! ¡No soy una maldita cosa que poseer y poner en un estante!- le reclamó- lo siento mucho si el destino te jodió de esta manera, pero creo que se equivocó con tu pedido, espero que en la próxima vida te traiga al amante de juguete que pediste.
-No eres un amante de juguete cachorro.
-Me alegra que te des cuenta.
-Nunca he querido que lo seas…
-¿Oh si?- Carlo sonrió con ironía- entonces dime Antonio, cuando me jodías sin parar y esperaste a que no recordara ni mi nombre para morderme ¿aún recordabas que tengo voluntad? Cuando usaste mi estado vulnerable para hacerme decir toda clase de cosas humillantes ¿aún recordabas que tengo humanidad? ¿Te pusiste a pensar como me sentiría al volver en mi? ¿Siquiera te preguntaste si algo así me lastimaría?- le reclamó y Anton sintió que su cachorro le golpeaba el corazón una y otra vez- cuando decidiste que tenía que renunciar a mi trabajo para que tu pudieras seguir cómodamente con tu vida ¿pensaste en mis sueños? ¿En mis deseos? ¿Aún te atreves a decir que no me ves como un juguete para joder?- Antonio no supo cómo contestar- Eso me imaginé, lárgate Antonio, no quiero verte.
-Cachorro yo…- Anton se quedó helado en su lugar, intentando lidiar con el desprecio de su pareja-. Yo…- clavó los ojos en su pareja con tristeza-. Tienes razón, fui egoísta… pero no podía con la idea de pasar un segundo sin tenerte.
-No mientas y me insultes con tus palabras, si eso fuese cierto me habrías mordido el primer día, pero no, esperaste mucho antes de hacerlo- no podía recordar cuánto pero debieron ser mas de dos días.
-Fui un idiota…-pasó duro, el estaba sintiendo lo que era el poder de una pareja enojada sobre él, era un alfa y siempre había estado en la cima de la cabeza alimenticia, pero frente a su cachorro enojado estaba simplemente indefenso-. Hay… ¿hay alguna forma de que me perdones?- preguntó dubitativo.
Carlo estaba anonadado ante la actitud del enorme hombre frente a él, cuando 
Robert le había dicho que ese sujeto jamás podría dañarlo, él jamás pensó que fuese hasta ese extremo, el enorme sujeto parecía un perrito apaleado y temeroso.

