miércoles, 29 de marzo de 2017

+Money - Capítulo 6


Capítulo 6

Theo salió temprano esa tarde. A pesar de eso se había encargado de mucho más labores que un trabajador promedio. Theo tenía apenas un año al frente de la sede matriz de la compañía, pero se había establecido en los primeros seis meses, apenas con ese tiempo había demostrado astucia, inteligencia y buen instinto para los negocios e inversiones, pese a ello, esas características eran difíciles de notar fuera de la oficina donde era desinhibido y bastante bromista. El prometedor joven se sorprendió al ver al anciano cochero de Nabil esperando cerca de su auto, se aflojó la corbata y suspiró caminando a su auto.

-Señor Botsari- Se detuvo al escuchar se apellido y además por la intriga por el repentino tono amable y humilde del hombre que apenas esa mañana le había llamado arribista.

-¿Tiene algún asunto conmigo?- preguntó ladeando el rostro con una de sus manos en los bolsillos. El anciano dio un paso a él notablemente incómodo y Theo se agachó ligeramente como si intentara buscar su rostro- ¿Qué ocurre?- insistió y el hombre levantó la vista avergonzado.

-Yo estaba confundido esta mañana, señor. Estoy aquí para disculparme- Theo sonrió y asintió. Ya que aquel era un hombre tan querido para Nabil, bien podía dejar su usual sentido del humor y tan solo aceptar sus disculpas.

-Disculpas aceptadas, no se preocupe- le aseguró y le palmeó el hombro- Y no es que quiera ser grosero pero tengo una cita con Nabil, así que…- señaló su auto y el hombre le sonrió.

-Claro, claro, entiendo. El joven me ha dado la noche libre así que creo que conducirá él. Tenga esto…  se las manda mi esposa, son las favoritas del señor- Theo iba a decirle que no era necesario ningún regalo pero cuando escuchó lo demás lo tomó sin dudar.






-Sus favoritas ¿eh? Muchas gracias- le sonrió al hombre y se despidió subiendo a su vehículo. Ya dentro abrió la caja de pastelería y vio los panecillos, sacó uno de ellos y curioso lo probó- Mmm,  nada mal- En realidad estaba muy bueno ¿de qué repostería serían? Quizá luego le preguntara al chófer de Nabil. Así que a Nabil le gustaban las nueces... y el glaseado- Debí imaginar que era de cosas dulces- se rió recordando que Nabil intentaba no pedir postres cuando estaban juntos pero cuando cedía siempre era algo dulce- Arturo- le habló al conductor y éste le dedicó una mirada por el retrovisor antes de volver la vista al camino.

-¿Si, señor?- Theo le sonrió encantado.

-¿Cuál era la repostería en la que compraste ese delicioso pastel para tu hermana el mes pasado?- preguntó y el hombre asintió.

-Oh, es la repostería de mi novia. Ella tiene talento, señor- Theo asintió.

-No lo dudo ¿podrías hacerle un pedido especial para mí? – sacó un panqué de la caja- ¿Podrías decirle que haga un pastel con esto de inspiración? En sabor, claro- el hombre asintió.

- Claro, señor... Estoy seguro de que si es posible ella podrá lograrlo - le respondió y Theo continuó comiéndose el que ya tenía mordido.

-Gracias Arturo, recuérdale que el precio no es problema. Si es posible me gustaría hablar con ella y ver si podemos agregar algo más si es necesario. Sé de algunas cosas que le gustan a este geniecillo.

El chófer volvió a verlo por el retrovisor al detenerse en un semáforo.

-¿Una fecha especial se acerca, señor?- le preguntó y Theo levantó una ceja.

-Así es, y será mejor que la recuerdes si no quieres que tu maravillosa novia te mande de paseo- le aseguró y el joven se quedó pensativo.

-¡Oh, claro! San Valentín- recordó el joven y Theo sonrió satisfecho. Nabil se la pasaba cortejándolo todo el tiempo, era tiempo de que él le mostrara cuán romántico podía ser.

-No soy bueno sólo en la cama- murmuró.

-Perdón, señor  ¿dijo algo?- Theo negó riendo.

-Nada que quieras saber, Arturo- le aseguró.

Theo llegó a su punto de reunión y se despidió de él. No pasó demasiado antes de que Nabil se estacionara frente a su cafetería favorita para recogerlo. Pagó el café que se había estado tomando y subió al auto del pelirrojo.

Hablaron sobre cosas triviales, sobre el clima, sobre lo que habían comido y sobre si el cielo estaba hermoso. Pero el principal tema, que les duró hasta la entrada del restaurante donde cenarían, fue acerca del origen del mito de la primera estrella de la tarde.


-De cualquier modo... la primera estrella es en realidad un planeta,  no una estrella, así que todo esto es ridículo- se rió Nabil dándole las llaves de su auto al valet parking.

-Sabes, mi papá decía que quien concedía deseos era el lucero de la mañana, la última estrella en esconderse- Nabil le vio entrecerrando los ojos.

-Es la misma Theo, no me tomes por tonto- Theo levantó las manos.

-¡Hey! yo solo te digo lo que me decía, te acusaré si le llamas mentiroso- Nabil rió.

-Está bien... tu ganas. El lucero de la mañana concede deseos- Nabil le abrazó y besó su mejilla.

-Mi padre agradece tu voto de fe- Nabil negó sonriendo y cuando Theo vio al frente arqueó las cejas- ¿Cenaremos aquí?- preguntó y Nabil asintió.

-Leí en una crítica en internet que es uno de los mejores restaurantes de la ciudad- Theo suspiró.

-Está bien , probemos….- no sabía cómo decirle que aquel era el restaurante de su ex…


El sommelier del restaurante acababa de abrir una botella para ellos y había servido sus copas cuando una hermosa rubia se acercó cual torbellino y se detuvo iracunda junto a su mesa.

