domingo, 1 de enero de 2017

Por él - Capítulo 15


Capítulo 15

Basil daba vueltas frente al teléfono, ¿qué hacer? Después de que Jason le había ido a dejar al trabajo descubrió que su jefe había escuchado casi toda la conversación que había sostenido con el moreno en la azotea, aún recordaba la forma en la que le habían reprendido por el aterrizaje no autorizado… y recordaba más aún las palabras que le había dicho con aquella enorme y falsa sonrisa “Por cierto, no creo que puedas tomarte el día libre, se me había olvidado decirte, pero estaremos muy ocupados ese día” había tenido que llamarle a Jason diciéndole que no fuera, recordaba perfectamente la actitud de éste, se había quedado unos segundos callado antes de decir “Si así son las cosas, está bien” y después le había colgado.

¡Obviamente no le había agradado nada que le cancelara de aquella forma!  Mmm… aunque ¿era acaso cancelar la palabra adecuada? Cancelar… era como si tuviesen una cita, es decir como si estuviesen saliendo, o sea, como si de verdad fuesen pareja y no solo por apariencia… suspiró por onceava vez frente al teléfono, habían pasado ya los tres días desde que Jason le visitara y precisamente aquella mañana su jefe le había anunciado que gracias a algunos retrasos tendrían todos el día libre ¡vaya chiste!

—Bueno, no pierdes nada ¿verdad?— intentó convencerse a sí mismo, tomó el teléfono y marcó rápidamente antes de arrepentirse, escuchó el timbre sonar tres veces antes de que le contestaran.

— ¿Qué sucede Denakis? … ¿Hablas para contarme lo bien que va tu trabajo? ¿O para recordarme lo ocupado que estás? Descuida, no estoy tan desesperado como para sacarte del trabajo— Basil escuchó y sintió que el valor se le iba, ¿que no estaba tan desesperado? ¿Qué quería decir? Él no esperaba que estuviese desesperado ni ansioso, es decir ¿por qué lo estaría y por qué esperaría el que lo estuviera? Diablos, se estaba haciendo un lío él solo.

—No…no tengo trabajo ahora— un silencio corto.

—Creí que estarías sumamente ocupado… incluso para mí— Basil no supo cómo interpretar aquella última frase.

—Creí que lo estaría… pero al final tuve el día… libre— un silencio corto una vez más y esta vez la voz de Jason se escuchó extraña al responder.

— ¿Acaso me estas pidiendo que vaya?— la voz de Jason parecía sarcástica pero también algo nerviosa. Posiblemente era su imaginación ¿no?

—A mí… no me molestaría… estoy en el hotel…— la risita de Jason se escuchó del otro lado de la línea.

—El hotel ¿eh? ¿Acaso intentas tentarme Denakis?— y Basil no supo de donde había sacado aquella conclusión— Puedo conseguir sexo sin tener que viajar en mi mejor tiempo durante tres horas seguidas— y Basil pensó que era cierto, no se arrepentía de haberle llamado, al menos sabía cómo eran las cosas, diablos, se había hecho tantas estúpidas ilusiones desde la última vez que le había visitado.



—Por supuesto— y aunque luchó porque no fuese así, la voz le salió ahogada, quería llorar, en verdad quería ponerse a llorar— Diviértete Jason— y le colgó, mientras que al otro extremo de la línea el moreno estuvo a punto de darse de topes con la pared, ¿por qué demonios le había contestado así? Le encantaba la idea de que su cachorro corriese a llamarlo nada más tener oportunidad, podría haberle dicho tantas cosas y de entre todas tuvo que escoger la peor frase posible.

—Maldita sea— murmuró entre dientes aventando el teléfono lejos.