-Yo… no lo sé- bajó la mirada, bastante indefenso ante la apariencia maltratada de su alfa-. Tienes que entenderme… todo esto es nuevo y difícil para mí…especialmente cuando no tuve siquiera tiempo de entender lo que me pasaba… creo que necesito tiempo.
Anton caminó hacia él y se detuvo a centímetros de distancia.
-¿Puedo estar a tu lado mientras lo piensas? ¿Me dejas intentar convencerte cachorro?- preguntó, Carlo levantó la mirada con duda hacia él y tomó una de sus manos- Esta vez por las buenas… fui un idiota antes- reconoció, aunque no estaba del todo convencido estaba dispuesto a bajar la cabeza ante Carlo para contentarlo- déjame demostrarte que merezco ser tu pareja…- pidió.
Carlo bajó la mirada y lo consideró, en realidad quería decirle que si de inmediato pero sentía que tenía que pensarlo.
-Está bien…- murmuró - no me hagas arrepentirme- le pidió. No quería sentirse como esas mujeres golpeadas que volvían al marido abusador una y otra vez. Una oportunidad… es todo lo que le daría a su relación.
-¿Puedo invitarte a cenar mañana?- preguntó besando uno a uno los nudillos de la mano derecha de su pareja.
-Tengo una cena con mi familia mañana- se lo pensó… quizá era muy rápido pero era mejor pasar por esto y saber si esa relación podía funcionar-. Puedes venir si quieres- agregó. Lo suyo ya era anormal, su familia era muy importante para él, a esas alturas si Anton no podía aceptar a su familia, entonces no tenía ni que considerar intentarlo de verdad.
-Cachorro… ¿hablas en serio?- ¡oh por dios! Las cosas no estaban tan mal si su dulce cachorrito quería presentarlo a su familia-. ¿Cómo me presentarás? – preguntó algo preocupado por ese punto.
-¿Qué?- preguntó molesto y frunciendo el ceño- ¿te preocupa que les diga que un hombre grande como tu esta con otro hombre?-. Él nunca se había sentido atraído por un hombre en su vida, pero estaba dispuesto a aceptarlo por el que tenía enfrente, Si Anton esperaba que fuera su sucio secreto entonces no tenían que pensarlo más, eso no tenía futuro.
-¿Bromeas cachorro?- Anton sonrió y le rodeó la cintura con la mano libre atrayéndolo hacía sí- muero de ganas de gritarle al mundo entero que eres mío y soy tuyo- le aseguró-. ¿Por qué no me hablas de tu familia? Me pone un poco nervioso conocerlos. De mi lado solo tengo un hermano, pero no está por aquí la mayor parte del tiempo, no tendrás mucho que conocer- Le sonrió.
Carlo pasó duro observando al hombre hablar, ¿por qué tenía que lucir tan encantador? Parecía que también sabía decir las cosas correctas en ocasiones.
-Bueno- murmuró un poco más tímido- Está mi mamá…mi hermana, su marido, mi sobrina…mis primos- comenzó a murmurar, sintiendo que mientras hablaba Anton había comenzado a besar su cuello, pero no se negó, solo cerró los ojos y siguió hablando- ¿me estás escuchando?
-Cada palabra cachorro, pero también necesitaba saborearte… eres tan delicioso- la voz gruesa y baja en su oído envió escalofríos por todo el cuerpo de Carlo- cachorro… ¿el sexo está prohibido?- consulto.
-¿Se…sexo?- las escenas de los últimos días pasaron rápido por su mente y se recordó rogando y diciendo todas aquellas cosas vergonzosas- ¡No!- sentenció y Anton suspiró abatido.
-Será como tú quieras cachorro- se lamentó y le dio algunas besos inocentes en el rostro. Carlo lo podía sentir duro contra su vientre pero no hizo amago de seguir, en cambio lo abrazó con ambas manos por la cintura- continua hablándome de tu familia.
Carlo lo observó varios segundos, asegurándose de que de verdad no intentara nada más y el calor subió a sus mejillas.
-Bueno… pero sin juegos raros ¿si?- pidió inseguro.
-¿Cómo cachorro?- Anton preguntó temiendo haber escuchado mal.
-Que… que el sexo está bien si no es… muy sucio…- respondió.
Anton podía ver a leguas que su cachorrito era un hombre que no era muy liberal con el sexo, evidentemente le incomodaban las cosas que habían hecho antes así que le sonrió y le acarició la mejilla.
-Nada sucio, entonces está bien ¿verdad?- preguntó suavemente y Carlo asintió.
Anton le acarició el rostro y su mano se movió hacia su nuca, lo sujetó fuerte y buscó su boca, era un hombre posesivo y era imposible ocultarlo en algunas cosas, su mano en la cintura de Carlo lo apretó a su cuerpo y el beso lento pronto se volvió uno apasionado.
Carlo no tardó en agitarse cuando el deseo lo consumió y subió las manos al cuello ajeno y se aferró a él mientras lo besaba como queriendo bebérselo por completo. Anton le subió la playera y Carlo coopero dejando que se la sacara por encima de la cabeza.
-¿En dónde esta tu habitación cachorro?- preguntó llevando sus besos por el mentón y por el cuello.
-Segunda planta…la…la última del pasillo derecho….- jadeó enredando sus dedos en el cabello ajeno.
-Bien- Anton aceptó y lo levantó por los glúteos cargándolo, Carlo le rodeó la cintura con las piernas y Anton los llevó sin problema hasta la habitación sin dejar que su boca se separara de la exquisita piel de su pareja- me encantas…eres tan exquisito…
Carlo jalaba la cabeza ajena hacia su piel, no teniendo suficiente de sus besos, su piel estaba sensible y necesitada, quería sentir su boca en cada rincón. Anton abrió la puerta sin dificultad y tras entrar no tardaron en ir a dar en la cama. Fue diferente de antes, en que el calor los tenía desesperados y ansiosos, en que el calor era insoportable y buscaban un alivio angustioso.
La forma en que rodaron por la cama fue placentera y lenta, Carlo gimió disfrutando de cada caricia, sintió como adoraba su cuerpo y buscó con cariño y una sensual pasión los labios ajenos, su cuerpo  contra el de su alfa.
El sexo en definitiva no fue como el anterior, fue mucho más sensual, mucho más lento y profundo. Carlo se sumergió en caricias íntimas y un placer intenso y diferente a lo que había tenido hasta ahora.
Por la mañana despertó envuelto en los brazos de su pareja y no se sintió mal, se sentía cómodo y cálido, sentía que todo estaba en su sitio.
-¿Despertaste cachorro?- la voz ronca de Anton fue lo primero que Carlo escuchó al despertar y asintió haciendo un ruido de afirmación.