-Vaya ¿no es esto caer demasiado bajo, Theo?- la hermosa chica se encontraba se pie a un lado de la mesa y miraba directamente a Theo. Era rubia, de hermosos ojos verdes y con un perfecto cuerpo fitness enfundado en un vestido azul de mangas largas y pronunciado escote en la espalda.

-Akisha, no pensarás hacer una escena en tu propio restaurante ¿o sí?- preguntó él bebiendo de su copa sin volver la mirada a ella, mirando sólo a Nabil que lucía completamente confundido.

-Debería hacer que te sacaran ¿qué pasa? ¿una portada de revista y se te sube el aire al cerebro? ¿O vas a decirme que casualmente decidiste venir a pasearte a mi restaurante porque sí?- Theo sonrió- ¡Te dije que no quería volver a verte en mi vida!

-En realidad mi cita es quién escogió el lugar, no tenía idea de que estaríamos aquí Akisha, puedes creerme- le aseguró. La hermosa mujer miró a Nabil y frunció el ceño.

-¿Tu cita?- preguntó incrédula y Theo suspiró.

-¿Qué parte no entendiste?- la chica cruzó las manos al pecho.

-¿Desde cuándo bateas para el otro lado?- preguntó y Theo le sonrió encantadoramente,  mirándola por primera vez.

-En realidad siempre he sido ambidiestro, preciosa... es curioso que no lo notaras- ella torció el gesto.

-Creí que siempre bromeabas, contigo nunca se sabe cuándo vas en serio- gruñó más tranquila y Theo se puso de pie.

-Bueno, ahora ya lo sabes... pero descuida, nos retiramos- Nabil se levantó siguiéndolo, aún algo confundido y educadamente se despidió de la chica.

-Con permiso, señorita- pronunció  tímidamente y la chica se removió incómoda.

-No tienen que irse, lamento el malentendido… les enviaré la especialidad de la casa- Theo negó y abrazó a Nabil por la cintura.

-No creo que fuera precisamente apropiado. Que estés bien Akisha, lamento no esperar a que me traigan la cuenta- se disculpó dejando varios billetes grandes en la mesa sacando a Nabil de ahí.


-¿Quién era ella?- preguntó Nabil suavemente y Theo suspiró.

-Akisha, mi ex, nuestros padres  se conocían y nosotros nos llevábamos muy bien. Somos adultos ahora y pensé que ya que éramos tan compatibles como amigos  seríamos una buena pareja, pero fue un tremendo fracaso, por lo que terminé la relación. Como puedes ver no se lo tomó muy bien.

Nabil vio atrás, así que ése era el estándar de Theo; hermosa, con carácter, emprendedora y exitosa. Bueno, él tenía al menos la mitad de esas cualidades. No debía ser tan difícil para Theo estar con él ¿verdad?

-¿Qué estás pensando geniecillo?- Preguntó Theo acariciando su cabello con la mano con la que lo abrazaba.

-No es nada- sonrió Nabil – ¿A dónde vamos ahora? No reservé en ningún otro sitio- Theo vio a su alrededor.

-Estamos cerca de tu departamento ¿no?- Nabil asintió. Theo lo atrajo más hacia su cuerpo-¿Qué te parece si nos portamos mal, compramos algo de comida rápida y vamos allí?- Nabil se mordió el labio inferior y sonrió apenas visiblemente.

-Me gusta la idea.







domingo, 26 de marzo de 2017

Por él - Capítulo 25



Capítulo 25



Cuando llegó la mañana Jason tenía a un exhausto cachorro entre sus brazos, las vendas aún sucias y un dolor que le importó un comino ante la satisfacción que le recorría el cuerpo. Se levantó con cuidado y sintió entumidas las piernas, le costaba moverse pero lo soportó, quería darse una ducha.

Poco sabia que en la planta baja Kendal miraba la pantalla del televisor con el ceño fruncido, se había quedado para ver que todo marchara bien y al encender el televisor esa mañana se había encontrado con que la noticia del momento era el brutal asesinato de una acaudalada familia y su ahijada Jidael Grimaldi, popular, joven y bella cantante y modelo, hija del gobernador y la lista continuaba.

Aún estaba la nota cuando escuchó a alguien entrar, era Kazu.

—¿Has sido tú?— preguntó sin girar a verle y Kazu no entendió a qué se refería.

—Si me dices de qué hablas posiblemente pueda contestarte...— Kendal sólo señaló el televisor y Kazu se quedó paralizado, por supuesto que él no había sido, estaba todavía atónito cuando su celular vibró en su bolsillo, tardó en reaccionar y atender, no le asustaba la muerte, él mismo tenía ya una considerable lista de almas que morirían de nuevo por llevárselo, pero en esta ocasión no había tenido nada que ver, además sus asesinatos siempre habían sido un último recurso y siempre rápidos y sin dolor, lo cual distaba bastante de lo que le habían hecho a aquella familia.

—¿Kazu?— nada más atender el teléfono fue la voz de Jin la que escuchó al otro lado de la línea.

—Ji... Jin, estoy viendo la televisión...— dijo como esperando que Jin entendiese qué estaba diciéndole.

—Supongo que te preguntas si fui yo... no lo fui, al menos no en persona, envié a uno de mis hombres, esa niña pretendía quedar embarazada y sus padrinos podían ser problemáticos, de esta forma no tendrás preocupaciones innecesarias... no quiero ver tu rostro preocupado cuando te tenga en mis brazos— Kazu se sonrojó.

—No era necesario...— murmuró y la voz de Jin sonó risueña al otro lado.

—De nada mi Kazu, te veré esta noche, no lo olvides— y colgó.

— ¿Que le diré... a Jason?— suspiró pasando los dedos por sus cabellos negros.
—No creo que le duela especialmente, pero no querrá tener a la policía metiéndose en sus asuntos, más vale que tu "amigo" no haya dejado nada que nos pueda inculpar— Kazu suspiró, eso era imposible, no por nada la familia Kanishia tenía el poder que tenía, no hacían trabajos mediocres.

