He dejado ayer la parte 3 por si no la vieron ;) Saludos y esperamos lo estén pasando bien <3
Parte 4
Lucas tomó aire frente a la puerta del estudio
de su jefe, le habían dicho que estaba en plena junta con algunos de los
ancianos de la manada y que llevaba toda la mañana poniéndose al corriente con
los negocios de la familia. En cualquier otro momento Lucas no se pensaría el
interrumpir, pero había llamado para que se lo pasaran y nadie había querido
hacerlo, contempló la idea de decirles
lo importante que era que lo hicieran, pero también pensó que no sería
apropiado ventilar los problemas del jefe en la familia. Así que ahí estaba
tomando valor para interrumpir una reunión en la que el rango más bajo estaba
al menos tres rangos por encima de su cabeza.
Finalmente después de mucho contemplarlo
terminó por tocar a la puerta sin más.
Un silencio abrumador prosiguió a su golpe y
después de casi medio minuto alguien abrió y lo vio con una muy merecida
expresión de enfado.
-Señor es solo un Beta de clase baja- habló el
que Lucas reconoció como un beta de clase alta, también era el nieto de uno de
los líderes de “tribu” de su manda.
La manada de Lutero estaba compuesta por nueve
tribus “gobernadas” por betas de clase alta o alfas de clase baja. Estas nueve
tribus estaban bajo la protección y gobierno de la familia Lutero, quien poseía
en su linaje sangre privilegiada, en cada generación había al menos un alfa de
Clase alta quien eventualmente tomaría el control de la manada. Ellos eran una
manada muy tradicional y considerablemente poderosa en el país.
Los grupos de su mundo en el país que podían
compararse a la Manada Lutero eran pocas, entre ellas un par en otros
territorios del país, la mafia subterránea, la asociación de seguridad Luna y
El bufete de abogados de Lionel Fuentes y por encima de todos el consejo de
justicia y ejecución.ba
-¿Un beta?- Anton se alarmó un poco y caminó a
la puerta encontrando al chofer que había asignado a su pareja. Lucas era solo
un chofer en la manada, pero había sido entrenado por la asociación de seguridad
Luna como un guardaespaldas eficiente. No vio heridas en él pero eso no le
impidió preocuparse por su pareja- ¿Qué sucedió?- preguntó y la habitación se
enfrió de repente.
Lucas observó a la gente a su alrededor y pasó
duro y tomó valor antes de hablar, él no era un cobarde, pero su alfa seguro lo
intimidaba, no importa cuánto entrenamiento tuviera, aun era un beta de clase
baja.
-Señor…me… me gustaría hablar con usted en
privado si es posible…le…le aseguro que es importante-. Habló nervioso. Anton frunció
el ceño preocupado.
-Un beta que no conoce su lugar- gruñó el beta
de clase alta que había abierto la puerta, lo dijo por lo bajo pero todos ahí lo
escucharon, eran lobos y sería raro si no lo hicieran.
-Ciertamente hay alguien aquí que no conoce su
lugar- Anton giró el rostro hacia el beta de clase alta y le regaló una mirada
reprobatoria- ¿desde cuándo un beta en entrenamiento tiene derecho a opinar
sobre alguien de mi familia Lutero?
El muchacho que había hablado se tensó y dio
un paso atrás y no tuvo el coraje de decir nada más. Era cierto que en teoría
su rango era mucho más alto que el de un simple beta de clase baja que apenas y
era un humilde chofer, pero también era cierto que ese simple beta pertenecía a
la rama principal de la manada, podría ser un simple chofer, pero aún llevaba
el apellido Lutero.
-Señores, será todo por hoy, pueden retirarse,
continuaremos mañana a primera hora- indicó saliendo – Lucas, sígueme- le
ordenó caminando a su estudio privado-. ¿Qué sucedió? ¿Dónde está mi pareja?-
preguntó en cuanto estuvieron solos.
-Señor, su pareja me pidió que le llevara a
una dirección, yo no sabía que era su casa- y aunque lo hubiese sabido el
resultado no sería diferente, él no era quien para ir en contra de una
orden de la pareja del alfa-. Cuando
estuvimos ahí, me pidió que le diera un mensaje…. él… él…- pasó duro.
-¿Qué dijo?- Anton frunció el ceño y apretó
los puños ansioso.
