Capítulo 19
—Diablos si no fuese por ese maldito evento— y
Basil le miró sin entender, hablando ambos con la voz jadeante.
—¿Saldrás a algún lado?— y Jason le miró
como preguntando si hablaba en serio.
—Le darán un reconocimiento a tu empresa por el
calendario…—aunque se cortó a media frase y rió poniéndose sobre el rubio—
Parece que te hago perder la cabeza, cachorro— y Basil se sonrojó aunque casi
inmediatamente le entró un ataque de pánico.
—Diablos, diablos… tenía que ir, es cierto… diablos, diablos…
ah… me bañaré de nuevo. Jason imbécil, si sabías ¿por qué…— se sonrojó más—…
hiciste esto?— y Jason le vio sin la más mínima culpa desde la cama.
—Hago lo que quiero cachorro, además…— se levantó
de la cama acercándose a él mordisqueándole el cuello— si no quieres que me
ponga así…no me provoques— y Basil lo empujó.
—¡Yo no te provoqué! Yo no tengo la culpa que
seas un animal…— diciendo lo último en un susurro— diablos ¿qué voy a ponerme?—
y Jason rió con ganas revolviéndole el cabello.
—Te compré algo antes de que regresaras de París,
está en el armario, también me tengo que dar un baño, así que te espero abajo
en media hora— Basil asintió y le vio salir. Sonrió sin querer y suspiró, de
repente sentía que las cosas podían funcionar, de alguna manera… las cosas
estaban yendo bien entre ellos, ¿por qué tenía que acabar?
Podían… realmente podían ser una pareja ¿verdad?
Jason se lo había dicho, lo quería permanente en su vida.
—También te quiero permanente en mi vida— murmuró
con una sonrisa dejándose caer en la cama.
Aquella noche, fue simplemente increíble, Jason
le había comprado un traje que le sentaba de maravilla, había disfrutado de la
forma en que el castaño lo sujetaba contra su cuerpo marcando su territorio, y
Dios, sí que había disfrutado calentarlo y ver como se controlaba por no
sacarlo de ahí y meterse nuevamente entre sus piernas…
Eran una pareja…
Ese paraíso duró dos meses más, tiempo suficiente
para que le anunciaran la boda a Andreas y Jason tuviese todo listo, la prensa
los acosaba pero a Basil ya no le importaba lo que ésta pudiese decir, tuvo una
boda discreta, solo con amigos que llevaba años sin ver y que Jason se las había
ingeniado para llevar, de parte de Jason solo habían al parecer un par de
personas cercanas a él, un hombre muy alto y otro que parecía japonés.
—Tengo miedo, Nikki— le comentó a su amigo, al
que sentía hacía años que no veía y que ahora tenía ahí al lado, desde que todo
aquello con Jason comenzara.
—También lo tendría si me acabase de casar con
Lakis, Basil— bromeó un poco su amigo y Basil sólo sonrió.
—Soy tan feliz que tengo miedo de que algo malo
suceda— y Nikki respondió a su sonrisa con otra.
—Tranquilo Basil, nada va a pasar— y Basil
asintió sabiendo que sus temores eran infundados.
Así, de entre todo aquel paraíso, aquella noche
fue la mejor… estaba cansado después de la celebración, agotado y extasiado de
felicidad. Aquella fue la primera y última noche que pasarían juntos como
pareja.
Aquella noche hicieron el amor lentamente, se
disfrutaron y un par de labios temblorosos susurraron por fin un Te Amo antes de caer exhaustos por el
sueño…
Desgraciadamente, al despertar a la mañana
siguiente, un rubio se encontró solo en la cama, la habitación estaba hecha un
desastre… y Jason… Jason no estaba.
Basil poco sabía que el miedo y la desesperación
que le invadió aquella mañana no se irían de él en bastante tiempo.
