viernes, 5 de agosto de 2016

Por él -Capítulo 3


Capítulo 3


Después de la sesión de fotos, cuando Lakis  llegó a su casa, evadió a su tío antes de entrar a su estudio,  abriendo la puerta escondida tras el librero. A diferencia de sus padres, su tío aun creía que necesitaba interferir en su vida y enseñarle las cosas buenas que ésta tenía.  Se paró frente a la puerta y esperó que el láser comprobara su retina abriendo las puertas de acero, adentro estaba su laboratorio, había creado aquella habitación para poder trabajar a gusto y sin interrupciones. Encendió todo y una voz femenina se escuchó.

-Por favor, diga su nombre

-Jason Lakis- sentándose frente a la enorme pantalla que mostró el nombre Jason Lakis y una barra de carga bajo el nombre, mostrando el avance del sistema.

-Vaya, por fin apareces, no es muy normal el iniciar un torneo para ni siquiera presentarte a la inauguración ¿sabes?- Lakis no mostró molestia, después de todo el mismo había programado su máquina de aquella forma, no lo aceptaría jamás pero había usado a cierto rubio como referencia para aquella “personalidad”.

-Mi tío estuvo ahí, después de todo fue él quien insistió en que participara en esa tontería- hablando con normalidad.

-Solo después de que usted mismo le mencionó su existencia jefe- le recordó- Jason Lakis cooperando para la beneficencia, esto sí que será noticia.

-No quiero hablar de eso, quiero que investigues a un sujeto. Nombre: Basil Denakis.

- ¿Ese sujeto de nuevo? Querías saber de qué trabajaba y ya lo sabes, esta vez ¿qué es lo que quieres?- Lakis estaba sentando cómodamente entrelazando sus dedos con los codos descansados en los laterales de la silla.

-Digamos que mi interés ha recobrado fuerza- antes había sentido que lo que sea que hubiese despertado ese vago en preparatoria se había apagado, por eso había ido a verle. Había tenido que hacer un par de arreglos para que fuese posible pero era lo de menos. No había esperado que “eso” volviese a removerse en su interior, esta vez con un renovado impulso que no estaba ya dispuesto a contener -Quiero que lo busques todo; estado civil, trabajo, familia, amigos, multas, todo lo que puedas encontrar, y mientras lo haces infórmame de los avances del torneo.

- ¿No quieres un café también?- respondió la voz irónica, mientras en la pantalla aparecían imágenes de los participantes de aquel día- Tuvimos más de setecientos jugadores inscritos, la mitad fueron eliminados. También tuvimos éxito en la sección infantil, su torneo terminará mañana, el de mayores seguirá como lo previste, en cuatro días más estarás dando el premio al ganador.

-Mientras estás en eso, envía un mensaje seguro a Kendal; que los gemelos se mantengan cerca de mi tío, se irá pronto del país pero mientras esta aquí lo quiero protegido, que sean discretos, él odia los guardaespaldas- redactó-  fin del mensaje- finalizó -¿Está participando Mark con los programadores?- preguntó tranquilamente, solo era curiosidad.

-No ha participado en ningún evento oficial desde hace años, al parecer el último juego que hizo fue para ti- Lakis bufó de recordarlo, efectivamente había tenido al hombre trabajando para él, pero después de que la miel cayera sobre él y su actual pareja, las horas extras o el horario de trabajo había comenzado a ser un problema y finalmente había renunciado- Pero creo que encontrarás esto interesante- Lakis dejó sus cavilaciones al escuchar lo que decía su computadora.

- ¿Qué es?- viendo la pantalla mientras en ella apareció un niño rubio de ojos grises, algo en aquel rostro se le hizo familiar pero no pudo ubicar qué era.

-Este niño ha avanzado rápidamente en la liga infantil, está invicto y con victorias contundentes.

- ¿Cuál es la novedad?- viendo al niño, sabía que le sonaba de algo pero no sabía de qué.

-Bien, genio, la novedad es que el niño tiene solo cuatro años, es el más joven en la liga, y no sólo eso, la persona que lo inscribió fue un joven de nombre Niki, la pareja de tu ex programador.

-Mmm parece prometedor, interesante, pero no tanto- recostándose en su silla viendo la imagen frente a él.

 -Oh, te parecerá más interesante cuando te diga su nombre.