En la planta alta Basil despertaba despacio, con una sonrisa buscando el cuerpo de Jason a su lado, extendió la mano pero no lo encontró. El pánico le sobrevino y se enderezó sintiendo el dolor en su espalda baja, habían tenido sexo durante toda la noche. Una mueca de dolor se dibujó en su rostro.

—No deberías moverte tan brusco cachorro, no después de lo que hicimos— Basil se giró a verlo sintiendo el alivio inundarle el cuerpo y después de la momentánea conmoción frunció el ceño con falsa molestia.

—Y tú deberías descansar... no deberías...— pero antes de que pudiese terminar la frase las de Jason le interrumpieron.

—Te amo— y Basil se quedó estático, viendo a Jason como preguntándose si había escuchado bien.

—¿Q... qué?— pasándose los dedos por los cabellos, nervioso, sonriendo como un idiota.

—Te amo— volvió a repetir el otro lleno de convicción y Basil se quedó mudo observándolo, viendo como caminaba con solo la toalla alrededor de las caderas, avanzando hacia él.

—Mientes— susurró pasando del nerviosismo al miedo, al miedo de que le estuviese tomando el pelo.

—No lo hago... yo...— ya cerca de él le levantó el mentón, lamiendo sus labios mordisqueando el inferior sin que Basil pudiese hacer más que entrecerrar los ojos sintiéndose en un sueño— Jamás mentiría en algo así...— y Basil se quedó paralizado, ensoñado y sonrojado.

—Jason...— dijo con apenas media voz, notando que no lograba que saliera como quería— No... no me mientas así— y Jason no dijo más, lo observó fijamente sin intención de retractarse y Basil se llevó las manos al rostro sintiendo que las lágrimas se desbordaban por sus mejillas— ¡Eres un idiota!— reclamó sintiendo que no tenía defensas contra las palabras del otro —Jamás voy a creer eso ¡jamás!— y Jason sólo sonrió pues sabía que Basil le creía, lo veía en su llanto, en la forma en la que evitaba su mirada, y mejor aún... ahí estaba su respuesta.

—Dímelo...— ordenó suavemente y Basil le vio.

—¿Qué?— desconcertado.

—Dime qué sientes por mi— Basil se levantó de la cama aún con el dolor. De repente su boda, el que Jason hubiese estado secuestrado, todo desapareció.

—Yo... yo... no te amo, eso es seguro— y Jason rió de buena gana viendo que el sonrojo le cubría hasta las orejas.

—¿Es tu última respuesta?— Basil le miró sin saber si decir que si o que no, pero viendo la expresión tan segura del otro se aferró a su necedad.

—Es... es mi última respuesta— dijo al fin y Jason se encogió de hombros.

—Divorciémonos entonces— y Basil le observó con los ojos muy abiertos.

—¿Q...qué?!— aunque Jason sólo se dirigió a una cómoda buscando ropa que ponerse.

—No tiene sentido que sigas a mi lado, si no puedes amarme, puedes irte, aprovecha ahora antes de que cambie de opinión— se veía tan tranquilo que a Basil le tembló el corazón.

—Como si pudiera, si me voy...— pero Jason le interrumpió.

—Dejaré a Andreas contigo, no soy tan desalmado como crees, jamás tuve verdadera intención de quitártelo— se veía tan tranquilo ¿qué no acababa de decir que lo amaba?

—Pero... pero él querrá vivir contigo... no... no es necesario el divorcio, te lo dije, puedes tener todas las amantes que quieras y...— pero la mirada esta vez agresiva de Jason en él le silenció.

—Esto es un ultimátum Denakis, a menos que me digas lo perdidamente enamorado que estás de mí, este matrimonio se acaba— sonaba exigente y seguro... Basil le observó, en silencio, luchando contra sí mismo y finalmente soltó un par de lágrimas, entre frustración, rabia y felicidad.

—¡Eres un maldito chantajista! ¿Por qué querría estar casado contigo? Todo lo hago por Andreas— pero Jason ni se inmutó, cruzándose de brazos.

—Lo tomas o lo dejas...— y Basil no sabía qué hacer, no estaba en peligro Andreas ni su trabajo ¡ni nada! solamente el hecho de no volver a estar entre aquellos brazos, no había donde ocultarse.

—Yo.... yo...— soltó lágrimas feroces— Te amo... te amo, maldito bastardo... desde que estábamos en la secundaria te amaba ya...—Dijo tapándose la cara y Jason lo jaló abrazándolo con fuerza, apartando sus manos y besándolo con ansias— ¡Eres un idiota! ¡Un imbécil!— pero Jason solo asintió murmurando un ligero "Si" antes de seguir devorándole—Jason...— soltó nada más ver cómo el otro hacía a un lado la toalla que le cubría.

Basil se sonrojó como un virgen dejándose hacer, dejando que le convenciera y derribara todas sus barreras, dejando que le dejase desprotegido y vulnerable.

—Creí que moriría— susurró entre un beso y otro, con el cuerpo de Jason sobre él, sintiendo la seguridad de tenerlo ahí, presionando sus cuerpos—Creí que no volvería a verte— y Jason sonrió como solo él podía hacerlo, con aquella arrogancia y seguridad que le caracterizaban.

—Aún después de muerto volvería— por que las posesiones de Jason Lakis le pertenecían en la eternidad, incluso después de la muerte, era imposible que algo tan trivial como el otro mundo pudiese detenerlo, volvería... lo haría... Por él.


jueves, 23 de marzo de 2017

+Money - Capítulo 5


Capítulo 5

Durante el mes después de la sesión de fotos Nabil y Theo salieron dos veces por semana, la relación a visión de Theo iba viento en popa y estaba bastante orgulloso de su progreso con el pequeño genio.

