jueves, 25 de agosto de 2016

Por él - Capítulo 5


Capítulo 5



Basil gimió con fuerza sintiendo como Jason le penetraba manteniéndolo en el aire y contra la pared de su habitación, se acababan de instalar ese día en su casa y nada más caer la noche el moreno bastardo mal nacido había ido hasta su habitación sometiéndolo casi a la fuerza.


-Ja...Jason...- gimió entre una embestida y otra.


-Se dice amo... mi nueva mascota...- el gimió y quiso empujarlo, quitárselo de encima pero a pesar de sus palabras, las caricias de Jason no eran desagradables y la desesperación con la que se bebía su piel era casi halagadora, igual que la forma en que su respiración se agitaba y parecía perder el control en su interior, se sentía en el cielo, no había dolor, como si no tuviese las piernas destrozadas, como si en la mañana no le hubiese costado un infierno levantarse de la cama.


-Gm.. Jason - El gemido de Basil se escuchó pasito en la habitación vacía mientras la luz de la mañana entraba por la ventana dándole de lleno en la cara sacándolo de tan exquisito sueño. Se removió entre las sábanas y se talló los ojos saliendo lentamente de la neblina de la inconsciencia - mm...-entre se quejó y ronroneó medio dormido aún- Qué demonios...- susurró despertándose de golpe – Diablos, debo estar loco- sintiéndose agitado al recordar lo que estaba soñando se llevó ambas manos a la cara y negó efusivamente, maldita sea, que vergüenza - Loco... si, definitivamente loco...- intentó calmarse, se levantó casi corriendo al baño para darse la ducha más fría que había tomado en meses y es que hace meses que no tenía aquella clase de sueños - Maldita sea Basil, solo tú puedes fantasear con el hombre que te dio una golpiza apenas hace dos días...- murmuró pegando la frente contra las baldosas de baño, sintiendo el agua fría correr por su cuerpo atravesándolo como navajas, aguanto así hasta calmarse para después cambiar al agua caliente brindándole un merecido confort a su cuerpo lastimado. Suspiró de placer y se dejó caer al suelo descansando sus piernas, se bañó así, recargado contra una de las frías paredes- Por qué...- murmuró mientras se pasaba como ido el jabón por uno de sus brazos- ¿Por qué ni en esta situación puede dejar de fantasear con él...?- suspiró nuevamente y se bañó con calma, estaba ya enjuagándose cuando el sonido de su celular le sacó de su pasividad, y lo hubiese ignorado de no reconocer el tono que había puesto especialmente para su jefe.


Salió lo más rápido que le dieron las piernas de la ducha y contestó esperando que sólo fuera para preguntarle cómo iban las cosas con el calendario, pero al parecer Dios andaba de malas con él o mejor dicho le estaba haciendo pagar por haberse quedado con cierto tesoro solo para él desde hacía cuatro años, ese tesoro llamado Andreas.


Su jefe tenía una petición para él y una que no le gustaba, intentó razonar pero al parecer su jefe había asumido que él y Jason eran los grandes amigos de confianza que se ayudaban en todo o algo así y había terminando por ignorarle.


-Oh, maldición... lo que me faltaba...- gruñó desanimado y dejó el teléfono caer en la cama, de paso también lo hizo con su cuerpo delgado. Toda su vida era tan tranquila hacía una semana ¿Cómo es que había llegado a ese punto?


Un día completo había pasado entre el día del concurso y ese, había regresado directo a su casa después de su "discusión" con Jason, su niño se había mostrado preocupado al verle caminar con cierta dificultad, el sólo había sonreído calmándolo y diciéndole que había tenido un día muy pesado, al día siguiente había hablado a su jefe diciéndole que ese día no trabajaría. Como supuso, a su jefe aquello no le gustó nada, pero cuando le dijo que había conseguido hacer el calendario de Jason en su propia mansión, donde nadie más había entrado, se mostró encantado de darle el día libre, después de todo no tendría sesión ese día y podía trabajar desde casa, lo cual ahora le acababa de acarrear un nuevo problema, después de aquella llamada había llevado a su hijo a pasear, a gastar parte de su dinero recién ganado y después le llevó con Mark para estrenar su nuevo juego. Para la tarde le había comunicado a su hijo que "pasarían un tiempo" en la mansión Lakis, habían empacado algo de ropa y como imaginó, sin previo aviso, un auto enviado por Jason se había presentado en su edificio para recogerlos, tal vez él y Jason jamás habían sido amigos pero le había conocido lo suficiente como para saber cómo acostumbraba actuar, él sólo daba órdenes y asumía que era ley acatarlas y desgraciadamente en esta ocasión no le quedaba de otra.