-A menos que sea mi hijo perdido, no veo por qué debería de parecerme interesante su nombre- habló sarcástico sin saber la razón que tenían sus palabras.

-Su nombre es Andreas Denakis, y antes de que preguntes, sí, tiene mucho que ver con Basil Denakis- Lakis frunció el ceño enderezándose, prestando más atención a la foto, tal vez por eso le sonaba aquel rostro… pero no, ese niño no se parecía a Denakis, era rubio pero no tenía rasgos del pordiosero aquel.

-¿Qué tanto?- moviendo los dedos con impaciencia sobre el costado de la silla.

-Tanto que es su padre, sabiondo- Jason apretó un puño frunciendo el ceño.

- ¿Quién es la madre?- la pregunta salió automática y sin pensarlo de sus labios.

-Estoy buscando, estoy buscando….- Lakis esperó larguísimos segundos antes de recibir la respuesta- Según lo que encontré el niño, no es hijo natural de Basil Denakis, lo adoptó hace cuatro años cuando el niño era apenas un bebé, según los registros declaró haberlo encontrado en la puerta de su casa, tuvo un caso difícil por ser soltero pero al final le dieron la paternidad del niño, tiene un registro de dos meses en el preescolar, pero su papá lo sacó de repente, actualmente no va a la escuela.

-Mmm- Lakis se sintió mucho más relajado ahora- Con que adoptado ¿eh? Esto es muy interesante- sonriendo al todo el estilo Lakis, como sonríe un depredador ante la estimulante caza de su presa, sus ojos grises centellaban, aquello era divertido, todos aquellos sentimientos revoloteando en su interior sin que pudiese controlarlos, en algún momento habían sido incómodos y desagradables pero en esos instantes solo podía describirlos como divertidos. Encontrarse nuevamente con Basil Denakis era como revivir después de pasar muerto varios años.

Al día siguiente, para sorpresa de muchos, Lakis se presentó en su palco desde el inicio del torneo, muchos jugadores miraban hacia él antes de comenzar alguna partida. Para quien estaba ahí eran como hormigas levantando la vista para contemplar el sol mismo, aunque su mirada se paseaba entre la gente buscando figuras muy específicas. Encontró a Niki junto a Mark y al enano rubio junto a ellos paseando de hoja en hoja el manual con las fichas de los personajes de extensión de su plataforma de juego, podía saberlo fácilmente por el color de sus hojas, el niño no parecía prestar interés alguno en su entorno, aquello se le hacía familiar ¿de dónde? No lo recordaba.

Los juegos iniciaron y cuando tocó el turno del pequeño de jugar pareció hacerlo sin mucha emoción, no alcanzaba a ver bien su rostro desde donde estaba pero cuando la cámara lo enfocaba no se veía ninguna impresión especial en su rostro, las partidas fueron pasando, los duelos de los pequeños terminaban más rápido que los de los mayores así que siguiendo con lo previsto, la final se jugaría ese día.

Andreas sintió la máquina cerrarse en torno a él y el casco comenzar a ajustarse a su vista, ya casi se acostumbraba a aquello después de tantos juegos, su oponente era un niño de doce años. Esta vez, parecía bueno.

-Parece que la victoria no tendrá demasiado mérito, espero que no me critiquen por vencer a un mocoso de cuatro años- Andreas levantó la vista y pudo ver que era su oponente quien le hablaba, un pelirrojo feo con pecas en sus mejillas, vaya chico más odioso.

-No lo escuches Andreas, ¡Vence a ese fanfarrón, peque!- de entre las voces de toda la multitud reconoció la de su papá y giró el rostro rápidamente encontrándolo junto a Niki y Mark, sus ojitos resplandecieron de emoción y sonrió apenas un poco. La partida no había iniciado, estaban en una plataforma lejos de la gente y podía verlo desde arriba.

- ¿Papi vino a animarte enano?- Andreas volvió al vista a aquel sujeto. Ya que su papá lo había ido a ver, iba a lucirse.

- ¿Qué a ti nunca te abrazó tu papá?- el otro niño sólo sonrío confiado sin poder replicar nada y las voces se escucharon animadas de los espectadores, era difícil creer el nivel de popularidad que tenían aquellos juegos.