Esa noche tendrían una cita nuevamente, nunca había intentado imaginar cómo era el programador de sus videojuegos más vendidos, pero teniendo en cuenta el tipo de trabajo que hacía debió haber imaginado que sería un hombre dominante. El pequeño genio había insistido en ir a buscarlo en todas sus citas y llevar su propio auto, era la primera vez para Theo que era cortejado y eso era algo excitante y curioso, algo bochornoso a veces, pero a pesar de todo le gustaba. Al menos agradecía que Nabil no le llevara flores cuando iba por él, los regalos eran un poco más discretos. El primero en especial le había parecido encantador, él llevaba meses diciéndose que iría a comprar un reloj nuevo y de repente ¡bam! ahí estaba ese encantador chiquillo con sus adorables mejillas arreboladas dándole uno.

Theo salió de la ducha tarareando “Everybody” de los BackstreetBoys, ciertamente se sentía como un adolescente últimamente, se había acercado a Nabil con propósitos meramente profesionales. La mente ingeniosa y creativa del chico le parecía sumamente sexy pero no había esperado que aquel delgaducho pelirrojo con adorables pecas y bonitos ojos tras unas horribles gafas despertara su libido de aquella forma. Y en la cama ¡ah, Dios! nunca se había sentido tan libre y aceptado, era un granuja, lo sabía, pero Nabil lo aceptaba todo de él con gusto y eso lo hacía sentir tan cómodo.

-Lo tienes loco, Theo- le sonrió a su espejo y se guiñó el ojo – Oh, Dios ¿por qué soy tan guapo?- preguntó a los cielos viendo su rostro desde varios ángulos y sonrió alejándose un paso observándose sólo con la toalla en las caderas- Eres un Dios… si… eres tan apuesto- jugueteó un poco más con su reflejo y después se rió de su propia estupidez. Viendo el reloj en el tocador pasó los dedos por él y tomando el control remoto de la música ambiental de su casa la encendió, por todo el departamento comenzó a sonar un cover de “Problem” de Ariana Grande, cantado por Hozier.

Felizmente Theo comenzó a arreglarse, se  vistió con un traje azul a la medida, una camisa amarillo pálido y una corbata a rayas rojo quemado. Con una sonrisa se colocó los calcetines azul marino y los zapatos a medida Dior que ajustaban con el traje, lo cual era curioso pues vestía un Armani esa tarde y su colonia era Kenzo, en fin, a quién le importaba.

-No importa lo que te pongas. Eres un ganador,guapo- se dijo al espejo en modo de broma y se peinó echando su cabello atrás- Esta noche tengo una cita- tarareó juguetonamente- Una cita con el amor- continuó bromeando y abrió el cajón de su buró- Veamos… condones… pañuelos por si acaso ¿lubricante?- lo contempló y lo regresó al cajón- No, no es necesario- sonrió complacido, Nabil y él eran compatibles fuera de la cama pero lo cierto es que en ella estaban hechos el uno para el otro.

Cuando Theo bajó, su chofer sonrió al verlo.

-¿Verá a ese programador hoy señor?-le preguntó y Theo le miró curioso.

-¿Cómo lo sabes?- El hombre le abría la puerta sonriendo.

-Porque esta sonriendo, jefe… y lleva otro de sus trajes favoritos- Theo se vio a sí mismo.

-¿Soy tan obvio?- su cochero solo sonrió y Theo suspiró ¿qué podía hacer? ese muchachito lo tenía loco. Subió a su auto y al llegar a la compañía y bajar,  notó el auto de Nabil ahí. Curioso… no recordaba que tuviese nada que hacer ahí, vio el ascensor abrirse y al chofer de Nabil salir.

-Buenos días, es el chofer de Nabil ¿cierto?- le saludó sonriente y el hombre refunfuñó al verlo, ¡vaya si era un anciano bastante amargado! Desde que lo había visto la primera vez no lo había visto sonreír ni una sola vez- ¿Ha venido Nabil?- preguntó con las manos en los bolsillos y el hombre gruñó de nuevo.

-No, mi señor me envió por un paquete- le respondió de mala gana y Theo frunció el ceño. Ese sujeto… era un hombre mayor y sólo por eso no le respondía mal, pero no entendía para nada su actitud.

-¿Tiene algún problema conmigo?- preguntó cuando el anciano paso por su lado, por lo que había visto en la interacción entre ellos, sabía que Nabil le tenía aprecio al hombre, así que no debía ser tan malo.

- Mi problema no es con usted “caballero”- le aseguró caminando con el paquete rumbo al auto de Nabil- Mi problema es con los oportunistas como usted en general- Theo parpadeó varias veces rápidamente y echó la cabeza un poco atrás ante la acusación.
-¿Yo soy un oportunista?- el hombre se giró a él con mala cara.

-Quizá haya durado más que los demás pero no es tan diferente, puede ser un hombre atractivo, que pueda conseguir regalos y paseos con su buena apariencia pero eventualmente le será inútil y mi señor aún tendrá su cerebro. Él es demasiado bueno para oportunistas como usted- sentenció y subió al auto azotando la puerta y saliendo de ahí, Theo no podía creer lo que le acababan de decir. Pensativo caminó a su elevador privado y éste lo llevó directo a la última planta donde estaba su oficina.

-Buenos días, Jefe- le saludo Nico, su secretario y además su mejor amigo- ¿Qué ocurre?- le preguntó siguiéndolo dentro de la oficina y cerrando la puerta tras ellos cuando Theo le contestó con un asentimiento- ¿No tenías una cita hoy con ese programador que te trae loco?- preguntó comenzando a cerrar las persianas para tener más privacidad.
Theo se hizo hacia atrás en su asiento y frunció el ceño pensativo entrelazando los dedos de sus manos.

-¿Es posible que alguien pueda confundirme con un arribista?- preguntó y su amigo levantó una ceja y le vio como si estuviese loco.

-¿Tomaste alguna cosa extraña hoy?- le preguntó y Theo se inclinó de golpe al frente apoyando sus brazos en el escritorio y frunciendo más el ceño.

-Un anciano acaba de acusarme de ser un oportunista que se aprovecha del chico con el que salgo- Nico se rió.

