Capítulo 25
Cuando llegó la mañana Jason tenía a un exhausto cachorro entre sus brazos, las vendas aún sucias y un dolor que le importó un comino ante la satisfacción que le recorría el cuerpo. Se levantó con cuidado y sintió entumidas las piernas, le costaba moverse pero lo soportó, quería darse una ducha.
Poco sabia que en la planta baja Kendal miraba la pantalla del televisor con el ceño fruncido, se había quedado para ver que todo marchara bien y al encender el televisor esa mañana se había encontrado con que la noticia del momento era el brutal asesinato de una acaudalada familia y su ahijada Jidael Grimaldi, popular, joven y bella cantante y modelo, hija del gobernador y la lista continuaba.
Aún estaba la nota cuando escuchó a alguien entrar, era Kazu.
—¿Has sido tú?— preguntó sin girar a verle y Kazu no entendió a qué se refería.
—Si me dices de qué hablas posiblemente pueda contestarte...— Kendal sólo señaló el televisor y Kazu se quedó paralizado, por supuesto que él no había sido, estaba todavía atónito cuando su celular vibró en su bolsillo, tardó en reaccionar y atender, no le asustaba la muerte, él mismo tenía ya una considerable lista de almas que morirían de nuevo por llevárselo, pero en esta ocasión no había tenido nada que ver, además sus asesinatos siempre habían sido un último recurso y siempre rápidos y sin dolor, lo cual distaba bastante de lo que le habían hecho a aquella familia.
—¿Kazu?— nada más atender el teléfono fue la voz de Jin la que escuchó al otro lado de la línea.
—Ji... Jin, estoy viendo la televisión...— dijo como esperando que Jin entendiese qué estaba diciéndole.
—Supongo que te preguntas si fui yo... no lo fui, al menos no en persona, envié a uno de mis hombres, esa niña pretendía quedar embarazada y sus padrinos podían ser problemáticos, de esta forma no tendrás preocupaciones innecesarias... no quiero ver tu rostro preocupado cuando te tenga en mis brazos— Kazu se sonrojó.
—No era necesario...— murmuró y la voz de Jin sonó risueña al otro lado.
—De nada mi Kazu, te veré esta noche, no lo olvides— y colgó.
— ¿Que le diré... a Jason?— suspiró pasando los dedos por sus cabellos negros.
—No creo que le duela especialmente, pero no querrá tener a la policía metiéndose en sus asuntos, más vale que tu "amigo" no haya dejado nada que nos pueda inculpar— Kazu suspiró, eso era imposible, no por nada la familia Kanishia tenía el poder que tenía, no hacían trabajos mediocres.
En la planta alta Basil despertaba despacio, con una sonrisa buscando el cuerpo de Jason a su lado, extendió la mano pero no lo encontró. El pánico le sobrevino y se enderezó sintiendo el dolor en su espalda baja, habían tenido sexo durante toda la noche. Una mueca de dolor se dibujó en su rostro.
—No deberías moverte tan brusco cachorro, no después de lo que hicimos— Basil se giró a verlo sintiendo el alivio inundarle el cuerpo y después de la momentánea conmoción frunció el ceño con falsa molestia.
—Y tú deberías descansar... no deberías...— pero antes de que pudiese terminar la frase las de Jason le interrumpieron.
—Te amo— y Basil se quedó estático, viendo a Jason como preguntándose si había escuchado bien.
—¿Q... qué?— pasándose los dedos por los cabellos, nervioso, sonriendo como un idiota.
—Te amo— volvió a repetir el otro lleno de convicción y Basil se quedó mudo observándolo, viendo como caminaba con solo la toalla alrededor de las caderas, avanzando hacia él.
—Mientes— susurró pasando del nerviosismo al miedo, al miedo de que le estuviese tomando el pelo.
—No lo hago... yo...— ya cerca de él le levantó el mentón, lamiendo sus labios mordisqueando el inferior sin que Basil pudiese hacer más que entrecerrar los ojos sintiéndose en un sueño— Jamás mentiría en algo así...— y Basil se quedó paralizado, ensoñado y sonrojado.