-Desperté… ¿tienes que irte pronto?- preguntó.
-no-, tenía una junta a primera hora de la mañana pero tenía pensado posponerla hasta después de año nuevo, o mejor aún llamar a su hermano para que se hiciera cargo de todo, el maldito se la pasaba de viaje todo el año, bien podía hacer algo por su hermano ahora que deseaba concentrarse únicamente en consentir y ganarse a su cachorro-. Tenía una junta en casa, pero llamé hace un rato y resulta que se canceló- habló de forma ambigua.
-Qué bueno- Carlo aceptó sin problemas, era un hombre abierto con sus sentimientos, era del tipo que era cariñoso y atento con su pareja y era algo que Anton estaba por descubrir-. ¿Quieres desayunar aquí? Te prepararé algo- preguntó cerrando los ojos y acurrucándose contra él.
El enorme alfa se sorprendió gratamente por el gesto, estaba un poco más encantado con su pareja.
-¿De verdad quieres cocinar para mí?- preguntó curioso.
-Mhm- Carlo asintió aun sin abrir los ojos- cocino muy bien ¿sabías? Te aseguro que no te disgustara- prometió.
-Estoy seguro de que no- Anton sonrió acariciando el cabello del policía. Carlo había tenido razón, él había sido un completo idiota… por primera vez aceptaba sinceramente que lo era.
¿Qué demonios habría logrado encerrándolo en la mansión y dándole todo lo que quería? ¿Podría recibir un desayuno de su pareja entonces? ¿Estaría en esa casa lejos de todo solo ellos dos entonces? A él comenzaba a gradarle mucho la casa de su pareja.
-¿Quieres que prepare el baño?- preguntó dulcemente.
-Eso sería maravilloso- Carlo abrió los ojos y se estiró- pero toma un baño largo tu, me daré una ducha rápida y bajaré a hacer el desayuno- le dio un pico en los labios y sin más se levantó para entrar al baño.
Anton estaba asombrado del comportamiento de su cachorro, cuando había intentando llenarlo de regalos y darle lujos y comodidades su cachorro no parecía haber estado en absoluto feliz, pero parecía increíblemente cómodo y entregado si lo dejaba tener el control.
-Mmm – parecía que iba a tener que ceder el poder con este cachorrito.
Observó su celular y lo tomó comenzando a hacer una lista de compras que enviar a su asistente, él necesitaba regalos, muchos regalos, quizá su pareja no los quería por ahora, pero si quería ganarse a la familia política necesitaba una muy buena impresión.
Estaba haciendo la lista aun cuando Carlo salió del baño duchado y vestido.
-Si estás ocupado, no deberías quedarte solo para complacerme- le aseguró caminando a él y sentándose en la cama.
-No te preocupes cachorro, solo hacia un par de notas- lo jaló para sentarlo en sus piernas y hundió el rostro en su cuello.
-Hueles delicioso…cachorro…no es que me queje pero estas…muy diferente de ayer…- murmuró.
-Bueno- Carlo ladeó el rostro- yo dije que le daría una oportunidad a lo nuestro ¿verdad?- preguntó- quiero darnos una oportunidad de verdad, sin trampas, si levanto defensas contra ti no creo que pueda llegar a saber de verdad lo que esto puede ser…me gustas…-suspiró- de verdad me gustas tanto, mi corazón parece que quisiera explotar en mi pecho cuando estás cerca, de verdad quiero tanto estar contigo…quiero intentarlo de verdad Anton, soy serio…si…si tu no lo eres te ruego que me lo digas…
Anton notó que lo que había entendido hasta ahora era completamente diferente a lo que sucedía en verdad. Cuando pidió una oportunidad en verdad aun pensaba en formas de engatusar a su cachorro y mostrarle cuan bueno era estar a su lado, mostrarle que podía ser una pareja adecuada…el había sido tan superficial. Con Carlo en sus brazos, tan entregado, tan honesto, tan limpio… él sintió que el destino le había dado mucho más de lo que merecía.
-Lo soy…soy serio- y lo era de verdad.
Acarició el rostro de Carlo suavemente, parecía como si de repente pudiese verlo claramente, como si antes solo alcanzara a verlo entre sombras. Ésta era su pareja…este hombre sería su compañero toda la vida y era tan perfecto.
-Fui un idiota antes cachorro- murmuró- lo siento mucho.
Carlo asintió, esta vez sentía que Anton era sincero.
-Está bien…- el perdonaba fácil cuando era sincero- pero hay muchas cosas que tenemos que hablar aun, no voy a dejar mi trabajo Anton, me gusta mi trabajo, lo disfruto mucho y no quiero dejarlo.
-Entiendo cachorro, fue estúpido de mi parte querer quitártelo.
-También quisiera seguir viviendo aquí, no es que tu casa no sea maravillosa pero creo que no estoy listo, me gusta mi casa y me gusta tenerte aquí.
-También me gusta estar aquí, entiendo que quieras tu espacio cariño, solo espero que estés preparado para tenerme aquí muy muy seguido- advirtió.
-Eso me encantaría- Carlo sonrió.
-Mi familia es un poco hippie, no les importa si salgo con un hombre o una mujer, ellos... – se rascó la nuca-... mamá y papá son más o menos normales, mi hermana es solo un poco mandona…mis primos y mis tíos… ellos son un poco demasiado liberales, así que tenles paciencia ¿si?- pidió de repente. Él tenía un poco de miedo de que alguno de sus primos lo invitara a una orgía o algo así.
-¿Por eso eres tan conservador?- Anton supuso que su familia tenía algo que ver con el rechazo de su cachorro a experimentar un sexo algo más atrevido.
-Quizá…- Carlo aceptó y bajó la mirada- si el sexo es un problema….
-No lo es bebé…jamás- le aseguró- tenerte conmigo ya es más que suficiente.
-No… no me siento tan mal con lo que hicimos- confesó- solo…necesito tiempo- los recuerdos lo excitaban y avergonzaban por igual, en el fondo quería volver a jugar un poco con Anton de aquella forma, pero tenía vergüenza también.
-No te preocupes por esas cosas cachorro, tenemos todo el tiempo del mundo- le besó el mentón.
Carlo solo le sonrió y Anton suspiró, se suponía que la voluntad de un alfa era inquebrantable, él había crecido bajo esa norma sobre sí mismo, pero ahora… simplemente su voluntad era nada, si se trataba de su pareja él era endeble como gelatina, la tan aclamada voluntad del alfa era masilla en las manos de ese joven humano y simplemente era perfecto.