-Eso sería algo difícil teniendo en cuenta que eres quien firma sus cheques – se burló – Bueno, en realidad no tu personalmente pero  me entiendes- le aseguró y Theo volvió a echarse atrás en su silla subiendo los pies al escritorio.

-No tiene sentido ¿cierto?- preguntó pensativo- Pero lo que mas me preocupa es…  ese anciano menciono a los arribistas antes de mi- Vio directo a Nico- Dijo que yo había durado más que los anteriores, si Nabil se ha relacionado solo con ese tipo de personas ¿no crees que el piense algo así de mi o sí?- preguntó preocupado y Nico se rió.

-Oh, por favor, tu mismo lo has dicho, es un genio en nuestra industria ¿en qué cabeza podría caber que el nuevo CEO del grupo de tecnología de realidad virtual más importante del planeta este saliendo con él por interés?- Nico torció el gesto.

-¿Quizá pueda pensar que estoy interesado en robar sus proyectos?- Nico levantó una ceja incrédulo.

-Ni siquiera yo tengo tiempo de sobra como para perderlo así, ya tiene un contrato, todos sus trabajos pasan primero con nosotros antes de poder ofrecerlos a alguna otra compañía. ¿Por qué demonios precisamente tu harías algo así?- Theo respiró hondo y asintió.

-Si… no hay forma de que el piense algo así ¿no?-Nico se rió de nueva cuenta.

-Ninguna Jefe, tranquilo. Aunque en realidad yo era el que estaba preocupado de que el oportunista fuera él pero siendo como son las cosas…- Theo se rió y asintió.

-Cierto ¿cuándo en todos estos años imaginaste que sería cortejado de esta forma?- Nico sonrió.


-Lo tienes loco, jefe- Le aseguró y más tranquilo Theo dejó que su cabeza enamorada se quedara en letargo mientras su lado serio y despiadado en las finanzas se encendía y comenzaba a ladrar órdenes después de revisar los primeros papeles que su secretaria le dejó en el escritorio.


Esa misma mañana, la revista “Men” tenía en portada al soltero más codiciado del año, el multimillonario Theo Botsari calificaba como el quinto hombre más rico y el séptimo  más sexy del mundo y además el número uno de prospecto a marido perfecto, con un traje Gucci diseñado especialmente para él, el modelo principal de la última colección de la marca, inspirado en los diseños de Tom Ford en los 90’s.

La revista que casualmente la muy encantadora Adele compró esa mañana mientras hacia las compra por casualidad, solo por tener algo que leer además del periódico que Bill dejaba todas las mañanas en la cocina después de desayunar. Aquella revista al menos tenía a aquel muchacho tan apuesto en la portada. La mujer descubrió para su encanto que había muchos más hombres guapos en el resto de las páginas y se rió.

-¿De qué te ríes mujer?- preguntó Bill entrando después de terminar de podar las flores del jardín, pues el jardinero de confianza estaba enfermo y no vendría hasta la próxima semana, pero algunas ramas ya rozaban los ventanales.

-Es sólo la lógica de los jóvenes… esta revista se supone que está enfocada a hombres, pero mira…- le mostró las páginas rápidamente- Sólo hay muchachos guapos ¿no debería haber alguna sensual mujer por aquí al menos?- Volvió a reír y cerró la revista dejándola en la mesa- ¿Quieres limonada? Acabo de hornear los panqués favoritos de Nabil, me gustaría que se los llevaras después de comer- habló mientras sacaba los panecillos del horno. Notó que su esposo no le respondía y se giró a él- Bill ¿me estás escuchando?- pero el hombre se había quedado ido observando la portada de la revista- ¿Qué ocurre amor? Te aseguro que tú eras tan apuesto como cualquiera de esos niños en tus tiempos- le dijo a modo de consuelo, pero Bill seguía pedido en la portada.

-¿Podrías empacarme unos extras?- ella le vio asintiendo.

-Claro amor ¿para qué?- Bill tomó aire y se secó nerviosamente el cuello con su pañuelo.

-Creo que tengo que disculparme con alguien. 







domingo, 19 de marzo de 2017

Por él - Capítulo 24



Capítulo 24

A las afueras de la mansión, un par de gemelos se habían acercado. Kazu ya había tardado cinco horas desde que había entrado, Kendal les había autorizado para averiguar lo sucedido. Estaban ya en el patio cuando el localizador de Kazu comenzó a parpadear, era una señal, Kazu les decía que fuesen a buscarle.

Mientras tanto en el sótano Kazu pulsaba el ajustador de su reloj enviándoles las señales, al tiempo que se deshacía de la esposas. Jin se mantenía lejos de él, tal vez porque la situación en la que estaban le incomodaba, Jin actualmente era conocido como un hombre de hierro, pero con él siempre había sido solo condescendencia y amabilidad. Cuando le sonreía era imposible pensar que semejante sujeto pudiese pertenecer a la mafia. Aún con su imponente estatura era difícil creerlo, pero también lo había visto en presencia de otros, era ciertamente la imagen de un hombre temible.

—¿Así que vas a escapar? este será un espectáculo interesante— ese era su tío y se tensó al darse cuenta que había notado sus intenciones— Tranquilo Kazu, como ya te dije, yo sólo estoy aquí para ver.

Y él sabía que Yudea jamás mentía y se relajó un poco, Jin no había dejado de observarle, pero notó que no había sido buena idea cuando su instinto le hizo advertir que había más intrusos en la casa, iba a salir a ver cuando Kazu se levantó llamando su atención.

—Jamás aceptaré que las cosas sean de esta manera Jin— le habló en la oscuridad y Jin se paró con desenfado viéndole fijamente, que los demás intrusos se fueran al diablo, Kazu tenía su atención.