Basil se levantó agitado, tenía un mal
presentimiento, uno que lo había acompañado desde el día anterior, aunque nada
más sus pies estuvieron firmes sobre el piso fue la vista la que le falló
haciendo que necesitase sostenerse de la cama para no caer al suelo, se sentía
mareado, se mantuvo quieto unos cinco minutos antes de poder bajar y preguntar por
el que ahora era su esposo, pero nadie le supo dar señas, Jason simplemente
había desaparecido sin que nadie le viese. Basil se sentía angustiado y
perdido, ansioso sin razón aparente, pero es que Jason no regresó aquel día, ni
el siguiente, ni el siguiente a ese. Pasada una semana se le informó que en
ausencia de Jason todas las posesiones del millonario pasaban a ser suyas, tal
y como el castaño había escrito y firmado días antes de la boda.
—No… no puede ser— habló Basil al abogado frente
a él, era el abogado de Jason, el hombre alto que había visto en la boda—
nosotros…. Nosotros nos casamos por bienes mancomunados pero… pero esto es demasiado—
y el hombre frente a él se quitó los lentes de lectura viéndole.
—Usted no comprende, esto no tiene mucho que ver
con las condiciones de su boda, solo con el hecho de que Jason Lakis dejó
estipulado claramente, que en ausencia de su presencia, fuese la causa de
cualquier índole, sería usted a quien pasarían todas sus posesiones, la
mansión, sus cuentas bancarias, la empresa, sus yates, aviones, helicópteros,
autos, hasta el último cubierto de su vajilla… todo es suyo…— y Basil sintió un
pequeño mareo. ¿Por qué diablos Jason había dejado escrito algo como aquello?
¿Acaso había planeado desaparecer desde el principio?
No…no podía ser.
No, no Jason, él jamás dejaría las cosas de
aquella manera, era de cobardes, además… si Jason simplemente hubiese decidido
marcharse ¿por qué la habitación estaba en aquel absoluto desastre?
— Por otro lado, he trabajado por mucho tiempo
para el señor Jason y es decisión suya mantener o despachar mis servicios, pero
le daré un consejo, actúe pronto o todo eso…— señalando los papeles que
listaban las pertenencias de Jason, que había que decirlo, eran muchas más de las
que Basil había imaginado— Dejará de ser suyo…— Basil parpadeó.
— ¿A qué se refiere con eso?— Basil parecía
desubicado y es que lo estaba. No entendía nada, sobre todo no comprendía ¿Por
qué carajos Jason no aparecía? Dios, quería verlo de nuevo, quería verlo y
saber que estaba bien.
—El señor Jason cuidaba bien de sus pertenencias,
siempre había quien las deseara, ahora… tocará a usted cuidarlas…— y Basil se
sintió como un náufrago a la deriva.
¿Qué hacer? Nada de lo que aparecía en aquellos
papeles era suyo… Dios, no sabía en quién confiar o qué hacer. Quería a Jason
de vuelta… lo quería. Dios, lo amaba tanto, quería ponerse a llorar.
Vio los papeles y apretó los ojos, Jason
regresaría, lo sabía, lo que sea que le mantuviese lejos, él lo arreglaría y
volvería, estaba seguro.
—Quisiera seguir contando con sus servicios—
habló como si todo estuviese bien, no quería que nadie, absolutamente nadie le
viese vulnerable— Y también quiero que se busque al señor Jason, la policía no
hace su trabajo, quiero a alguien que lo haga.
Y el hombre frente a él se acomodó los lentes.
—Creo saber qué es lo que necesita— y Basil le
vio con ojos amenazantes.
—Eso espero… aún no sé qué tanto puedo confiar en
usted… pero si hace cualquier cosa que me indique que algo no está bien… lo
pagará— y el otro se levantó haciendo una reverencia.
—Puede estar tranquilo y permanecer alerta es una
sabia decisión, volveré esta tarde, necesito mostrarle algunos papeles más… recibí
indicaciones de solo mostrárselos si aceptaba hacerse cargo de los asuntos del
señor Jason… no pensé que fuese tan rápido— y Basil vio al hombre frente a él,
era muy alto, un metro noventa, tal vez un poco más, se veía imponente en aquellos
momentos y es que justo en ese instante tenía más poder del que Basil hubiese
deseado, no le gustaba tener que ir a ciegas, pero de momento no le quedaba de
otra, tenía que cuidar de todo lo que al castaño pertenecía hasta que volviera…
lo haría.
Definitivamente lo haría, porque Jason regresaría….
No había duda, porque si no regresaba, él lo
encontraría.
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