miércoles, 29 de marzo de 2017

+Money - Capítulo 6


Capítulo 6

Theo salió temprano esa tarde. A pesar de eso se había encargado de mucho más labores que un trabajador promedio. Theo tenía apenas un año al frente de la sede matriz de la compañía, pero se había establecido en los primeros seis meses, apenas con ese tiempo había demostrado astucia, inteligencia y buen instinto para los negocios e inversiones, pese a ello, esas características eran difíciles de notar fuera de la oficina donde era desinhibido y bastante bromista. El prometedor joven se sorprendió al ver al anciano cochero de Nabil esperando cerca de su auto, se aflojó la corbata y suspiró caminando a su auto.

-Señor Botsari- Se detuvo al escuchar se apellido y además por la intriga por el repentino tono amable y humilde del hombre que apenas esa mañana le había llamado arribista.

-¿Tiene algún asunto conmigo?- preguntó ladeando el rostro con una de sus manos en los bolsillos. El anciano dio un paso a él notablemente incómodo y Theo se agachó ligeramente como si intentara buscar su rostro- ¿Qué ocurre?- insistió y el hombre levantó la vista avergonzado.

-Yo estaba confundido esta mañana, señor. Estoy aquí para disculparme- Theo sonrió y asintió. Ya que aquel era un hombre tan querido para Nabil, bien podía dejar su usual sentido del humor y tan solo aceptar sus disculpas.

-Disculpas aceptadas, no se preocupe- le aseguró y le palmeó el hombro- Y no es que quiera ser grosero pero tengo una cita con Nabil, así que…- señaló su auto y el hombre le sonrió.

-Claro, claro, entiendo. El joven me ha dado la noche libre así que creo que conducirá él. Tenga esto…  se las manda mi esposa, son las favoritas del señor- Theo iba a decirle que no era necesario ningún regalo pero cuando escuchó lo demás lo tomó sin dudar.






-Sus favoritas ¿eh? Muchas gracias- le sonrió al hombre y se despidió subiendo a su vehículo. Ya dentro abrió la caja de pastelería y vio los panecillos, sacó uno de ellos y curioso lo probó- Mmm,  nada mal- En realidad estaba muy bueno ¿de qué repostería serían? Quizá luego le preguntara al chófer de Nabil. Así que a Nabil le gustaban las nueces... y el glaseado- Debí imaginar que era de cosas dulces- se rió recordando que Nabil intentaba no pedir postres cuando estaban juntos pero cuando cedía siempre era algo dulce- Arturo- le habló al conductor y éste le dedicó una mirada por el retrovisor antes de volver la vista al camino.

-¿Si, señor?- Theo le sonrió encantado.

-¿Cuál era la repostería en la que compraste ese delicioso pastel para tu hermana el mes pasado?- preguntó y el hombre asintió.

-Oh, es la repostería de mi novia. Ella tiene talento, señor- Theo asintió.

-No lo dudo ¿podrías hacerle un pedido especial para mí? – sacó un panqué de la caja- ¿Podrías decirle que haga un pastel con esto de inspiración? En sabor, claro- el hombre asintió.

- Claro, señor... Estoy seguro de que si es posible ella podrá lograrlo - le respondió y Theo continuó comiéndose el que ya tenía mordido.

-Gracias Arturo, recuérdale que el precio no es problema. Si es posible me gustaría hablar con ella y ver si podemos agregar algo más si es necesario. Sé de algunas cosas que le gustan a este geniecillo.

El chófer volvió a verlo por el retrovisor al detenerse en un semáforo.

-¿Una fecha especial se acerca, señor?- le preguntó y Theo levantó una ceja.

-Así es, y será mejor que la recuerdes si no quieres que tu maravillosa novia te mande de paseo- le aseguró y el joven se quedó pensativo.

-¡Oh, claro! San Valentín- recordó el joven y Theo sonrió satisfecho. Nabil se la pasaba cortejándolo todo el tiempo, era tiempo de que él le mostrara cuán romántico podía ser.

-No soy bueno sólo en la cama- murmuró.

-Perdón, señor  ¿dijo algo?- Theo negó riendo.

-Nada que quieras saber, Arturo- le aseguró.

Theo llegó a su punto de reunión y se despidió de él. No pasó demasiado antes de que Nabil se estacionara frente a su cafetería favorita para recogerlo. Pagó el café que se había estado tomando y subió al auto del pelirrojo.

Hablaron sobre cosas triviales, sobre el clima, sobre lo que habían comido y sobre si el cielo estaba hermoso. Pero el principal tema, que les duró hasta la entrada del restaurante donde cenarían, fue acerca del origen del mito de la primera estrella de la tarde.