-Él dijo: “Dile a tu jefe que volví a mi casa,
que estoy claro en mi mente ahora y que no estoy feliz con la forma en que me
mordió”-. Recitó de memoria- Señor, intenté llamarle de inmediato, pero nadie
quiso pasarle la llamada por la importancia de su reunión y yo… creí
inapropiado informar del motivo de mi llamada y volví tan pronto pude- soltó de
golpe y bajó la mirada esperando su castigo.
-¿Lo dejaste solo?- preguntó Anton con voz ansiosa.
-No, no señor, dejé una guardia de protección
rodeando la casa antes de volver.
-Bien- Anton suspiró visiblemente aliviado-
hiciste bien Lucas, desde hoy estarás a cargo de la seguridad de mi pareja,
vamos, llévame con él ahora mismo- ordenó caminando a la salida y Lucas
parpadeó varias veces sorprendido de no solo no ser regañado sino además siendo
ascendido.
-¡Si señor!- caminó a paso seguro tras Anton y
cuando estuvieron afuera se adelantó y le abrió la puerta del auto.
Lucas tardó una media hora conduciendo hasta
la casa de Carlo, era entrada la tarde y el tráfico no estaba tan pesado a esas
horas.
En su casa, Carlo observó su casa y suspiró,
todo estaba como cuando había salido la noche de su cita con Laura. Estaba algo
nervioso por su situación actual así que se puso a hacer la limpieza para
calmar su intranquilidad.
La casa era grande pero él estaba acostumbrado
así que no tardó más de una hora en terminar con todo, lo último que hizo fue
revisar el refrigerador, algunas cosas se habían descompuesto pero en su
mayoría todo estaba bien aún. Las botellas de vino que había comprado para
llevar a casa en navidad y año nuevo aún estaban ahí.
Recordó entonces que tenía que informar a su
mama y hermana de lo que había pasado y decidió que lo más sabio era contarles
el cuento del accidente. Quizá eso hiciera que no lo mataran.
Media hora más tarde aún estaba tranquilizando
a su mama por teléfono y prometiéndole que estaba bien, que el médico le había
dicho que estaba en perfecto estado y que iría a la cena de noche vieja al día
siguiente.
Acababa de colgar cuando tocaron el timbre y
el sonido lo hizo saltar en su sitio, su corazón se aceleró sin control y
caminó a la puerta nervioso. Sabía quién era, podía sentirlo, como si lo
llamara, a esas alturas solo le quedaba confiar en lo que Maya le había dicho y
abrir la puerta.
-¿Tu chófer te dio mi mensaje?- preguntó nada
más abrir, intentando mantener el control sobre sí mismo, pero estaba tan feliz
de verlo que no tenía idea de qué clase de rostro estaba poniendo.
-Lo hizo ¿puedo pasar, cachorro?- preguntó con
tono suave y Carlo apretó los labios y se hizo a un lado dejándolo pasar-. ¿Por
qué estás tan molesto? Alguien… ¿alguien te dijo alguna cosa que te
disgustara?- preguntó intentando ver dónde estaba parado.
-¿Por qué? ¿Temes que alguien me dijera algo?
Digamos que estoy confundido respecto a nosotros, puedes decirme entonces ¿Por
qué salté a tus brazos nada más conocerte?
-Eso es porque somos una pareja destinada
cachorro, nuestras almas están conectadas.
-Eso suena muy bonito
-Es algo hermoso cachorro.
-Entonces me mordiste porque somos pareja…-
indagó.
-Así es… te lo dije, es el símbolo de nuestra
unión…
-Mmmm ¿Qué significa?- indagó aún más y Anton
dudó.
-Que nuestras almas están conectadas por
completo ahora…
-¿No quiere decir eso que somos formales o
algo así ahora?
-Si- Anton sonrió- cualquier lobo o criatura
de la noche sabrá ahora que eres la pareja de un alfa- aseguró orgulloso.
-¿No crees que tenía algo que opinar al
respecto?- Carlo estaba conteniendo el enojo, ese hombre era sexy y deseaba
volver a probar aquella boca deliciosa, en verdad solo verlo le comía el deseo,
pero también sentía ganas de romperle su petulante rostro en esos instantes.
-Cariño, es solo un símbolo, nuestras almas ya
estaban unidas desde nacer, además, si recuerdas te pregunté si estabas de
acuerdo y…dijiste que sí cachorro- le sonrió orgulloso. Carlo llegó a su límite
ante el cinismo de aquel sujeto y sin dudarlo le lanzó el teléfono que tenía en
las manos al rostro. Anton se cubrió con una mano por desgracia y el teléfono
solo golpeó su antebrazo.