—A veces tenemos que forzar a quienes amamos— Kazu no dijo nada y cuando la puerta se abrió entrando un par de jóvenes con gafas para ver en la oscuridad, Kazu se lanzó contra Jin, el otro le sacaba casi una cabeza, pero Kazu era ágil y tenía una ventaja, Jin jamás levantaría una mano contra él, intentaba esquivarlo, atraparlo sin darle ni un solo golpe, pero Kazu se las ingenió para impedirle evitar que los gemelos tomaran a Jason y lo sacaran de ahí— Jin arremetió contra él con fuerza, atreviéndose sólo ante la perspectiva de quedarse sin su preciado tesoro. Fueron a dar al suelo y en un giro inesperado Kazu se puso sobre él, besándolo con ansias. Jin se quedó de piedra, quieto y sin saber qué hacer, Kazu se separó, viéndolo agitado por la pelea y por el forcejeo, por el beso, quién sabe, pero sabía que tampoco tenía aliento.

—¿Así besas a quien amas?— Lo había dicho, la palabra tabú entre ellos: amor.

—No…— susurró jalándole por la nuca, atrayéndolo hacia su rostro, esta vez girándolo y poniéndose encima del cuerpo del menor, cubriéndolo por completo y devorándolo con avidez- Es así como lo hago- aseguró llevando sus besos por su mentón hacia su cuello.

—Seguiré sirviendo a Jason— habló Kazu jadeante mientras Jin gruñó dejando de besarle, había sentido a Yudea salir cuando habían comenzado con aquella escena, así que se sentía en libertad de hablar—Déjame terminar— se adelantó—Todos los fines de semana, de doce del día del sábado hasta el inicio del lunes, por ese tiempo seré tuyo, exclusivamente tuyo, para lo que quieras…  donde quieras…— Jin le miró fijamente.

—¿Crees que te quiero por partes?— Kazu le sujetó el rostro.

—Quiero pensar que lo suficiente como para aceptarme así…— Jin le miró y descendió hasta sus labios.
—¿Mío?— Kazu asintió— No pensarás en Jason mientras estés conmigo— Kazu bufó ligeramente.

 —No lo haré— Jin prosiguió.

 —Así te llame… así esté muriendo, no irás con él en ese horario— Kazu volvió a asentir.

 —Sólo contigo— Jin le acarició el rostro.


—Acepto…


Cuando Jason despertó estaba en su habitación, mareado y confundido. Se preguntó si aún seguía soñando o si acaso el estar preso había sido sólo una pesadilla. Se tocó la cabeza y al ver a un lado notó a Basil durmiendo al pie de su cama. Sonrió sutilmente. Seguramente había quedado noqueado de tanta droga, aquel parecía un sueño agradable. Extendió una mano y acarició los rubios cabellos, el otro se removió un poco y al ver que Jason había despertado le sonrió con una felicidad que no le había visto antes inundarle los ojos. Aquello definitivamente era un sueño.

—Has despertado— la voz se le escuchaba algo ronca, ahogada, como si estuviese a punto de llorar.

—Creo que estoy durmiendo— Respondió viendo a su alrededor, lo último que recordaba era aquella muchacha moviéndose sobre él y la oscuridad del sótano inundándole los sentidos.

—Los gemelos y Kazu te sacaron de ese sótano anoche— Basil parecía no saber muy bien cómo actuar.

—Así que eso sucedió— Jason se dejó caer en la cama cerrando los ojos— Estoy en casa…—susurró y se quedaron en un silencio extraño — ¿Lamentas que apareciera?— Basil no comprendió, así que Jason prosiguió— Si no hubiese aparecido, si hubiese muerto, todo sería tuyo— Basil se quedó mudo y Jason después de otro silencio corto le observó, Basil tenía lágrimas en su rostro cubierto de estupefacción—Basil…—le habló extrañado y el otro  luchó por no soltar en llanto.

—Casi me muero de preocupación— soltó apenas antes de que las lágrimas comenzaran a correr sin control por sus mejillas, había intentando ser fuerte durante todo aquel tiempo, no podía mas— Creí que no volvería a verte— Jason se sintió en un mundo ajeno. Basil lloraba por él… pero ¿por qué?

 — ¿No pensaste que podría haberte dejado?— Basil se talló los ojos

—Llámame imbécil… además, ¿por qué lo harías? si quisieses dejarme no tendrías que escapar…— Basil se levantó— Creo que no es necesaria mi presencia aquí ¿quieres algo? Le diré a los sirvientes que te lo traigan, el médico te revisó, dijo que estarías bien, que solo necesitabas descanso, te drogaron pero estarás bien, saldrá de tu sistema en poco tiempo.

 —Basil— Jason le llamó en cuanto el otro se levantó— Siéntate— le indicó y Basil hizo amago de hacerlo pero Jason le tomó del brazo jalándolo sobre él, haciendo un leve gesto de dolor, pues las muñecas las tenía en carne viva por las esposas— Shh— le silenció cuando Basil pareció querer preguntar qué pasaba— Sabes que me drogaron… ¿sabes también por qué?— Basil desvió la mirada.

—Me enviaron un vídeo… donde… hacías el amor con ese chica…— Jason le tomó por el rostro.

—Tuve sexo con ella… solo he hecho el amor contigo— Basil rió amargamente, iba a decir algo pero Jason le puso un dedo en los labios—No me importa lo que pienses, a ti te hice el amor…—Basil se negó a mirarle, pero dio un respingo cuando Jason metió una de sus manos por debajo de su ropa.

 —Jason…debes descansar…— pero Jason le tumbó a su lado.

—No… no tienes idea de lo que necesito…— Besó su cuello y Basil, herido por sus últimas palabras, se debatió entre disfrutarlo o apartarlo— Me drogaron y tuve sexo pero no poder meterme entre tus piernas fue lo peor…— metiendo una de sus manos en los pantalones del rubio.

Basil tomó una bocanada de aire cuando los largos dedos acariciaron su vientre, miró a Jason y sonrió tristemente. Dios, cómo lo amaba ¿Que había esperado? ¿Qué al volver Jason estuviese tan afectado por verlo como él? Era cierto que antes del secuestro las cosas iban bien, tenía que conformarse con eso, lo de ellos por dulce que le pareciera en ocasiones, no era más que un trato de negocios. Cerró los ojos dejándose hacer y disfrutando de tenerlo de vuelta, cuando los dedos del castaño se metieron en sus pantalones jadeó.