sábado, 5 de enero de 2019

La Voluntad del Alfa - Parte 3

Parte 3


Carlo despertó sintiendo el cuerpo pesado y aletargado, estaba confundido y no podía ubicar dónde estaba, era como despertar de un sueño muy profundo, cuando sientes que el sueño ha sido real y no puedes adaptarte a tu realidad actual.

Se llevó una mano a la sien y se masajeó intentando despejarse, había tenido un sueño de lo más loco y pervertido, uno en el que había pasado días enteros llenos de sexo con un hombre lobo, ni siquiera había sido una mujer lobo, no, ¡había sido un HOMBRE lobo!

-Creo que el plantón que me dio Laura me afecto más de lo que pensé –suspiró, aunque de ser sinceros le importaba muy poco el asunto de Laura a esas alturas.

Bostezó y se estiró en la increíblemente cómoda cama, cada uno de sus huesos protestó por el movimiento, al parecer se había extralimitado con la bebida. Estaba reprochándose ser tan irresponsable como para no recordar ni cómo había vuelto a casa cuando notó que la cama en la que estaba tenía un techo.

¿Por qué carajo su cama tenía techo?

Se sentó de golpe desconcertado y observó a su alrededor. No podría ser que en la borrachera hubiese corrido a casa de su hermana y terminado durmiendo en la cama de su sobrina, la "princesa eterna",¿o sí?

Él esperaba de verdad que no, su hermana lo iba a matar si había hecho una escena frente a sus hijos. Algo alarmado vio con cuidado su alrededor y quedó completamente paralizado. Esa... esa no era la habitación de su sobrina.... no a menos que hubiese decidido dejar de ser una princesa para ser una reina fémina fatal de la mafia o algo así.

-No puede ser... -la boca se le secó, aquel sitio era idéntico al de sus sueños...-Oh por dios, quiero estar en casa de mi sobrina, dime que solo cambio el color de sus paredes...-se comenzó a asustar- por favor Regina entra y regáñame por ser un idiota borracho-. Imploró por ver a su hermana entrar por la puerta.

Como si los dioses le respondieran la puerta comenzó a abrirse, pero lo que entró no fue su hermosa hermana de 1.60, cabello castaño a los hombros y ojos negros grandes y expresivos... no, lo que entró fue un enorme hombre de alrededor de 1.90 de alto, fuertes brazos, hombros anchos, cabello negro y ojos profundos y fríos. Era el hombre de sus sueños... muy muy muy literalmente.

-Despertaste cachorro – el desconocido le sonrió, en su sueño se llamaba Antonio.

-Bu... buenos días... - se atragantó con las palabras, era posible que aquel hombre lo hubiese encontrado borracho y entre la confusión ¿hubiese soñado con él? Rogaba que eso fuera cierto-. Disculpe... ¿cómo llegue aquí? Si... si le causé problemas me disculpo de verdad... -habló lentamente, casi con miedo y el hombre frente a el soltó una risita ronca y fresca que le estremeció la piel.

Carlo sintió el repentino deseo de que esa hermosa boca se posara en su piel y lamiera su pecho, meneó la cabeza alejando aquellos extraños pensamientos, el seguro aún estaba afectado por el sueño, a él jamás le habían gustado los hombres. Se llevó una mano al pecho y se sobresaltó al sentir su piel sensible, bajo inmediatamente la mirada y el color desapareció de su rostro.

¡¡Su cuerpo estaba lleno de marcas de mordidas!!

No había heridas pero las marcas amoratadas habían quedado, algunas otras parecían estar por desaparecer.

-Estás confundido porque acabas de salir de la fiebre de nuestra unión cachorro, no te presiones, solo deja que los hechos se asienten en tu cabeza –Anton caminó hacia él y se sentó en la cama acariciándole el cabello-. Todo estará bien una vez que lo aceptes, ya verás...- lo consoló, pero contrario a lo que esperaba su cachorro no buscó seguridad en él, muy por el contrario se apartó confundido, viéndolo con recelo.

¡Carlo estaba alarmado!

¿Qué le había hecho ese hombre? Por dios... ¿que había hecho él? Intentó recordar cómo había llegado ahí y su mente se llenó de muy vívidas imágenes de los días que había pasado ahí, entre más se recordaba más se aceleraba su pecho y más avergonzado y consternado estaba...

¡¡Dios!! Si sus recuerdos eran reales... él... él realmente ¿había hecho todo eso? Quería tocar su trasero, pero con el sujeto a su lado no podía permitírselo, sin embargo si notó que bajo las sábanas estaba completamente desnudo, sentía su trasero abierto y extraño también... él realmente había tenido sexo con un hombre y no solo sexo, había tenido el más lascivo y pervertido sexo con ESE hombre...

Se llevó las manos a la cabeza y sintió ganas verdaderas de llorar, tenía especialmente claros los recuerdos de él mismo humillándose y ofreciéndose...

Lo peor del asunto es que no recordaba haber sido obligado en ningún momento, ¿lo habían drogado? Tampoco recordaba haber ingerido nada... ¡una cena! Recordaba una cena justo antes de que las cosas se pusieran más intensas.

-Bebé, tranquilo -Anton intentó tocar su hombro pero Carlo se apartó con tanto miedo y precaución que lo dejó helado- Cielo... soy yo... somos pareja ahora, no tienes que tenerme miedo.

Carlo se preguntó si aquel hombre era alguna especie de acosador, secuestrador o alguna clase de loco... uno con mucho dinero.

-¿Dónde...dónde estoy?- Carlo preguntó lo único que se le ocurrió.

-Estás en mi casa cachorro- le respondió con paciencia- nuestra casa ahora- le explicó y Carlo jaló la sábana nerviosamente sobre él, como queriendo cubrirse.