Sería una mentira decir que no le había dolido ver el rostro emocionado de Andreas al ver la enorme mansión, más específicamente la increíble cantidad de patio que tenía, las cosas habían empeorado al ver la habitación que Jason había mandado a preparar para él, Andreas simplemente estaba encantado y eso le hizo pensar en todo lo que él no había podido ni podría jamás ofrecerle. La enorme habitación con estantes y juguetes, hermoso papel tapiz y una sala de juegos anexa no tenía nada que ver con la simple y patética habitación que él había podido darle al pequeño.


Pese al golpe emocional que la alegría y asombro de Andreas le provocó, también agradeció todo ello, al menos así Andreas no prestaba tanta atención a su deplorable estado físico, estaba exhausto y dolorido, los golpes de Jason no eran leves, ni los físicos ni los emocionales... porque sin duda Jason debía estar consciente de la forma en que se sentiría al ver el esplendor con el que podría cubrir a su hijo, el esplendor que él ni en sus sueños siquiera podría imaginar.


-Pero de nada me sirve estarme lamentando- murmuró levantándose con cuidado para no lastimarse más sus maltratados músculos, se secó y se vistió, tomó una pastilla para el dolor y la inflamación - Y ahora- suspiró al estar listo, intentando armarse de todo el valor que le fuese posible- A enfrentarse al demonio.


Salió de su habitación y bajó al vestíbulo intentando encontrar alguien que le pudiese dar referencia del "honorable señor Lakis"


Maldito bastardo...


-Disculpe...- le habló a una muchacha que vio pasar por uno de los pasillos llamando su atención. La joven le vio y nada más hacerlo le saludó con una respetuosa inclinación.


- ¿Se le ofrece algo joven?- Basil se sintió algo incómodo ante el tono excesivamente formal de la jovencita.


-Solo Basil, por favor. Disculpe ¿sabe dónde se encuentra Jason?- preguntó amablemente y la joven asintió.


-El señor Lakis se encuentra en su despacho, me pidió que le indicara que se encuentra cruzando el vestíbulo al final del pasillo, a la izquierda. También indicó estrictamente al personal que se le tratara con el debido respeto, lo lamento, pero sería una grosería llamarle por su nombre de pila- la muchacha parecía cortés, educada y fría como un témpano de hielo así que sólo asintió agradeciendo sus indicaciones, caminando hacia donde le habían mostrado, así que Jason había dicho todo aquello.... maldito farsante infeliz.


Aunque era mejor que se calmara y se portara obediente y pasivo como al parecer Jason prefería a los que tenía alrededor, ¿qué por qué? porque estaba a punto de hacer lo que creyó impensable durante toda su vida, pedirle un favor a Jason 'arrogante mal nacido' Lakis.


Encontró la puerta, tallada en madera de primera y suspiró antes de tocar, como única respuesta a su llamado la puerta se abrió, a pesar de su apariencia clásica al parecer tenían cerraduras electrónicas, volvió a tomar valor y entró siendo recibido por el repicar incesante de las teclas del ordenador.


-¿Qué es lo que quieres Denakis? creí que la sesión no iniciaría hasta dentro de una hora- Basil no supo si tensarse o relajarse un poco ante la forma simple que lo trataba, sin prestarle la mayor importancia. Contó hasta tres mentalmente para no impacientar demasiado al moreno y finalmente le habló con voz baja, siendo joven y con un pequeño al cual mantener había aprendido a tratar con diferentes tipos de personas y a darles por su lado, no iba a humillarse pero al menos podía hablar en voz algo más humilde y calmada.


-Necesito...- el moreno dejó de teclear en el momento y levantó la vista con una sonrisa triunfadora.