—Jason...— dijo con apenas media voz, notando que no lograba que saliera como quería— No... no me mientas así— y Jason no dijo más, lo observó fijamente sin intención de retractarse y Basil se llevó las manos al rostro sintiendo que las lágrimas se desbordaban por sus mejillas— ¡Eres un idiota!— reclamó sintiendo que no tenía defensas contra las palabras del otro —Jamás voy a creer eso ¡jamás!— y Jason sólo sonrió pues sabía que Basil le creía, lo veía en su llanto, en la forma en la que evitaba su mirada, y mejor aún... ahí estaba su respuesta.
—Dímelo...— ordenó suavemente y Basil le vio.
—¿Qué?— desconcertado.
—Dime qué sientes por mi— Basil se levantó de la cama aún con el dolor. De repente su boda, el que Jason hubiese estado secuestrado, todo desapareció.
—Yo... yo... no te amo, eso es seguro— y Jason rió de buena gana viendo que el sonrojo le cubría hasta las orejas.
—¿Es tu última respuesta?— Basil le miró sin saber si decir que si o que no, pero viendo la expresión tan segura del otro se aferró a su necedad.
—Es... es mi última respuesta— dijo al fin y Jason se encogió de hombros.
—Divorciémonos entonces— y Basil le observó con los ojos muy abiertos.
—¿Q...qué?!— aunque Jason sólo se dirigió a una cómoda buscando ropa que ponerse.
—No tiene sentido que sigas a mi lado, si no puedes amarme, puedes irte, aprovecha ahora antes de que cambie de opinión— se veía tan tranquilo que a Basil le tembló el corazón.
—Como si pudiera, si me voy...— pero Jason le interrumpió.
—Dejaré a Andreas contigo, no soy tan desalmado como crees, jamás tuve verdadera intención de quitártelo— se veía tan tranquilo ¿qué no acababa de decir que lo amaba?
—Pero... pero él querrá vivir contigo... no... no es necesario el divorcio, te lo dije, puedes tener todas las amantes que quieras y...— pero la mirada esta vez agresiva de Jason en él le silenció.
—Esto es un ultimátum Denakis, a menos que me digas lo perdidamente enamorado que estás de mí, este matrimonio se acaba— sonaba exigente y seguro... Basil le observó, en silencio, luchando contra sí mismo y finalmente soltó un par de lágrimas, entre frustración, rabia y felicidad.
—¡Eres un maldito chantajista! ¿Por qué querría estar casado contigo? Todo lo hago por Andreas— pero Jason ni se inmutó, cruzándose de brazos.
—Lo tomas o lo dejas...— y Basil no sabía qué hacer, no estaba en peligro Andreas ni su trabajo ¡ni nada! solamente el hecho de no volver a estar entre aquellos brazos, no había donde ocultarse.
—Yo.... yo...— soltó lágrimas feroces— Te amo... te amo, maldito bastardo... desde que estábamos en la secundaria te amaba ya...—Dijo tapándose la cara y Jason lo jaló abrazándolo con fuerza, apartando sus manos y besándolo con ansias— ¡Eres un idiota! ¡Un imbécil!— pero Jason solo asintió murmurando un ligero "Si" antes de seguir devorándole—Jason...— soltó nada más ver cómo el otro hacía a un lado la toalla que le cubría.
Basil se sonrojó como un virgen dejándose hacer, dejando que le convenciera y derribara todas sus barreras, dejando que le dejase desprotegido y vulnerable.
—Creí que moriría— susurró entre un beso y otro, con el cuerpo de Jason sobre él, sintiendo la seguridad de tenerlo ahí, presionando sus cuerpos—Creí que no volvería a verte— y Jason sonrió como solo él podía hacerlo, con aquella arrogancia y seguridad que le caracterizaban.
—Aún después de muerto volvería— por que las posesiones de Jason Lakis le pertenecían en la eternidad, incluso después de la muerte, era imposible que algo tan trivial como el otro mundo pudiese detenerlo, volvería... lo haría... Por él.
Mil gracias, no sé cuantas veces he leído esta historia y me encanta. Besos
ResponderEliminarGracias!!!! Quiero continuación!! ! 😊😊😊
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