 —Jason

—Te vez exquisito cuando te mueres de deseo, cachorro— comenzando a masturbarlo, deleitándose con su rostro anhelante— Compláceme Basil, gime más…— y Basil simplemente cerraba los ojos sintiendo el exquisito orgasmo sobrevenirle— Di mi nombre…

—Ah… Jason… Jason…— moviendo ligeramente las caderas, sintiéndose más y más caliente, hasta por fin venirse en su mano, quedándose agitado junto un Jason sonriente que lamió su mano completamente satisfecho con la docilidad de su cachorro.

Se quedaron en un cómodo silencio mientras Basil se recuperaba y cuando lo hizo se sonrojó viendo las vendas en la muñeca de Jason sucias con su semen.

 —Yo… yo te las cambiaré— pero Jason lo empujó contra la cama impidiéndole levantarse.

— Aún no acabo Basil, cuando terminemos podrás lavarme todo el cuerpo— Basil se sonrojó aún mas, si es que eso era posible— Claro, si es que puedes levantarte para cuando terminemos— Basil pasó duro pero aún así rodeó sus brazos dispuesto a complacer al castaño en lo que deseara—Qué dócil— sonrió.

 —Aprovecha, antes de que la razón regrese a mi…— Jason mordió sus labios en un beso profundo.

—Me encargaré de que tu razón desaparezca… descuida… no podrás pensar en nada…



viernes, 17 de marzo de 2017

+Money - Capítulo 4


Capítulo 4



Nabil chocó contra la pared cuando Theo le empujó y metió la mano en su pantalón comenzando a acariciarlo con una pasión que lo dejó sin aliento, aunque no importó, de cualquier forma, no habría podido respirar con su boca devorando la suya, ahogando los gemidos que su mano le provocaban.



-¡Ah!- el primer gemido salió cuando Theo bajó a su cuello mordiendo y besando, haciendo que las piernas le temblaran. Cuando intentó regresarle el favor, aún a pesar de tener los sesos fritos por la excitación, Theo lo detuvo.

-No, no, no, mi cajita de sorpresas, esto es para ti, por ahora- le reprendió tomando sus manos y colocándolas contra la pared- Sé bueno y déjame saborearte- le pidió al oído y Nabil asintió efusivamente loco por complacerlo, porque no apartara sus manos de él y Theo sonrió sobre la piel de su cuello- Buen chico, buen chico- lo felicitó y le abrió por completo los pantalones dejándolos caer hasta sus tobillos, con el camino libre siguió acariciándolo. Nabil tenía la cara roja, haciendo juego con su pelo y gemía mientras veía el techo intentando que el orgasmo no lo alcanzara y le hiciera fallar las piernas e ir a dar al suelo-¿Se siente bien?- escuchó la pregunta seguida de una mordida en su oreja y estuvo por venirse.


-Por... por favor... déjame tocarte- le pidió, necesitaba apoyo y más que nada necesitaba urgentemente sentir a su amante. Pero contrario a su petición Theo se separó de él. Nabil le vio asustado por haberlo hecho enojar, pero lo único que encontró en Theo fue una sonrisa pícara mientras se alejaba de él y comenzaba a sacarse las prendas.


-Desvístete, mi pequeño genio ¿no se siente mejor si es piel con piel?- preguntó y Nabil se apresuró a sacarse la ropa torpemente pero lo más rápido de le daban sus manos y su incómoda erección entre las piernas.

Para cuando Nabil lo logró Theo ya estaba desnudo y sentado en uno de los sillones y le hizo una seña con el dedo índice para que se acercara. El pelirrojo tuvo el impulso de cubrirse pero Theo negó con un dedo.

-No, no ¿recuerdas las reglas? Nada de cubrirse – le recordó y Nabil pasó duro caminando hacía él apretando los puños para no cubrirse, sentía la mirada de Theo en él y era excitante. Nunca antes se había sentido deseado de aquella manera.

Cuando se detuvo frente a Theo éste le tomó una de las manos y lo jaló suavemente, invitándolo a sentarse en sus piernas, a horcajadas sobre él, de forma que sus erecciones se tocaron y Theo tomó ambas comenzando a masturbarlos juntos.


-Gmmm como dije... ¿no es mejor piel contra piel?- preguntó buscando su boca y enviando la cordura de Nabil al demonio.

Horas después Nabil estaba boca abajo en la cama, medio ido, satisfecho y probablemente abierto como no lo había estado hasta ahora.

-¿Cansado aún?- escuchó en su oído y suspiró.

-Lo siento...- Theo se rió.

-Esta vez ¿por qué?- preguntó y Nabil se encogió.

-No puedo mas- Theo se rió con más ganas y lo abrazó por la cintura atrayéndolo a su cuerpo y apretándolo así.

-Que cosas más adorables dices, pero creo que también llegue a mi límite, ¿Qué te parece pasar la noche aquí?- Nabil suspiró idiotizado, no solía pasar la noche con nadie pero sería la segunda vez que lo hiciera con Theo.


-Me... me parece bien- sintió de inmediato a Theo acomodarse mejor detrás de él, sin soltarlo de la cintura.

-¿Estás incómodo?- Nabil negó, no lo estaba, se sentía maravilloso entre sus brazos.

-No- Theo suspiró nuevamente, esta vez de cansancio.

-Durmamos entonces- y no tardó mucho en sentir la respiración acompasada de Theo tras él. Nabil no entendía como podía sentirse tan cómodo en la intimidad con un hombre que prácticamente no conocía de nada. Pensando en eso se quedó dormido.

Lo despertó el sonido de la ducha, estaba tan cansado que apenas y pudo recordar buscar la ventana, las cortinas cerradas no le dijeron gran cosa. Su celular debía estar olvidado en alguna con su ropa y no tenía fuerzas para levantarse a buscarlo. Se removió en la cama, había alguien en la ducha ¿quién era? Gimió dormilón y se tapó hasta la cabeza al tiempo que Theo salió viéndolo.