-De cualquier modo... la primera estrella es en realidad un planeta,  no una estrella, así que todo esto es ridículo- se rió Nabil dándole las llaves de su auto al valet parking.

-Sabes, mi papá decía que quien concedía deseos era el lucero de la mañana, la última estrella en esconderse- Nabil le vio entrecerrando los ojos.

-Es la misma Theo, no me tomes por tonto- Theo levantó las manos.

-¡Hey! yo solo te digo lo que me decía, te acusaré si le llamas mentiroso- Nabil rió.

-Está bien... tu ganas. El lucero de la mañana concede deseos- Nabil le abrazó y besó su mejilla.

-Mi padre agradece tu voto de fe- Nabil negó sonriendo y cuando Theo vio al frente arqueó las cejas- ¿Cenaremos aquí?- preguntó y Nabil asintió.

-Leí en una crítica en internet que es uno de los mejores restaurantes de la ciudad- Theo suspiró.

-Está bien , probemos….- no sabía cómo decirle que aquel era el restaurante de su ex…


El sommelier del restaurante acababa de abrir una botella para ellos y había servido sus copas cuando una hermosa rubia se acercó cual torbellino y se detuvo iracunda junto a su mesa.

-Vaya ¿no es esto caer demasiado bajo, Theo?- la hermosa chica se encontraba se pie a un lado de la mesa y miraba directamente a Theo. Era rubia, de hermosos ojos verdes y con un perfecto cuerpo fitness enfundado en un vestido azul de mangas largas y pronunciado escote en la espalda.

-Akisha, no pensarás hacer una escena en tu propio restaurante ¿o sí?- preguntó él bebiendo de su copa sin volver la mirada a ella, mirando sólo a Nabil que lucía completamente confundido.

-Debería hacer que te sacaran ¿qué pasa? ¿una portada de revista y se te sube el aire al cerebro? ¿O vas a decirme que casualmente decidiste venir a pasearte a mi restaurante porque sí?- Theo sonrió- ¡Te dije que no quería volver a verte en mi vida!

-En realidad mi cita es quién escogió el lugar, no tenía idea de que estaríamos aquí Akisha, puedes creerme- le aseguró. La hermosa mujer miró a Nabil y frunció el ceño.

-¿Tu cita?- preguntó incrédula y Theo suspiró.

-¿Qué parte no entendiste?- la chica cruzó las manos al pecho.

-¿Desde cuándo bateas para el otro lado?- preguntó y Theo le sonrió encantadoramente,  mirándola por primera vez.

-En realidad siempre he sido ambidiestro, preciosa... es curioso que no lo notaras- ella torció el gesto.

-Creí que siempre bromeabas, contigo nunca se sabe cuándo vas en serio- gruñó más tranquila y Theo se puso de pie.

-Bueno, ahora ya lo sabes... pero descuida, nos retiramos- Nabil se levantó siguiéndolo, aún algo confundido y educadamente se despidió de la chica.

-Con permiso, señorita- pronunció  tímidamente y la chica se removió incómoda.

-No tienen que irse, lamento el malentendido… les enviaré la especialidad de la casa- Theo negó y abrazó a Nabil por la cintura.

-No creo que fuera precisamente apropiado. Que estés bien Akisha, lamento no esperar a que me traigan la cuenta- se disculpó dejando varios billetes grandes en la mesa sacando a Nabil de ahí.


-¿Quién era ella?- preguntó Nabil suavemente y Theo suspiró.

-Akisha, mi ex, nuestros padres  se conocían y nosotros nos llevábamos muy bien. Somos adultos ahora y pensé que ya que éramos tan compatibles como amigos  seríamos una buena pareja, pero fue un tremendo fracaso, por lo que terminé la relación. Como puedes ver no se lo tomó muy bien.

Nabil vio atrás, así que ése era el estándar de Theo; hermosa, con carácter, emprendedora y exitosa. Bueno, él tenía al menos la mitad de esas cualidades. No debía ser tan difícil para Theo estar con él ¿verdad?

-¿Qué estás pensando geniecillo?- Preguntó Theo acariciando su cabello con la mano con la que lo abrazaba.

-No es nada- sonrió Nabil – ¿A dónde vamos ahora? No reservé en ningún otro sitio- Theo vio a su alrededor.

-Estamos cerca de tu departamento ¿no?- Nabil asintió. Theo lo atrajo más hacia su cuerpo-¿Qué te parece si nos portamos mal, compramos algo de comida rápida y vamos allí?- Nabil se mordió el labio inferior y sonrió apenas visiblemente.

-Me gusta la idea.







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