-¿Qué... qué día es hoy?- murmuró esperando no enojar al sujeto.

-Es viernes cachorro, viernes 30 de diciembre de 2018- le explicó y Carlo abrió grandes los ojos.

¡30 de diciembre! ¡Había pasado casi una semana fuera de sí!¡Su trabajo! ¡Su familia! Seguramente lo estaban buscando después de que no apareciera en la cena de navidad.

-¿Estás preocupado por tu trabajo?- el hombre adivinó sus pensamientos-. No te preocupes cachorro, ya arreglé que falsifiquen un certificado médico que dice que has estado inconsciente en el hospital central los últimos días, la historia es que bebiste, sufriste un accidente en el taxi en el que ibas y como perdiste la cartera no pudieron contactar con nadie hasta ahora-. Le explicó, uno de sus hospitales iba a tener problemas por eso pero ya tenía todo arreglado y valdría la pena por su bebé, no quería que su pareja tuviese una salida deshonrosa del servicio-. Vamos a alegar que las heridas de tu accidente te impiden mantenerte activo y vas a tener un retiro temprano- continuó explicando sin notar la mirada asustada de Carlo.

-¿Re...retiro?- preguntó sin pensarlo, aunque sabía claramente que con aquellos locos no debía hablar precipitadamente.

-Claro cariño, no es necesario que trabajes, tengo dinero suficiente como para que vivamos con lujos nuestras próximas dos vidas. No creo poder soportar que estés en la línea del peligro todos los días con tu trabajo, además viajo muchísimo, podríamos vernos tan poco si continuaras trabajando...- le explicó e intentó tomar sus manos, esta vez, Carlo estaba más consciente y se obligó a no retirar las manos.

-Pre...preparaste....- no sabía qué diablos decir, no quería ser drogado de nuevo, no quería ser esa persona...-mi...mi familia...debe estar preocupada...- murmuró, ese sujeto no se había puesto agresivo hasta ahora pero no podía estar seguro de que no perdería el control en cualquier momento, él no se atrevía a ser demasiado libre, tenía que salir de ahí a como diera lugar.

-Oh...dios...- el rostro de Anton cambio a uno molesto- maldición bebé- gruño bajando la mirada y Carlo se tensó asustado, se preparó mentalmente para pelear contra la ira del sujeto, pero los golpes o gritos no llegaron- lo olvidé por completo, cachorro perdóname, no pensé en avisarle a tu familia que estabas bien.

Anton se paró abriendo un cajón y aunque los temores de Carlo le decían que sacaría algo peligroso, en realidad solo sacó su celular.

-Tengo tu móvil y tu cartera aquí, desgraciadamente tu ropa la rompimos casi el primer día, pero es lo de menos cachorro, tengo un guardarropa listo para ti- le tendió el móvil y la cartera. Carlo dudó en cogerlo y lo hizo lentamente, cuando tomó sus cosas simplemente nada pasó, ni un golpe sorpresa ni nada de eso-. Tu móvil debe estar sin batería pero me encargaré de conseguirte un cargador, por ahora puedes usar el teléfono de casa para llamar a tu hermana y tus papás o puedo enviar a comprarte uno nuevo ahora mismo ¿o quieres el mío?- preguntó sacando el propio de su bolsillo- solo tienes que cambiar tu tarjeta sim.

Carlo estaba desconcertado, no sabía qué hacer con todo eso, ese sujeto no estaba actuando como lo esperaba o más bien temía. Era considerado, aún era un neandertal que pretendía que dejara su trabajo pero aparte de ser evidentemente un controlador no parecía tener ninguna otra cosa mal.

-Quisiera bañarme...- murmuró- y vestirme...- dijo bajito y Anton le acarició el rostro con una sonrisa.

-Lo que quieras cachorro, ¿quieres que te ayude a bañarte? Desde que eres mi pareja ninguna herida durará demasiado en tu cuerpo pero debes sentirte exhausto aún.

-¿Está bien si lo hago solo?- dado que ese sujeto era un controlador quizá todo estuviese bien si pedía permiso para cada cosa.

-Claro que está bien, sé que debes estar confundido en estos momentos pero cree en mí, cuando tu mente se asiente por completo y tu corazón se recupere de todos los cambios repentinos te sentirás más a gusto – habló dulcemente.

Carlo asintió y cuando el otro se marchó casi corrió al baño, su corazón estaba tan confundido, definitivamente aún estaba medio drogado, porque en realidad estaba considerando que el sujeto no era tan malo... y de hecho si muy sexy y exquisito... ¡maldición!¡él estaba teniendo toda esa clase de pensamientos basura por un hombre!

-oh diablos-gruñó cuando se dio cuenta de que había corrido al baño, ¿que si había cámaras y lo tenían vigilado o algo así?-Sí hay cámaras... -recordó que ese sujeto lo había jodido más de una vez con la grabación de ellos teniendo sexo, con sus gemidos sonando por toda la habitación desde la pantalla y desde la cama –Dios mío...-la voz se le ahogó de la vergüenza, era un hombre grande y sin embargo ese hombre lo había reducido a un manojo de lujuria y desvergüenza.

Tenía que salir de ahí, se bañó a conciencia, solo sintiendo un vuelco en su estómago con cada señal en su cuerpo de los días pasados. Cuando salió, Anton lo esperaba con ropa en la cama.

