miércoles, 15 de febrero de 2017

Por él -Capítulo 21


Capítulo 21


—Entonces posiblemente estamos en problemas grandes, cualquiera de tu familia es peligroso, pero el líder de ellos... – dejó la frase al aire y Kazu le vio.

—Ni siquiera el contrato con Jason me permite ir en su contra, al menos no sin arriesgar el cuello, pero posiblemente haya una posibilidad, el trabajo del secuestro no es algo que Yudea haga de la forma en la que se llevaron a Jason, si está usando gente extra, ir contra ellos no es ningún problema, solo debo tener cuidado, por eso...

—¿Por eso...?— Kendal miró a Kazu.

—Quiero encargarme de la búsqueda de Jason en su totalidad, ¿podrías convencer al joven Denakis de no salir de la mansión ni separarse de su hijo, así los gemelos podrán cuidar a Andreas y a él mientras yo busco a Jason— Kendal asintió.

—Puedo, pero a Jason no le gustará la idea de que ejerza algún tipo de autoridad sobre su amado esposo –sonrió con una ligera picardía.

—Es su vida de la que estamos hablando, confiemos en que no pase de una berrieta malencarada— Kendal asintió.

—Está bien, esta vez será como dices.

Así las cosas habían estado de locura aquella primera semana y la segunda no mejoró, Basil estaba realmente en un vértice de confusión, no sabía qué hacer, la prensa estaba sobre él, había toda clase de rumores extraños y simplemente no tenía cabeza para nada de eso. ¿Dónde demonios estaba Jason? ¿Dónde se había metido? ¿Estaba bien?

—Basil, ¿estás bien?— escuchó la voz del tío de Jason desde la puerta, con la ausencia de Jason el hombre se había tomado una pequeñas vacaciones para estar con él y darle su apoyo.

—Estoy bien, lamento darle tantas preocupaciones— sonrió tristemente o mejor dicho, cansado— Es algo patético que tenga que preocuparse por mí a mi edad— el hombre le sonrió un poco.

—Mi sobrino está bien, tiene que estarlo... Basil... no quería abordar el tema... pero me gustaría hacerte una pregunta— Basil le miró dándole a entender que era libre de preguntar y el hombre se sentó frente a él viéndole al rostro— Es...sobre Andreas— y Basil bajó la mirada— Solo lo vi una vez antes de la desaparición de mi sobrino y fue en aquel torneo...— Dudó un poco antes de proseguir— Yo... yo siempre sospeché que algo así podría pasar pero dime...— parecía no saber cómo preguntar y Basil suspiró.

—Él es su sobrino de sangre, Andreas es hijo de Anna, una amiga mía y de su sobrino, ella lo dejó a mi cuidado y poco después murió, no pudo regresar por él y yo tomé la paternidad del niño— vio al hombre con el rostro apenado— Supongo que no tengo que explicarte por qué lo hice— el hombre negó.

—Es tan similar a mi sobrino...— como si eso lo explicase todo— pero al mismo tiempo... creo que ser criado por ti le suavizó los rasgos, puede sonreír y dar cariño abiertamente, tal vez mi sobrino hubiese sido así en otras circunstancias... — bajó la mirada— Ahora me siento algo culpable. Yo conocí a esa muchacha Anna...la recuerdo, por aquel tiempo vivía en esta mansión, cuando ella desapareció la última vez, pensé en seguirle el rastro, ella estuvo tantas veces con Jason que tenía cierto presentimiento— y a Basil le golpeó en la boca del estómago aquella frase, así que en realidad habían estado juntos muchas veces, Anna le había mentido— La última vez que se vieron ella se había cortado el cabello— y Basil recordó que a la reunión de ex alumnos de hacía ya casi cinco años Anna llevaba el cabello demasiado corto, aunque eso no disminuía en lo más mínimo su belleza— Creo que fue para complacer a mi sobrino —la expresión del hombre se apagó un poco— Pobre, debió sentirse destrozada— y Basil se sintió incómodo con aquella conversación— Mi sobrino siempre estuvo obsesionado contigo, aunque no lo creas yo ya sabía de ti en aquellos años— y Basil negó.

—Se equivoca, sólo está conmigo por Andreas— el hombre volvió a sonreír tristemente y a mirar al suelo.

—Como digo, yo me alojaba aquí cuando Jason comenzó a traer a Anna a la casa, a ninguna otra mujer vi jamás, siempre me pregunte por qué, hasta que noté algo. Cuando conocí a Anna ella salía de la casa, apenas crucé palabra con ella pero noté el aroma de su perfume, olía a pino fresco... — Basil no entendió a qué venía aquello—Viéndola en casa me preguntaba cuando mi sobrino llevaría al muchacho del que no paraba de hablar y quejarse. Yo fui a conocerte una vez e incluso te saludé, recuerdo que me acerqué preguntándote por tu jefe, trabajabas en un aserradero y olías a pino fresco, cuando hablé con ella no pude evitar pensar en ti, pensé que podía ser una coincidencia— suspiró— pero la última noche que estuvo en la casa— aún a pesar de su edad el hombre se sonrojó ligeramente— los ruidos se escuchaban hasta mi habitación— y Basil se sonrojó también al entender a qué se refería— "Basil... Basil..."— y él le miro.