En París, Basil no sintió el paso del tiempo, se quedó sentando en un sillón aferrado a sus rodillas recordándose lo estúpido que era, pero no era meramente su culpa ¿verdad? Jason lo había dicho, que sólo lo necesitaba a él, por supuesto Jason era un maldito hijo de perra mentiroso, y él… él se había hecho todo un mundo de fantasía en su cabecita…

— Creer que le interesabas. Vaya broma, Basil Denakis— murmuró para sí mismo cuando tocaron a la puerta, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que llamara a Jason pero tampoco esperaba que fuese él—Jm… lo que faltaba, visitas— se talló los ojos y caminó a paso lento hasta la puerta abriéndola sin más, ¡y vaya chiste! la persona a la que menos quería ver estaba ahí— ¿Qué quieres, Allon? – preguntó pesadamente regresando sobre sus pasos al sillón, queriendo que lo dejasen solo para hundirse en su depresión.

—  ¿Aún molesto porque arruine tu velada romántica? No puedes culparme Basil, me interesas demasiado como para ponértela fácil— Basil bufó.

— Así que al final lo hiciste a propósito… no sé porque lo dudé, pero descuida, te agradezco, me dejaste ver la verdad de mi vida— suspirando y recargándose contra el respaldo.

— ¿Qué te hizo? Basil…— le vio tan deprimido—déjalo Basil, sólo te lastima— entró y caminó con Basil hasta el sillón, sentándose a su lado pasándole un brazo por los hombros, atrayéndolo hacia sí dejando que Basil soltara un par de lágrimas silenciosas al sentir el apoyo inesperado— No llores Basil, espera aquí, te traeré un vaso de agua para que estés más tranquilo— Basil asintió y Allon se levantó regresando con un vaso de agua fría— Toma, bebe— dándoselo, la preocupación se veía marcada en las facciones de su jefe y se sintió algo conmovido, sentía un irrefrenable deseo de ser abrazado y consolado, cuando algo andaba mal su niño siempre le acariciaba el cabello y le decía que todo estaría bien, Andreas siempre había sido su oasis pero seguramente pronto también se quedaría sin él.

Sintió los ojos pesados, la cabeza le daba vueltas. De repente tenía mucho, mucho sueño… y todo se volvió negro.

En los brazos de Allon quedó un cachorro dormido y drogado, a lo cual el moreno sonrió, no pensó que la oportunidad de darle de beber aquella droga se diese tan pronto, pensó que sufriría un poco más, invitándolo a beber y convenciéndolo de que tomase lo que le invitara. Parecía que ese día las cosas estaban a su favor.

— Vamos Basil— murmuró tomándolo en sus brazos, levantándolo para llevarle a la habitación— Quiero hacerte el amor en la cama, como hace ya casi tres años ¿recuerdas?— sonrió besando las mejillas del rubio que no mostró cambio en su respirar acompasado, mas sin embargo sus mejillas se sonrojaron un poco, la droga era perfecta, lo mantenía inconsciente pero apenas un roce y su cuerpo reaccionaba sin remedio— te he echado de menos, Basil— murmuró dejándolo sobre la cama y comenzando a quitarle la camisa, besando su pecho, mordisqueando sus tetillas sacando un par de gemidos necesitados del rubio— Te he deseado cada noche desde la última vez— lamió los sonrosados y jadeantes labios mientras le despejaba la frente de sus cabellos rubios. Le sacó los pantalones y solo rozar su entrepierna el rubio se puso duro, removiéndose un poco en la cama— ¿Me deseas ya, Basil?— preguntó lamiendo su vientre— Estás apunto de venirte ¿verdad? – sonrió — para cuando despiertes…— metió un dedo en la entrada del rubio—… No abra un extremo de tu piel que no haya probado— comenzó a mover su dedo sacando gemidos increíbles de aquella boquita de pecado— Aquí— moviendo más su dedo— estarás tan abierto y tan lleno de mí… — rió—… muero por ver tu expresión cuando despiertes Basil…— lamió su abdomen, su pecho y acarició su entrepierna sintiendo como Basil se removía jadeante y excitado, con sus bonitos ojos cerrados— Después de esto tu millonario no te va a querer de regreso…  no creo que tengas valor de regresar con él— metió un dedo más en Basil— Ésta será la mejor sesión fotográfica de tu vida Basil, porque vas a ser el modelo.

