Capítulo 11
Mientras Maximillian dejaba que un frágil Desya se refugiara en su abrazo, en las afueras del castillo un hombre salía con una capucha negra evitando ser descubierto, tomó un caballo y salió al bosque entrando en la espesura de este. La sombra llegó a una vieja cabaña entrando en ella, donde su pecado lo esperaba.
—Llegas tarde...— un hombre rubio de ojos castaños estaba sentado en una cama dentro mientras las sombras en la pared bailaban producto del fuego que ardía en la chimenea, el hombre que recién entraba se quitó la capucha dejando ver su cabello castaño a juego con unos impresionantes ojos azules gemelos a los de su hijo.
—Los años ya me pesan...— se disculpó con una sonrisa llena de cariño. El hombre en la cama se paró caminando hasta él.
—Tonterías apenas y tienes 37 años... — el residente de la cabaña sonrió y ayudo al rey a quitarse la capa y ponerla junto a la chimenea encendida, éste camino tras él, esperó a que dejara la capa colgada y lo abrazo por la espalda pegándolo a él.
—Y tú 35 - El rey despejó la frente de los cabellos que caían rebeldes-y sigues igual de exquisito— aseguró agachándose lo suficiente como para alcanzar sus labios y empujarlo suavemente hacia la cama tras ellos.— ¿Sabías que mi hijo ha decidido casarse?- preguntó cuando logró llevar a su amante rubio a la cama.
—¿Gm...?— el rubio tenía al otro en su cuello besándolo, marcándolo como siempre que se veían lo hacía, apenas y atinó a pensar coherentemente— ¿s-si?...— preguntó desinteresadamente. El castaño asintió arrancándole la ropa de encima.
—Y debo decir que tiene muy buen gusto...— sonrió contra el pecho ajeno y el rubio gimió y gruñó en reproche al tiempo que el castaño mordía sus tetillas.
— ¿Ah sí?— la voz cargada de celos.
—Si... va a casarse con un joven de cabellos rubios y unos ojos castaños llenos de carácter- alabó- ¿Sabes? me recuerda tanto a ti... se nota que tu sangre corre por sus venas...— aseguró. El rubio se estremeció bajo su contacto.
—No...—rogó en un gemido—por favor, mi hijo no...— se lamentó. El rey se levantó lo suficiente para verlo a los ojos y le acarició el rostro.
—Yo no hice nada...— besó los labios que temblaron bajo su contacto— Tu hijo atrajo al mío justo como tú lo hiciste... me hechizaste con tu mirada...
—Me obligaste a dejar a mi familia— el rubio ladeó la cabeza esquivando su mirada dolido.
—Por supuesto que si... tu eres solo mío... no iba a dejar que siguieras junto a esa bruja... además— sonrió con autosuficiencia— Al final te enamoraste de mi— el rubio siguió esquivando su mirada avergonzado de su propia conducta.
—Me hiciste amarte... desearte de esta forma necesitada y enfermiza...— quiso apartarse pero el rey comenzó a acariciar su entrepierna y él, sin carácter ya para rechazarlo, se derritió en sus dedos. Sin más abrió las piernas para que el rey se acomodara entre ellas— me hiciste necesitarte tanto dentro de mi...— se sonrojó culpable y el otro sonrió quitándose lentamente la ropa.
—Tu hijo no tiene familia... Maximilian tuvo la suerte de encontrarlo antes de que perteneciera a alguien más— comentó bajando a besar el pecho del rubio que arqueó la espalda por el placer de aquella boca lamiendo su pecho... mordiendo sus tetillas... aquella mano que se movió tocando su miembro y estimulándolo.
—Ah... no... no quiero que mi hijo sea como yo... no quiero que...¡¡ah!!— soltó un gemido fuerte al sentir la boca del castaño en su miembro haciéndolo delirar de placer— no...— negó efusivamente— no quiero... no quiero que sienta esta necesidad que yo siento...
—El va a ser por completo de mi hijo...— subiendo y besándole el pecho preparando su entrada mientras el rubio gemía y se removía bajo su cuerpo levantando un poco las caderas— no como nosotros... será feliz, te lo juro...
—¿Lo juras?— el rubio miró al castaño con sus ojos cargados de deseo y necesidad.
—Lo juro...— aquellos ojos castaños se cerraron relajándose y aquellas piernas blancas se abrieron aún más permitiéndole acomodarse mejor, ofreciéndole el cielo... ofreciéndole una noche inolvidable más....
OMG!!!! que calladito se lo tenía el Rey, de tal palo... jajaaja
ResponderEliminarMe encanto, muchas gracias!
Besosss