La partida con aquel niño fue interesante, le dejó explayarse un poco más en su juego y resistió antes de que lo aplastara, aunque aún a pesar de eso Andreas se sintió inconforme, aquello había parecido demasiado fácil, su papá no estaría impresionado con eso… mmm, tal vez debió hacer que durara más… o tal vez no… si durase más su papá pensaría que era un mal jugador.


Estaba perdido en sus pensamientos cuando notó que todo se había vuelto silencio, el narrador había dicho algo y todos se habían quedado callados, levantó la vista y observó a Jason Lakis en persona bajar desde su palco hasta él. Comprendió que era para darle su premio cuando una muchacha con poca ropa le dio a Lakis una gran caja y éste camino hacía donde se encontraba junto con ella, otra chica, con tan poca ropa como la anterior caminó tras él con un enorme papel, un cheque gigante.

-Señores con ustedes, el genio, el hombre más deseado de este año, nuestro Dios y maestro ¡Jason Lakis! –Lo presentó el narrador y la audiencia se desbarató en aplausos y ovaciones.

-Jugaste bien- dijo simplemente Lakis, sin demasiada emoción al llegar junto a Andreas.

Lo cierto es aquel niño despertaba más que curiosidad en él, era un interés extraño que ni él mismo podía comprender. Andreas tomó la caja que el otro le extendía, pero en ningún momento apartó la mirada del mayor.

-Y tu… ¿eres bueno?- preguntó viendo los grises ojos del sujeto frente a él, Lakis se enderezó observando al pequeño, sonriendo justo como momentos antes lo había hecho el niño al ganar y para muchos aquello no pasó desapercibido, en especial para la pareja que lo había llevado, un rubio que sabía el porqué de aquel parecido y para un Lakis, tío de Jason, que no salía de su asombro.

-Soy el mejor, pequeño- le habló en un tono deliberadamente calmado, orgulloso y frío, él era el creador y para él aquel jueguecito era pan comido, solo algo en lo que se entretenía cuando tenía tiempo libre. Andreas por su parte puso la caja en el suelo señalando al otro.

-¡Entonces, juega conmigo!- Basil sintió el impulso de subir a la plataforma y detener a su hijo pero se quedó quieto en su lugar, Lakis sólo observó al pequeño.

-Soy el campeón del mundo ¿por qué quieres pelear una batalla perdida?- y se contuvo de hacer algún comentario de Basil en ese momento- ¿No te importa perder frente a toda la gente? Pareces un pequeño bastante orgulloso- Basil al escucharlo pensó que aquel orgullo era definitivamente hereditario.

-Eso no importa porque yo pierdo todo el tiempo, lo único que quiero es jugar contra gente buena - le habló el pequeño sin sentir la menor molestia en admitir que antes había sido derrotado, y Lakis se preguntó contra quien jugaría con regularidad el pequeño, ¿acaso contra Mark? ¿Contra Niki? ¿Contra Basil?

-Entonces que así sea- Lakis habló en voz fuerte y la voz del maestro de ceremonias  del evento se escuchó.

-Pero señor, tenemos un horario…

-Yo hago los horarios aquí- habló interrumpiendo al otro, sonriendo después- además esto no llevará mucho tiempo.

Y dicho y hecho, segundos más tarde él y el pequeño Andreas jugaban frente a frente. El juego empezó y como Lakis dijo, no fue largo, apenas de diez minutos, pero era mucho más de lo que duelistas expertos habían durado contra el excéntrico magnate, el pequeño era bueno y al terminar el duelo, Lakis se acercó a él sin ninguna intención en especial, se encontró con un Andreas cabizbajo con la mirada perdida en sus dedos, parecía concentrado, no derrotado y frunció el ceño agachándose frente al enano.

-No pienses que tendré piedad contigo solo por tu edad, vuelve a retarme y te daré una paliza más aplastante que la de ahora- Andreas frunció el ceño. Lakis no tenía piedad contra la insolencia, ni siquiera si eran niños.

-No pienso dejarme- le aseguró con firmeza.

-Oh, no importa si lo haces- le sonrió, casi con simpatía- pienso tener especial cuidado contigo enano, no voy a darte oportunidad- habló enderezándose y dándose media vuelta para marcharse y dar paso al torneo de mayores, era un hombre serio y tomaba con seriedad a quienes se mostraban firmes, pero notó que no podía avanzar, pues el pequeño le había sujetado por el pantalón- que demo…- aunque se calló al ver el rostro del pequeño, sus ojos brillaban y sus mejillas se habían encendido ligeramente.