Jason bajó de la limosina rentada frente al hotel de Basil, se las ingenió para convencer al gerente de que le entregara una copia de su llave y subió al elevador preguntándose si siempre iba tan lento, sentía ansiedad, había estado llamando al celular de Basil pero estaba apagado, al teléfono de su habitación pero no contestaba, obviamente tampoco le abriría si le tocaba… aunque también era probable que no se encontrara en la habitación, y si así era lo iba a esperar dentro, tenía que… tenía que arreglar la estupidez que había hecho, sólo tenía que verlo, besarlo y Basil se derretiría en sus brazos, porque lo conocía, sabía cómo y dónde tocarle para que no pudiese siquiera pensar lo que hacía, se recargó en la fría pared metálica.


— Espera y verás Basil, hoy te pondré la más fuerte de las correas al cuello— metiendo las manos en su abrigo. Cuando el ascensor llegó al piso indicado bajó y suspiró antes de abrir la puerta y entrar, estaba demasiado quieto… ¿no estaría? Vio el mini recibidor y desde la puerta entreabierta de la habitación alcanzó a escuchar jadeos. Sintió que el corazón se le detenía y caminó despacio, como con miedo, hacia la fuente de aquellos suspiros que le erizaban la piel, tan conocidos… pero más bajos… se asomó y por unos segundos no reaccionó, ahí en la cama donde le había hecho el amor apenas tres días antes estaba Basil completamente desnudo y con los ojos cerrados suspirando y jadeando por las caricias de otro, de un hombre de cabellos negros que aún con la ropa puesta besaba la piel que era suya, acariciaba el cuerpo que sólo le pertenecía a él, y fue entonces cuando la furia estalló en el moreno, abrió la puerta abruptamente y Allon se enderezó mirándole como si quisiese matarlo. Cubrió a Basil y lo abrazó contra su cuerpo, el rubio debía estar temblando de miedo porque se abandonó al abrazo de aquel sujeto, maldito fuese el perro traidor, pero iba a enseñarle quién era su amo, basta de buenos tratos, tal vez no pudiese amarlo pero no sería de nadie más, nadie engañaba a Jason Lakis.

— Parece que el novio llegó de visita. Lárgate, Basil no quiere verte— Jason sonrió.

— ¿Que no quiere? No tiene opción. Basil, levántate— ordenó con voz fría sabiendo que el rubio no podía ir contra él, aún si le entregaba su cuerpo a aquel sujeto como una maldita perra en celo, él aún era su dueño, aquel que con solo chasquear los dedos le ponía de rodillas, más sin embargo Basil no se movió.

— Él no va a escucharte— la sonrisa en el otro se ensanchó y Jason sintió un arrebato de furia aún mayor. Se movió hacia ellos, intentando tomar a aquel sujeto por la camisa, pero el otro lo esperaba y lo empujó, sacándolo de la habitación y saliendo él también, cerrando la puerta tras de sí. Fue entonces cuando Jason se dio cuenta que algo andaba mal, Basil no había dicho nada y se había quedado escondido dentro de la habitación… ¡no! Eso era mposible, Basil Denakis jamás se escondía, jamás había huido de él en su vida ¿por qué empezar ahora? ¿Por qué arriesgarse a perder a su hijo? ¿A que le partiera la cara a su amante? Algo andaba mal, miró la puerta de la habitación y quiso pasar pero aquel sujeto intentó detenerlo, así que sin pensarlo le golpeó el rostro enviándolo al otro lado de la diminuta habitación, ni siquiera volteó a verle. Entró haciendo un ruido estrepitoso, la puerta rebotó contra la pared al ser abierta tan bruscamente.


Ahí, en la cama el rubio seguía jadeando y removiéndose, sus ojos aún cerrados, y el moreno se acercó hasta él, le vio y le abrió los párpados viendo que su mirada estaba perdida, pasó accidentalmente la mano por su pecho y Basil se arqueó jadeando ante su contacto, estaba drogado, drogado e inconsciente.


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