-Eres un maldito cínico, ni siquiera te
arrepientes en lo más mínimo.
-¿De qué debería de arrepentirme? ¿De ser tu
alfa ahora? Es algo de lo que jamás me arrepentiré! ¡Eres mío!- aseguró con
firmeza.
-¡No soy una maldita cosa! Y no era consciente
de lo que hacía en esos momentos ¡y lo sabias! – se llevó una mano al cabello-
lárgate de mi casa ¡no quiero verte!- exigió.
-Cachorro… no te pongas así- intentó acercarse.
-¡No me toques!- Carlo lo vio con ira líquida
en sus hermosos ojos brillantes-. Ni siquiera eres consciente de cómo me siento,
eres un imbécil que solo piensa en sí mismo. Entérate Antonio Lutero, no soy
tuyo ¡no soy de nadie! ¡No soy una maldita cosa que poseer y poner en un
estante!- le reclamó- lo siento mucho si el destino te jodió de esta manera,
pero creo que se equivocó con tu pedido, espero que en la próxima vida te
traiga al amante de juguete que pediste.
-No eres un amante de juguete cachorro.
-Me alegra que te des cuenta.
-Nunca he querido que lo seas…
-¿Oh si?- Carlo sonrió con ironía- entonces
dime Antonio, cuando me jodías sin parar y esperaste a que no recordara ni mi
nombre para morderme ¿aún recordabas que tengo voluntad? Cuando usaste mi
estado vulnerable para hacerme decir toda clase de cosas humillantes ¿aún
recordabas que tengo humanidad? ¿Te pusiste a pensar como me sentiría al volver
en mi? ¿Siquiera te preguntaste si algo así me lastimaría?- le reclamó y Anton
sintió que su cachorro le golpeaba el corazón una y otra vez- cuando decidiste que
tenía que renunciar a mi trabajo para que tu pudieras seguir cómodamente con tu
vida ¿pensaste en mis sueños? ¿En mis deseos? ¿Aún te atreves a decir que no me
ves como un juguete para joder?- Antonio no supo cómo contestar- Eso me imaginé,
lárgate Antonio, no quiero verte.
-Cachorro yo…- Anton se quedó helado en su
lugar, intentando lidiar con el desprecio de su pareja-. Yo…- clavó los ojos en
su pareja con tristeza-. Tienes razón, fui egoísta… pero no podía con la idea
de pasar un segundo sin tenerte.
-No mientas y me insultes con tus palabras, si
eso fuese cierto me habrías mordido el primer día, pero no, esperaste mucho
antes de hacerlo- no podía recordar cuánto pero debieron ser mas de dos días.
-Fui un idiota…-pasó duro, el estaba sintiendo
lo que era el poder de una pareja enojada sobre él, era un alfa y siempre había
estado en la cima de la cabeza alimenticia, pero frente a su cachorro enojado
estaba simplemente indefenso-. Hay… ¿hay alguna forma de que me perdones?-
preguntó dubitativo.
Carlo estaba anonadado ante la actitud del enorme
hombre frente a él, cuando
Robert le había dicho que ese sujeto jamás podría dañarlo, él jamás pensó que
fuese hasta ese extremo, el enorme sujeto parecía un perrito apaleado y
temeroso.
-Yo… no lo sé- bajó la mirada, bastante
indefenso ante la apariencia maltratada de su alfa-. Tienes que entenderme…
todo esto es nuevo y difícil para mí…especialmente cuando no tuve siquiera
tiempo de entender lo que me pasaba… creo que necesito tiempo.
Anton caminó hacia él y se detuvo a
centímetros de distancia.
-¿Puedo estar a tu lado mientras lo piensas? ¿Me
dejas intentar convencerte cachorro?- preguntó, Carlo levantó la mirada con
duda hacia él y tomó una de sus manos- Esta vez por las buenas… fui un idiota
antes- reconoció, aunque no estaba del todo convencido estaba dispuesto a bajar
la cabeza ante Carlo para contentarlo- déjame demostrarte que merezco ser tu
pareja…- pidió.
Carlo bajó la mirada y lo consideró, en
realidad quería decirle que si de inmediato pero sentía que tenía que pensarlo.