-Te traje ropa cachorro, cuando te vistas podemos subir a comer y te mostraré tu habitación arriba.

Carlo asintió y comenzó a vestirse, ponerse la ropa frente a otros hombres nunca había sido un problema para él, pero frente a éste, el que había explorado su cuerpo de todas las formas posibles, frente a él se sentía avergonzado.

-Quisiera ir a arreglar lo de mi trabajo primero... y visitar a mi hermana y mi mamá, después de desaparecerme en las fiestas no estarán tranquilas si no me ven en persona... ¿puedo ir?-se arriesgó a preguntar, no sabía cuánto tiempo más iba a poder seguir fingiendo calma.

-Deberías comer primero cachorro- suspiró, pese a que quería que comiera primero, sabía que debía estar muy preocupado por su familia y amigos. Estaba descubriendo que no podía negarle nada a su pareja- bueno- suspiró- le diré a un chofer que te lleve a la estación, pero tienes que prometerme que comerás algo en cuanto puedas ¿está bien?- preguntó y Carlo asintió con el corazón acelerado.

Tenía miedo de sus propios sentimientos, a pesar de todo lo que ese sujeto le había hecho, escuchar la preocupación en su voz y su consideración le hizo acelerar el corazón.¡Él no era gay! Y ese hombre era un enfermo depravado secuestrador, pero de alguna manera no podía odiarlo... de hecho... todo lo contrario y eso le asustaba muchísimo, sin duda él necesitaba ayuda.

Anton guió a Carlo fuera de la hermosa mansión blanca de película, llamó a un chofer y le pidió que llevara a Carlo a la estación de policía.

-Recuerda que tienes que comer algo ¿de acuerdo?- Anton preguntó y Carlo nuevamente solo asintió, nervioso y ansioso porque lo dejara ir.

Carlo creyó que solo se despedirían sin más, pero Anton lo tomó de la cintura y dejó el maldito beso más sensual y ardiente de su vida en sus labios, a pesar de estar en público devoró su boca y acarició todo su interior con su lengua dejándolo mareado.

-No tardes mucho, te necesito a mi lado- fue lo último que le dijo.

Carlo entró como un autómata al auto y tardó unos 5 minutos en volver en sí notando que tenía el rosto ardiente y un cosquilleo en la piel que rogaba por ser acariciada.

-De verdad necesito ayuda...- se ahogó con su propia voz.

Mientras veía el paisaje cambiar por la ventana, Carlo se fue convenciendo de que en verdad lo llevarían a su estación de policía. Cuando el auto se estacionó enfrente aún dudaba que le dejaran salir, pero nada extraño pasó. Logró hacerlo como si nada y el chofer le indicó que estaría esperándolo cuando saliera.

Carlo observó el edificio frente a él y de repente se dio cuenta de su situación... estaba bañado, limpio y un auto le había traído a la estación... ¿Quién diablos le iba a creer que había sido secuestrado o que sospechaba de haber sido drogado?

¡Maldición! Tenía incluso el certificado médico en sus manos que dejaba a Anton libre de cualquier culpa.

¡Pero también tenía marcas de sus mordidas!

Pero ¿eso ayudaba? ¿Era posible saber cuándo se las habían hecho? Se suponía que si ¿verdad? Estiró el cuello de su playera y para su horror descubrió que las marcas estaban mucho más tenues que cuando había despertado, casi habían desaparecido ¡Nadie le iba a creer que eran recientes!

-Maya... necesito consultar con Maya- recordó al forense que era casi su amigo a esas alturas. Él había "ayudado" al mejor amigo de Maya el año pasado por esas mismas fechas y después de eso se habían vuelto mucho más cercanos.

Carlo no entró a la estación y en cambio se desvió a la morgue donde Maya tenía su oficina. Estaba ansioso cuando entró y solo abrir la puerta de la oficina, Laura se puso de pie sorprendida de verlo.

-¡Carlo! ¡Dios! ¡¿dónde estabas?!- la chica caminó hacia él queriendo tocarlo, como si intentara asegurarse de que estaba bien en todos lados pero, aunque hace una semana Carlo había estado embobado con ella, ahora el contacto le pareció un poco desagradable y dio un paso atrás.

-Lo siento Laura- le habló nerviosamente y volvió la vista a Maya que lo veía con igual sorpresa, de pie tras su escritorio- necesito hablar con Maya, de verdad necesito hablar con él en privado ¿puedes dejarnos solos?

Laura lo observó desconcertada pero pareció entender que era algo serio y asintió lentamente.

-Ok...está bien, iré a comprarles café y el almuerzo a la cafetería de la esquina, te traeré algo también ¿está bien?- preguntó como si le hablara a un niño.

-Sí, sí, gracias Lau-Carlo asintió ansioso porque se fuera.

La chica salió y cuando estuvieron solos Carlo caminó apresuradamente hacia el escritorio de Maya.

-Maya tienes que ayudarme, no sé a quién más recurrir por consejo-. Pidió angustiado.

-Tranquilo, tranquilo- Maya se sorprendió aún más y le dio la vuelta al escritorio ayudándolo a sentarse-. ¿Qué sucedió? Llevas varios días desaparecido, estábamos preocupados.