—Le escuchó— el hombre negó.

—Eso es lo que se escuchaba desde la habitación de mi sobrino, solo tu nombre una y otra vez... cortarse el cabello tal vez fue buena idea para complacer a mi sobrino pero no para ella, después de eso no volvió jamás y por supuesto él no la buscó... yo...yo me rendí después de su muerte, los noticieros nunca dijeron nada sobre que hubiese dejado a un niño huérfano, así que simplemente lo dejé pasar...

—No era su responsabilidad señor Lakis, Jason también lo dejó pasar, yo incluso lo escondí de ustedes—el hombre le observó sin estar muy convencido, aunque la expresión de Basil estaba ya algo perdida, sus mejillas aún estaban sonrojadas. Así que Jason le había deseado desde mucho antes de poseerlo, eso de algún modo... le hacía sentir un golpeteo furioso en el pecho, seguido de una horrible depresión, quería verlo, deseaba tanto verlo.

En otro lugar, aun en la ciudad, Jason despertó después de haberse quedado dormido unas dos horas, no tenía idea de qué hora o día era, ni siquiera sabía si en el cielo brillaba el sol o se imponía la luna, llevaba días en aquel sótano oscuro, sus ojos se habían acostumbrado, pero aun así no lograba distinguir mucho, las esposas en sus manos le habían hecho bastante daño y tenía las piernas entumidas por la falta de uso, iban seguido a alimentarlo pero no sabía quién era, al abrir la puerta la luz lo cegaba y al volver la oscuridad no podía distinguir ya nada en ella, sin embargo nada más le habían hecho, no le habían dado razones de su permanencia en aquel lugar o qué pensaban hacer con él, tampoco creía que hubiesen pedido un rescate pues de ser así ya le abrían matado o liberado en el mejor de los casos. Los días encerrado y en oscuridad le estaban llevando a la desesperación, y solo un remordimiento le quedaba. Sonrió para sus adentros con amargura, la última noche que había pasado con Basil había sido perfecta, o al menos casi perfecta, recordaba haberle hecho el amor, recordaba cada exquisita expresión del rubio y después verle caer dormido por el cansancio, y era de eso de lo que se arrepentía, había susurrado un "Te amo" a los oídos del rubio pero éste ya no lo había escuchado, ojalá lo hubiese dicho mientras aún estaba despierto, quién sabe, tal vez hubiese tenido una respuesta agradable.

El chirrido de la puerta le sacó de sus pensamientos y poco después una luz suave se encendió, lastimó sus ojos al principio pero era tan tenue que pronto dejó de hacerlo, con cuidado la luz fue aumentando dejando que asimilara la intensidad, y cuando pudo vislumbrar de quién se trataba la extrañeza se dibujó en sus ojos.

—¿Tú?— era la esposa de uno de sus socios, una mujer aún joven y bella, la misma que se había encontrado en la primera fiesta a la que había ido junto con Basil, nunca tuvo especial agresión contra ella, realmente jamás espero que pudiese hacer algo como aquello.

La mujer le sonrió.

— Es increíble que aún conserve su entereza, joven Jason— el castaño simplemente movió la cabeza despejando su frente de los desordenados cabellos.

—Debo confesarlo, no pensé que semejante "dama" fuese responsable de esto— indicándose a sí mismo— ¿Qué se supone que planea hacer conmigo?— la mujer caminó sentándose en una silla por ahí cerca, cruzando las piernas con medida sensualidad sin quitarle ni un segundo la vista de encima, Jason igualmente le había seguido con la mirada con aquellas plateadas pupilas clavándose en las castañas lagunas ajenas.

—A mí no me interesa demasiado, pero verá... mi hija está algo encaprichada con usted, la pobre no paraba de llorar después de que la ignoró— y Jason frunció el ceño, ¿de qué hija hablaba? Esa mujer no tenía hijos— sé lo que estás pensando, yo y mi marido no tenemos hijos, pero tenemos una ahijada, es tan bella y cariñosa, no entiendo que le vio a su joven esposo que no tenga mi preciosa niña— y Jason comenzaba a imaginarse de quien hablaba— Jidael es bella e inteligente, no merecía su desprecio joven Jason.

—Desprecio ¿eh?— Jason se preguntaba qué clase de ideas tendría aquella mujer en la cabeza— ¿Qué se supone que planea entonces? ¿vengarse?— la mujer sonrió.

—Oh, de buena gana lo haría, pero mi niña aún está interesada en usted, podría considerar dejarlo libre si accede a hacerla feliz y olvidarse de ese joven esposo suyo, mi niña podrá darle hijos propios, algo que ese joven, por bello que sea, jamás podrá hacer— Jason rió por lo bajo.

—¿Por eso me mantuviste tanto tiempo en la incertidumbre? Supongo que pretendías que notara que nadie va a venir a rescatarme— la mujer sonrió dándole a entender que llevaba la razón y Jason se relajó o al menos intentó dar esa imagen recostándose en el pilar al que le tenían atado— Siento decirte que estoy bien con mi joven y bello esposo— imitando el tono de la mujer.

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