-Está bien…- murmuró - no me hagas
arrepentirme- le pidió. No quería sentirse como esas mujeres golpeadas que
volvían al marido abusador una y otra vez. Una oportunidad… es todo lo que le
daría a su relación.
-¿Puedo invitarte a cenar mañana?- preguntó
besando uno a uno los nudillos de la mano derecha de su pareja.
-Tengo una cena con mi familia mañana- se lo
pensó… quizá era muy rápido pero era mejor pasar por esto y saber si esa
relación podía funcionar-. Puedes venir si quieres- agregó. Lo suyo ya era
anormal, su familia era muy importante para él, a esas alturas si Anton no
podía aceptar a su familia, entonces no tenía ni que considerar intentarlo de
verdad.
-Cachorro… ¿hablas en serio?- ¡oh por dios!
Las cosas no estaban tan mal si su dulce cachorrito quería presentarlo a su
familia-. ¿Cómo me presentarás? – preguntó algo preocupado por ese punto.
-¿Qué?- preguntó molesto y frunciendo el ceño-
¿te preocupa que les diga que un hombre grande como tu esta con otro hombre?-.
Él nunca se había sentido atraído por un hombre en su vida, pero estaba dispuesto
a aceptarlo por el que tenía enfrente, Si Anton esperaba que fuera su sucio
secreto entonces no tenían que pensarlo más, eso no tenía futuro.
-¿Bromeas cachorro?- Anton sonrió y le rodeó
la cintura con la mano libre atrayéndolo hacía sí- muero de ganas de gritarle
al mundo entero que eres mío y soy tuyo- le aseguró-. ¿Por qué no me hablas de
tu familia? Me pone un poco nervioso conocerlos. De mi lado solo tengo un
hermano, pero no está por aquí la mayor parte del tiempo, no tendrás mucho que
conocer- Le sonrió.
Carlo pasó duro observando al hombre hablar, ¿por
qué tenía que lucir tan encantador? Parecía que también sabía decir las cosas
correctas en ocasiones.
-Bueno- murmuró un poco más tímido- Está mi
mamá…mi hermana, su marido, mi sobrina…mis primos- comenzó a murmurar,
sintiendo que mientras hablaba Anton había comenzado a besar su cuello, pero no
se negó, solo cerró los ojos y siguió hablando- ¿me estás escuchando?
-Cada palabra cachorro, pero también
necesitaba saborearte… eres tan delicioso- la voz gruesa y baja en su oído
envió escalofríos por todo el cuerpo de Carlo- cachorro… ¿el sexo está
prohibido?- consulto.
-¿Se…sexo?- las escenas de los últimos días
pasaron rápido por su mente y se recordó rogando y diciendo todas aquellas
cosas vergonzosas- ¡No!- sentenció y Anton suspiró abatido.
-Será como tú quieras cachorro- se lamentó y
le dio algunas besos inocentes en el rostro. Carlo lo podía sentir duro contra
su vientre pero no hizo amago de seguir, en cambio lo abrazó con ambas manos
por la cintura- continua hablándome de tu familia.
Carlo lo observó varios segundos, asegurándose
de que de verdad no intentara nada más y el calor subió a sus mejillas.
-Bueno… pero sin juegos raros ¿si?- pidió
inseguro.
-¿Cómo cachorro?- Anton preguntó temiendo
haber escuchado mal.
-Que… que el sexo está bien si no es… muy
sucio…- respondió.
Anton podía ver a leguas que su cachorrito era
un hombre que no era muy liberal con el sexo, evidentemente le incomodaban las
cosas que habían hecho antes así que le sonrió y le acarició la mejilla.
-Nada sucio, entonces está bien ¿verdad?-
preguntó suavemente y Carlo asintió.
Anton le acarició el rostro y su mano se movió
hacia su nuca, lo sujetó fuerte y buscó su boca, era un hombre posesivo y era
imposible ocultarlo en algunas cosas, su mano en la cintura de Carlo lo apretó
a su cuerpo y el beso lento pronto se volvió uno apasionado.
Carlo no tardó en agitarse cuando el deseo lo
consumió y subió las manos al cuello ajeno y se aferró a él mientras lo besaba
como queriendo bebérselo por completo. Anton le subió la playera y Carlo coopero
dejando que se la sacara por encima de la cabeza.