Carlo sintió que las lágrimas se le acumulaban en los ojos ante la frustración de su propia situación, le costó un poco calmarse lo suficiente como para comenzar a hablar y cuando lo hizo simplemente soltó todo, desde cómo había conocido al sujeto hasta su despertar ese día, no había dado demasiados detalles de sus días con el hombre pero había dicho lo suficiente como para darle a entender a Maya que había tenido sexo sin parar, que sospechaba había estado drogado y que ni siquiera podía decir en voz alta los detalles.

-No sé qué hacer... tengo miedo, Maya. Ese hombre no parece normal, estoy seguro que está podrido en dinero, quiere que deje mi trabajo. Tengo miedo, ¿qué me puede hacer si no voy? ¿Y si me droga de nuevo? No quiero ser esa clase de... objeto sexual... pero no creo que nadie me crea- le explicó cómo estaba limpio y cómo no tenía pruebas de lo que había pasado- Tengo... tengo estas marcas- se levantó la playera ya algo agitado después de soltar todo- ¿qué debo hacer? Estoy asustado Maya...

Maya había estado prácticamente callado toda la historia y cuando vio las marcas parecía shockeado.

-Carlo... de casualidad... ¿tienes alguna mordida cerca del cuello?- preguntó con precaución.

Carlo se llevó los dedos al cuello y asintió.

-Si... ese hombre...él... el dijo que era una muestra de que somos pareja...- murmuró y tanteó la mordida en su cuello sintiendo que la piel aún era irregular- ¿Las mordidas en el cuello permanecen más tiempo? Puedo sentirla aún- preguntó inclinándose al frente y girando la cabeza para que Maya alcanzara a ver parte de su mordida, pero solo con eso Maya estaba ya seguro de lo que sucedía.

Habían hablado ya por bastante rato y en ese momento Laura volvió con la comida.

-Cielo, sé que esto es grosero, pero, tómate la tarde libre ¿sí?- Maya sacó dinero de su billetera y le pagó los tres almuerzos.

Laura estaba preocupada y curiosa pero no les hizo las cosas difíciles y se fue.

-De hecho sé lo que te pasa y tengo que decirte que no hay nada que temer- le reconfortó acariciando el hombro de Carlo- No tienes nada de qué preocuparte, podemos tratar con esto ¿ok?- lo consoló en verdad haciendo que Carlo se relajada.

-¿En serio?- preguntó sin poder creerlo, su caso era tan endeble.

-Te lo juro, está todo bajo control.

Maya sirvió la comida intentando hacer que se calmara y después de llamar a su pareja, que también era detective de homicidios, comenzó a explicarle lo que había pasado con él y Dano, su exnovio que ahora era también pareja de un alfa.

-¿Recuerdas a Dano? Tú lo encontraste confundido después de tres días de sexo salvaje con su pareja el año pasado.

-Si... si... él de hecho me envió una canasta de año nuevo después... disculpa, siento como si estuviera en alguna clase de sueño fantástico- murmuró revolviendo su comida.

-Lo sé, lo entiendo, Dano y yo pasamos por algo similar, pero nuestros tres casos son diferentes, especialmente el tuyo. Tu pareja te mordió sin pedirte permiso.

-En realidad si lo pidió...-murmuró apagado. Él estaba muy jodido.

-No, Carlo, tu no estabas en tus cinco sentidos en ese momento. Mi pareja es un lobo, pero no es un alfa como el tuyo y no es mucho lo que puedo explicarte pero Robert o Dano pueden despejarte mejor tus dudas... me crees ¿verdad? Sé que en el fondo sientes como si todo cobrara sentido, yo también lo sentí cuando me explicaron todo.

Carlo asintió, había un sentimiento de comprensión inexplicable dentro de él, alivio parecido al que se tiene cuando por fin haz logrado recordar algo que tenías muy presente pero no podías recordar del todo.

-¿Me extrañas tanto que me llamas para comer?- la puerta se abrió y el rostro de Robert se congeló al ver la situación ahí dentro. Casi al instante comprendió lo que sucedía y comenzó a negar.

-No...no nonono, cariño ¿por qué me haces esto?- habló y terminó por dar su mensaje a la mente de su pareja "ya tuvimos suerte con un alfa ¿crees que todos lo dejaran pasar como Lio?"

-Es diferente, ellos ya son pareja y su pareja ya le explicó que es un lobo y todo eso ¿el de Carlo también es un alfa?- preguntó en voz alta, ante la explicación Robert se relajó un poco.

-Y uno muy posesivo, el aroma en él no solo es fuerte, es amenazante- comentó- dice claramente "lo tocas y te mato" simple y llano- explicó caminando a donde Maya había colocado su comida, la que era para Laura inicialmente.

-¿Huelo a algo?- Carlo preguntó intentando olerse pero solo detectaba el aroma del desodorante.

-Solo lo percibimos los lobos a nivel consciente, ahora entiendo por qué estuviste desaparecido tanto tiempo, una semana, casi el tiempo justo para el calor de apareo y el de la mordida, fueron rápidos- que envidia, el había sufrido para que su pareja lo dejara tocarlo más allá de un beso.

-Su pareja le explicó, Robert, pero al parecer fue todo tan rápido que Carlo creía que estaba drogado- Maya agregó.