-¿Te desperté?- la voz ya conocida lo despertó de inmediato y lentamente se descubrió el rostro.

-Buenos días...- le saludó bajito y Theo le sonrió.

-Buenos días, bello durmiente- se acercó a él y le dio un beso en la frente- Lo siento, hoy también tengo que irme antes- y Nabil asintió, la mayoría se iba nada más terminar de coger, que se fuera a primera hora de la mañana no era en absoluto malo en comparación- Gracias por no enojarte- le sonrió y Nabil volvió a negar restándole importancia. Cubriéndose aún hasta la nariz con la sábana, gesto que Theo interpretó como timidez, pues era el mismo gesto que había tenido la última vez al despedirse.

Theo se vistió y Nabil se quedó tranquilamente en la cama observándolo... ah... era un hombre tan apuesto, pero no era lo mejor de él... ni de cerca. Lo hacía sentir tan... tan increíble, claro que era especialmente increíble en la cama pero no podía decir que no habían pasado horas hablando antes de eso en cada ocasión, no es que supusiera que el sujeto lo encontraba de verdad interesante pero al menos mostraba el interés por lo que él era.

-¿Podemos volver a vernos?- le preguntó bajito, casi deseando que no lo escuchara y Theo levantó la mirada terminando de abotonarse el saco algo arrugado sin ver.

-¿Me estas pidiendo una cita?- preguntó juguetonamente y Nabil bajó la mirada y se avergonzó encogiéndose de hombros.

-¿Algo así?- pregunto y Theo le guiñó el ojo.

-¿Tienes mi número verdad?- preguntó y Nabil sonrió apenas perceptiblemente, asintiendo –Entonces llámame- le pidió y Nabil se despidió de él esa mañana, como la última, en su pequeña nube.


Dos días después le llamó para concertar una cita, aunque sería de trabajo. Le llevó al estudio que se encargaría de los gráficos de su trabajo, lo recogió y dado el tráfico hablaron más de una hora dentro del auto, Nabil deseó tener un regalo para él, pero al parecer a Theo no le molestó el hecho de no recibir nada ese día. Claro, tampoco tuvieron sexo ese día, pese a que su compañía le resultó divertida y agradable, cada momento que pasaba con aquel hombre era un poco más fácil hablar con él.

Nabil estuvo presente cuando le presentaron el contrato al que Theo sinceramente no prestó demasiada atención y después simplemente observó el proceso, se iba a usar a un experto en parkour para la mayoría de los movimientos, Theo solo sería la base para su imagen.

Pese a ello, la cantidad de video y fotografía que le tomaron fue asombrosa, o al menos lo era para Nabil, él normalmente no se metía mucho en esa parte del trabajo, dada las cláusulas de su contrato le presentaban las propuestas de los diseños para pedir su opinión, pero no era ni la voz definitiva ni él se metía demasiado en ello, al fin y al cabo todo siempre le parecía muy bien hecho y bonito y hasta ahí llegaba su interés. De por si el proceso ya era diferente con él dada su forma de trabajo, es decir normalmente para cuando se programaba los diseños ya estaban hechos, pero con él era al revés, hacía la programación de los movimientos y las rutas y después en base a lo que sea que él hiciera se creaban los diseños acorde a la historia y estilo de juego. Era la primera vez que Nabil había hecho una petición y el equipo había estado sorprendido pero se había mostrado bastante accesible. Especialmente cuando Nabil les había pedido que fuera él quien pagara directamente por el trabajo.

Cuando todo terminó Nabil se encargó de llevar a Theo a donde le había indicado, al parecer el rubio tenía trabajo que hacer, aunque Nabil no preguntó cuál exactamente, entendió que era algo más de fotografía. Por lo que sabía de Theo, debía ser alguna clase de modelo, Nabil no había preguntado mucho porque la verdad no quería saber mucho. Sabía que Theo como todos los guapos chicos anteriores estaba interesado en su dinero, pero si había algo más, él no quería saberlo, estaba feliz de conocerlo en esos momentos y no quería arruinarlo.

-Eso fue algo nuevo- le comentó Theo cuando el trabajo terminó, el equipo había estado algo sorprendido al ver a Theo, pero Nabil los entendía. Era tan... tan guapo.

-Creí que las sesiones no eran algo nuevo para ti- comentó y Theo se encogió de hombros.

-Pero nunca un trabajo tan exhaustivo. Las sesiones suelen ser mucho más cortas- Nabil se estacionó frente al edificio de una revista de moda masculina.

-Te agradezco infinitamente que aceptaras hacer esto- Theo le guiñó el ojo.

-No es nada... pero si quieres agradecerme de verdad...- Se inclinó hacia él-¿Qué te parece si me invitas a cenar mañana?- y Nabil se sorprendió, él aún estaba pensando cómo podía invitarlo a salir y le sorprendió que fuese él quien tuviese la iniciativa.

-¡Cla... claro!- eso no lo había esperado pero por supuesto que no le molestaba en lo más mínimo– ¿En dónde puedo pasar por ti?-Theo le sonrió mientras abría la puerta- El mismo sitio de hoy, también tendré trabajo en ese lugar mañana, pero tendré la noche libre para ti- Nabil sonrió sintiendo las mejillas arder.

-¿A qué lugar quieres ir?

-Sorpréndeme, mi pequeño genio - le dijo y le guiñó el ojo antes de cerrar, colocarse las gafas de sol y caminar rumbo al imponente rascacielos. Nabil se quedó idiotizado viéndolo hasta que el sonido del claxon tras él le indicó que debía moverse y lo hizo, aunque el corazón le martillaba con fuerza logró llegar sano y salvo a casa. Lo había logrado, sólo que ahora tenía un nuevo problema.

-¡¿A dónde voy a llevarlo?! ¡¿Qué le regalo?!