-¿En dónde esta tu habitación cachorro?-
preguntó llevando sus besos por el mentón y por el cuello.
-Segunda planta…la…la última del pasillo
derecho….- jadeó enredando sus dedos en el cabello ajeno.
-Bien- Anton aceptó y lo levantó por los
glúteos cargándolo, Carlo le rodeó la cintura con las piernas y Anton los llevó
sin problema hasta la habitación sin dejar que su boca se separara de la
exquisita piel de su pareja- me encantas…eres tan exquisito…
Carlo jalaba la cabeza ajena hacia su piel, no
teniendo suficiente de sus besos, su piel estaba sensible y necesitada, quería
sentir su boca en cada rincón. Anton abrió la puerta sin dificultad y tras
entrar no tardaron en ir a dar en la cama. Fue diferente de antes, en que el
calor los tenía desesperados y ansiosos, en que el calor era insoportable y
buscaban un alivio angustioso.
La forma en que rodaron por la cama fue
placentera y lenta, Carlo gimió disfrutando de cada caricia, sintió como
adoraba su cuerpo y buscó con cariño y una sensual pasión los labios ajenos, su
cuerpo contra el de su alfa.
El sexo en definitiva no fue como el anterior,
fue mucho más sensual, mucho más lento y profundo. Carlo se sumergió en
caricias íntimas y un placer intenso y diferente a lo que había tenido hasta
ahora.
Por la mañana despertó envuelto en los brazos
de su pareja y no se sintió mal, se sentía cómodo y cálido, sentía que todo
estaba en su sitio.
-¿Despertaste cachorro?- la voz ronca de Anton
fue lo primero que Carlo escuchó al despertar y asintió haciendo un ruido de
afirmación.
-Desperté… ¿tienes que irte pronto?- preguntó.
-no-, tenía una junta a primera hora de la
mañana pero tenía pensado posponerla hasta después de año nuevo, o mejor aún
llamar a su hermano para que se hiciera cargo de todo, el maldito se la pasaba
de viaje todo el año, bien podía hacer algo por su hermano ahora que deseaba
concentrarse únicamente en consentir y ganarse a su cachorro-. Tenía una junta
en casa, pero llamé hace un rato y resulta que se canceló- habló de forma
ambigua.
-Qué bueno- Carlo aceptó sin problemas, era un
hombre abierto con sus sentimientos, era del tipo que era cariñoso y atento con
su pareja y era algo que Anton estaba por descubrir-. ¿Quieres desayunar aquí?
Te prepararé algo- preguntó cerrando los ojos y acurrucándose contra él.
El enorme alfa se sorprendió gratamente por el
gesto, estaba un poco más encantado con su pareja.
-¿De verdad quieres cocinar para mí?- preguntó
curioso.
-Mhm- Carlo asintió aun sin abrir los ojos-
cocino muy bien ¿sabías? Te aseguro que no te disgustara- prometió.
-Estoy seguro de que no- Anton sonrió
acariciando el cabello del policía. Carlo había tenido razón, él había sido un
completo idiota… por primera vez aceptaba sinceramente que lo era.
¿Qué demonios habría logrado encerrándolo en
la mansión y dándole todo lo que quería? ¿Podría recibir un desayuno de su
pareja entonces? ¿Estaría en esa casa lejos de todo solo ellos dos entonces? A
él comenzaba a gradarle mucho la casa de su pareja.
-¿Quieres que prepare el baño?- preguntó
dulcemente.
-Eso sería maravilloso- Carlo abrió los ojos y
se estiró- pero toma un baño largo tu, me daré una ducha rápida y bajaré a
hacer el desayuno- le dio un pico en los labios y sin más se levantó para
entrar al baño.
Anton estaba asombrado del comportamiento de
su cachorro, cuando había intentando llenarlo de regalos y darle lujos y
comodidades su cachorro no parecía haber estado en absoluto feliz, pero parecía
increíblemente cómodo y entregado si lo dejaba tener el control.
-Mmm – parecía que iba a tener que ceder el
poder con este cachorrito.
Observó su celular y lo tomó comenzando a
hacer una lista de compras que enviar a su asistente, él necesitaba regalos,
muchos regalos, quizá su pareja no los quería por ahora, pero si quería ganarse
a la familia política necesitaba una muy buena impresión.
Estaba haciendo la lista aun cuando Carlo
salió del baño duchado y vestido.