-Oh... bas...- se abstuvo de decir "bastardo"- no te dejó salir del calor ¿verdad?- suspiró llevándose un bocado de comida a la boca y negando. Carlo estaba rojo de vergüenza, con la mención del "calor" una y otra vez- Bueno, tienes que pensar qué quieres hacer. Para tu suerte estás en excelentes términos con el abogado del diablo, si quieres tener a ese hombre lejos de ti, seguro él puede hacerlo posible, en nuestro mundo no hay nadie mejor que él-. Le explicó.

-¿El abogado del diablo?- Carlo no recordaba conocer a nadie así- ¿Daniel Maxwell?- indagó, era el único abogado importante que conocía. Pero Robert negó.

-No, pero cerca. Su pareja, es el mejor abogado entre las criaturas de la noche por así decirlo. Tiene prestigio, habilidad e influencia, si alguien puede ayudarte es él y casualmente tu ayudaste a su pareja cuando estaba más confundida y perdida, fuiste discreto y con tacto, nunca divulgaste el asunto, con la reputación de Dano cualquier periódico o revista te habría dado un buen dinero por detalles. Dano ha podido seguir con su vida sin problemas gracias a eso. Te aseguro que Lionel valora mucho eso.

-No hice nada- murmuró dudoso-. Era mi trabajo.

-Créeme, para él es mucho. Pero lo primero es lo primero, solo por haberte marcado sin consentimiento estoy seguro que Lio puede alejarte de ese hombre pero... ¿estás seguro? Algunas relaciones comienzan mal, pero mal que bien ese sujeto es la mitad de tu alma... ¿Crees que no hay posibilidad para ustedes?- Preguntó.

Carlo bajó la mirada pensativo.

-No... no creo que sea imposible, pero si tengo que renunciar a mi vida cuando apenas y lo conozco... no quiero eso.

-¿Renunciar a tu vida?- Robert frunció el ceño- ¿por qué tendrías que renunciar a tu vida? Somos lobos pero eso no es incompatible con la vida humana, míranos a nosotros, Maya, yo, Dano e incluso Lio, siguen con sus vidas como antes de conocernos.

-No es lo que "él" quiere...- murmuró- Dice que quiere que renuncie a mi trabajo....

-Dime Carlo... ¿él te hace sentir mal?- Robert preguntó- Te hace sentir inferior, ¿te ha lastimado? Cualquier cosa, así sea lo más pequeño – preguntó preocupado.

-No...- Carlo respondió con seguridad y se sorprendió él mismo al decirlo, se lo pensó e intentó buscar un momento en que se sintiera de esa forma pero negó- cuando volví en mi me sentí avergonzado y humillado, me sentí utilizado... pero ya no me siento así- se sorprendió de que fuera así, pensar en que en realidad había sido él mismo el que había hecho todas esas cosas aún le avergonzaba, pero sabiendo que había sido real y no había estado drogado como creía lo aliviaba- Él me hace sentir amado... protegido... es una estupidez...- suspiró.

-Bueno, entonces las cosas no están tan mal. Los lobos posesivos no son raros, pero si solo es eso no creo que sea necesario tomar una vía legal. Vuelve a tu casa y mándalo al diablo- Aconsejó.

-¿Co... cómo?-Carlo se sorprendió y parpadeó varias veces.

-Lo que oíste- le aseguró – puedo olerlo en ti y es un alfa sumamente protector, jamás te haría daño ni te obligaría a nada. Él quizá recurra a la coacción, pero no a la violencia.

-¿Coacción?

-Sexo... ya debes haberlo notado... pero las parejas somos especialmente primitivos en ese sentido. Pregúntale a Maya...

Carlo volvió su mirada a Maya y éste sonrió ampliamente.

-Siempre me salgo con la mía- presumió.

-Lo que quiero decir- Robert volvió a hablar- Tu alfa no es malo, tenemos alfas desviados en nuestro mundo y son peligrosos para sus parejas, pero el tuyo no es uno de ellos. Es un patán, eso sí, nunca debió morderte en ese estado. Pero si vuelves a tu casa él no te dañará, yo te aconsejaría tomarte un tiempo para conocerlo de esa forma, decidir si lo suyo puede o no funcionar. Si decides que no lo quieres cerca de ti, hablare con Lio por ti y lo quitaremos de tu vida... aunque si lo quieres fuera de tu vida ahora... puedo llamarlo.

-¡No!- Carlo gritó al verlo tomar el teléfono y se llevó la mano al pecho. Había reaccionado por inercia y eso lo sorprendió-. Me tomaré un tiempo...

Después de esa plática, Carlo le entregó sus papeles a Robert y éste le prometió usar sus influencias para arreglar todo el asunto y ya le avisaría cuándo podía volver al trabajo.

Cuando Carlo salió de la morgue caminó por la acera y un auto se estacionó a su lado. Era el chofer que Anton le había asignado.

-Señor, ¿desea que lo lleve a algún lado?

Carlo dudo unos segundos y después subió al auto dándole la dirección de su casa. Cuando bajó se volvió al chofer.

-Dile a tu jefe que volví a mi casa, que estoy claro en mi mente ahora y que no estoy feliz con la forma en que me mordió- le informó y se giró a la entrada, tenía la llave en uno de los bolsillos de su cartera y abrió sin más dejando al muy asustado chofer afuera.

Oh maldición, ¿qué iba a hacer? ¡Él solo era un beta de clase baja en la manada! ¡¿cómo diablos iba a decirle semejante cosa a su alfa?!

¡Estaba frito!