-¿Necesitas algo de mí, cachorro?- preguntó con aire prepotente y no supo que fue lo que le molestó más, su arrogante sonrisa o la forma estúpida en que lo derritió su tono sensual y descarado al decir "cachorro". Pero decidió tener paciencia, aunque eso no evitó que frunciera el ceño sí ayudo a mantener un tono más o menos calmado.


-Nada que no provocaras tú mismo- evitó gruñir.


-Así que he provocado que me necesites- soltó una risita divertida- Vaya, y no me ha llevado más de veinticuatro horas- presumió.


-Vete al infierno, Jason- gruñó sin pensarlo, arrepintiéndose al instante y se notó en sus facciones, notarlo no hizo más que divertir a Jason, le gustaba aquel sentimiento, el poder, el ver cómo Basil intentaba por todos los medios tratar de complacerlo, de ser dócil fallando tremendamente.


-¿Qué es lo que quieres?- preguntó directamente clavando sus ojos en el rubio, mejor dejar el entrenamiento del cachorro para después, ya iría poco a poco domándolo, sometiendo ese carácter altivo volviéndolo su esclavo. Le excitaba, tenía que admitirlo, la idea de tener doblegado a sus pies a aquel rubio maleducado e impulsivo.


-Mi jefe llamó esta mañana- aceptó suspirando y caminando hacia él hasta apoyar sus manos en el escritorio- Se supone que le dijiste algo que le hizo creer que somos grandes amigos o algo así, y quiere...que te convenza de algo- Jason sólo levantó una ceja.


-¿De qué se supone que tienes que convencerme?- Basil se sorprendió un poco y se quedó callado por unos segundos, esperaba que Jason negara haber hablado con su jefe o se rehusara desde un principio a ayudar, su respuesta tan "cooperativa" lo descolocó y sin darse cuenta simplemente soltó lo que su jefe le había dicho.


-Quiere que poses junto a alguien más...- Jason frunció el ceño y Basil pensó que en ese momento lo mandaría al diablo.


-¿Con quién?- ¿Cómo que con quién? Se supone que en ese momento lo mandaba al infierno y decía que suficiente estaba haciendo ya.


-Co... con- sacudió la cabeza antes de hablar- Con la hija del gobernador... e-ella... ella ha dicho que si es contigo aceptaría posar para las fotos...ya sabes... es bonita y bastante popular últimamente, ha comenzado su carrera como cantante y le va bien. Fotos tuyas con ella venderían bastante- habló despacio como si no se creyera que Jason lo estaba escuchando y éste sólo rodó los ojos ante las razones que Basil le estaba dando. Y es que Basil no le había dicho que Jidael era la revelación del momento, ni que llevaba meses intentando que sus fotos fuesen compartidas con las suyas, de otro modo se rehusaba a participar en el proyecto.


-Bien – aceptó sin más.


- ¿Bien?- indagó Basil sin creérselo.


-He dicho bien ¿o acaso quieres decirle a tu jefe que no lograste convencerme?- Basil se enderezó masajeándose el cuello


-No- respondió de inmediato-...No, por supuesto que no, pero... no pensé que fueras tan cooperativo.- Jason simplemente se levantó.


-¿Cómo podría decir que no?- preguntó rodeando el escritorio poniendo nervioso al rubio que no esperaba nada bueno- ¿cómo se supone que podría negarle algo al que se supone es mi amante?-Basil parpadeó como si no recordara lo que Jason le había dicho antes y él lo notó- ¿Acaso no recuerdas por qué estás aquí, cachorro?- bajó la voz acorralándolo contra el escritorio- Estás aquí para ser mi amante... para devolverme el tiempo que me quitaste con mi hijo... y este es el trato, yo accederé a lo que me pidas en esta estúpida campaña, puedes tomarme fotos con quien quieras, en donde quieras, puedes disponer de toda la mansión para ello... - tomándole por el mentón –Pero a cambio, harás lo que yo diga. Cuando estemos en público, quiero que seas un amante locamente enamorado de mí, quiero que beses el suelo que piso... ¿comprendes?- Basil estaba por renegar pero Jason le puso un dedo sobre los labios –No quisiera tener que tomar medidas más drásticas, cachorro...- Basil apretó los dientes y los puños sin poder decir nada y sin previo aviso la puerta del estudio se abrió entrando un enano de cuatro años que se quedó paralizado al ver la escena.


No hay comentarios:

Publicar un comentario