-Si estás ocupado, no deberías quedarte solo
para complacerme- le aseguró caminando a él y sentándose en la cama.
-No te preocupes cachorro, solo hacia un par
de notas- lo jaló para sentarlo en sus piernas y hundió el rostro en su cuello.
-Hueles delicioso…cachorro…no es que me queje
pero estas…muy diferente de ayer…- murmuró.
-Bueno- Carlo ladeó el rostro- yo dije que le
daría una oportunidad a lo nuestro ¿verdad?- preguntó- quiero darnos una
oportunidad de verdad, sin trampas, si levanto defensas contra ti no creo que
pueda llegar a saber de verdad lo que esto puede ser…me gustas…-suspiró- de
verdad me gustas tanto, mi corazón parece que quisiera explotar en mi pecho
cuando estás cerca, de verdad quiero tanto estar contigo…quiero intentarlo de
verdad Anton, soy serio…si…si tu no lo eres te ruego que me lo digas…
Anton notó que lo que había entendido hasta
ahora era completamente diferente a lo que sucedía en verdad. Cuando pidió una
oportunidad en verdad aun pensaba en formas de engatusar a su cachorro y
mostrarle cuan bueno era estar a su lado, mostrarle que podía ser una pareja
adecuada…el había sido tan superficial. Con Carlo en sus brazos, tan entregado,
tan honesto, tan limpio… él sintió que el destino le había dado mucho más de lo
que merecía.
-Lo soy…soy serio- y lo era de verdad.
Acarició el rostro de Carlo suavemente,
parecía como si de repente pudiese verlo claramente, como si antes solo alcanzara
a verlo entre sombras. Ésta era su pareja…este hombre sería su compañero toda
la vida y era tan perfecto.
-Fui un idiota antes cachorro- murmuró- lo
siento mucho.
Carlo asintió, esta vez sentía que Anton era
sincero.
-Está bien…- el perdonaba fácil cuando era
sincero- pero hay muchas cosas que tenemos que hablar aun, no voy a dejar mi
trabajo Anton, me gusta mi trabajo, lo disfruto mucho y no quiero dejarlo.
-Entiendo cachorro, fue estúpido de mi parte
querer quitártelo.
-También quisiera seguir viviendo aquí, no es
que tu casa no sea maravillosa pero creo que no estoy listo, me gusta mi casa y
me gusta tenerte aquí.
-También me gusta estar aquí, entiendo que
quieras tu espacio cariño, solo espero que estés preparado para tenerme aquí
muy muy seguido- advirtió.
-Eso me encantaría- Carlo sonrió.
-Mi familia es un poco hippie, no les importa
si salgo con un hombre o una mujer, ellos... – se rascó la nuca-... mamá y papá
son más o menos normales, mi hermana es solo un poco mandona…mis primos y mis
tíos… ellos son un poco demasiado liberales, así que tenles paciencia ¿si?-
pidió de repente. Él tenía un poco de miedo de que alguno de sus primos lo
invitara a una orgía o algo así.
-¿Por eso eres tan conservador?- Anton supuso
que su familia tenía algo que ver con el rechazo de su cachorro a experimentar
un sexo algo más atrevido.
-Quizá…- Carlo aceptó y bajó la mirada- si el
sexo es un problema….
-No lo es bebé…jamás- le aseguró- tenerte
conmigo ya es más que suficiente.
-No… no me siento tan mal con lo que hicimos-
confesó- solo…necesito tiempo- los recuerdos lo excitaban y avergonzaban por
igual, en el fondo quería volver a jugar un poco con Anton de aquella forma,
pero tenía vergüenza también.
-No te preocupes por esas cosas cachorro,
tenemos todo el tiempo del mundo- le besó el mentón.
Carlo solo le sonrió y Anton suspiró, se
suponía que la voluntad de un alfa era inquebrantable, él había crecido bajo
esa norma sobre sí mismo, pero ahora… simplemente su voluntad era nada, si se
trataba de su pareja él era endeble como gelatina, la tan aclamada voluntad del
alfa era masilla en las manos de ese joven humano y simplemente era perfecto.
Super contenta de que estén arreglando las cosas, muchas gracias!
ResponderEliminarBuen inicio de semana, besosss
Lu Malandro
Me encanta Daniel. Ahora a esperar otro capítulo. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarBesos
Daniel me encanta. Espero que la sigas 0ronto. Besos.
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