-Yo…yo…¡voy a superarte!- gritó a todo lo que daban sus pulmones sorprendiendo a Lakis, pero no tanto como lo que ocurrió después, Andreas sujetaba con fuerza la caja donde estaba su premio contra su pecho y bajó la cabeza como si le costara hablar- Hasta entonces…hasta entonces…- levantó su mirada reuniendo todo su valor para clavarla en Lakis- Me… ¿me darías tu autógrafo?- habló bajito y Lakis se quedó sin saber qué decir mientras la multitud parecía enternecida por el gesto del pequeño. Lakis tardó algunos segundos en reaccionar y cuando lo hizo fue solo para decir lo primero que le vino a la mente.

-No tengo papel por aquí…- y el niño soltó el pantalón de Jason abriendo su caja sacando uno de los cascos de juego.

-Firma aquí- exclamó enérgico y Lakis pensó que cuando el pequeño actuaba así nadie podría dudar que era hijo de Basil Denakis, tomó la pluma que llevaba en la camisa y firmó en la parte trasera del visor, para después marcharse dejando al pequeño conforme con su autógrafo y corriendo donde su papá, que le esperaba con una sonrisa en los labios intentando poner su mejor cara, pero tenía que admitir, que ver a Lakis cerca de su hijo definitivamente le había acelerado el pulso, había sentido un miedo inexplicable, por lo que cuando tuvo a su pequeño al alcance le sujetó con tal fuerza que el niño se quejó sonriendo.

-Papá, me haces daño.

- ¿Es usted el padre del niño?- Basil escuchó una voz desconocida tras él antes de poder decirle algo a Andreas, giró la vista encontrándose con un hombre completamente vestido de negro, al parecer uno de los hombres de seguridad, Basil asintió y el sujeto prosiguió- El señor Lakis dice que pase a sus oficinas para discutir el pago del premio, por favor, sígame- Basil asintió y volteó hacia el chiquillo.

-Ya regreso peque, espérame aquí ¿sí? Niki ¿podrías vigilarlo?- Niki asintió murmurando un “claro” y Basil volteó a ver a Mark- ¿Podrías acompañarme?- sinceramente no se sentía con la entereza para encontrarse con Lakis a solas en aquel momento, no creía tener que tratar con él directamente, pero por si acaso, prefería estar acompañado.

-Por supuesto- aceptó Mark caminando a su lado, les dejaron en una habitación vacía, les dijeron que la señorita que les atendería estaría en un segundo con ellos y Basil se sintió aliviado al escucharlo, un alivio que le pesó en el alma, un alivio desesperanzador, como si temiese ver a aquel imbécil y al mismo tiempo lo hubiese estado deseando.

-Creo que deberías decírselo Basil.- le habló Mark apartándolo de los molestos sentimientos que lo inundaban en aquellos momentos.

-No comprendo a qué te refieres, Mark- habló Basil haciéndose el desentendido pero por supuesto que sabía a qué se refería.

-Me refiero a que durante estos cuatro años te hemos cubierto, pero sabes que nunca hemos estado de acuerdo, Lakis tiene derecho a saberlo.

Jason  tenía una sonrisa maliciosa en el rostro mientras caminaba a la habitación donde había ordenado llevaran a basil, había tomado el lugar de su empleada sin dar ninguna explicación, él no le daba explicaciones a nadie. Sólo al acercarse a la puerta y escuchar lo que Mark decía se dio cuenta de que había estado en lo correcto al ir personalmente, se quedó en el umbral, aquello había llamado su atención ¿qué diablos se suponía que tenían que decirle?

-Lakis no tiene ningún derecho, Mark-esa era la voz exasperada del rubio. ¿Derecho a qué?


-Claro que lo tiene Basil. Lakis es el padre de Andreas, lo quieras o no, Anna pensó que era mejor idea dejártelo a ti, pero la verdad es que la sangre de Lakis corre por las venas de tu hijo y creo que tiene todo el derecho de decidir si quiere intervenir en la vida de Andreas o no, lo viste allá afuera Basil, la sangre llama y…- pero se interrumpió al escuchar como la puerta se abría de golpe, Basil volteó hacia ella asustado y su peor miedo se confirmó al ver a un Lakis de no muy buen humor parado frente a ella.



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