miércoles, 30 de octubre de 2019

Cada Momento -Parte 1


La noche en que Clint fue rechazado por David en el bar, decidio tomar sus cosas y volver a casa antes de tiempo, llamo a su mejor amigo para avisarle que se iria con anticipación y que lo esperaría para celebrar año nuevo juntos, cuando terminó la llamada tomo la maleta que había hecho en su arranque de enojo esa misma mañana, realmente parecía todo una señal, cerro su departamento decidido a olvidar todo lo que había ocurrido esa noche, había llorado, desahogado, golpeado almohadas y gritado contra el colchón diciéndose lo idiota que había sido, pero después de la llamada de su madre se sentía mucho mejor, estaba por tomar un taxi cuando alguien le tomó por el hombro girándole. 

Ahí estaba, la persona a quien menos quería ver en esos momentos. 

―¿David? ― el nombre escapó de sus labios por reflejo, se veía agitado y su siempre tranquilo rostro estaba descompuesto. 

―Yo… ― estaba agitado y parecía que iba a decirle algo pero justo en esos momentos pareció notar sus maletas ― ¿a dónde vas? 

―Yo… ― suspiró y recordó lo que había pasado ― no es algo que te importe ¿Que haces aquí? – miró a su alrededor como buscando algo que le indicara el por que de su presencia. 

―Lo siento, tenía que decírtelo, lo siento – 

Clint frunció el ceño. 

―No tienes que disculparte, dijiste lo que pensabas y estabas en tu derecho ― estaba dolido pero prefería no desmoronarse frente a el.

―¡no! ― estaba aun agitado ― no era lo que pensaba, estaba celoso, tu…digo… ― tartamudeó ― hemos estado dando vueltas alrededor del otro todo este tiempo, creí que el amigo que estaba contigo era tu novio y solo….que solo intentabas alguna clase de juego raro ― explico cada vex mas bajo. Clint frunció el ceño ofendido pero el enfado era opacado por un estado de incredulidad genuino, por que demonios alguien como David iba a sentirse inseguro frente a el? O… era cierto, no era por el exactamente, era por Ryan, bien, tenía sentido que se sintiera inseguro frente a Ryan, el hombre era un bombon andante. 

―Ryan es solo mi amigo… ― explico aunque sin la capacidad de sentirse mejor ― está bien, entiendo, Ryan puede hacer que la gente mas hermosa se sienta insegura ― aun así eso no lo ayudaba a sentirse mejor frente al barman, se había sentido mal y ahora que se disculpaba no encontraba razón lógica para seguir enfadado con él, pero era difícil decirle a su corazón que se calmara, que borrara la tristeza y el dolor que le estaba carcomiendo. 

―Lo sé… 

Un incómodo silencio prosiguió y Clint se movió en su sitio acomodándose la maleta que tenía al hombro soltando por un segundo la que arrastraba para hacerlo.

― bueno, yo ya me iba ― el menor decidio romper el silencio pero David volvió a detenerlo. 

―¡Espera! ¿Por qué querías saber mi hora de salida? ― pregunto ancioso como un niño.

Clint le miró con evidente enfado por la pregunta ¿Qué acaso queria seguir burlándose de el? Ya lo habia rechazado una vez ¿Cual era el punto de continuar con el tema?. 

―¿No es obvio el por que la gente pregunta eso? ― no iba a humillarlo de nuevo ¿verdad? Un rechazo por noche era su límite. 

―bueno es solo que ahora llevas esa maleta… ¿a donde vas?

Clint miró sus maletas y suspiró, claro, quien pregunta algo así cuando no va a quedarse hasta esa hora ¿verdad?

―Voy a visitar a mi madre por las fiestas ― se encogió de hombros ― lo decidí hace un rato, no lo tenia planeado cuando te pregunte por tu hora de salida ― esa conversación estaba siendo incomoda. 

―Oh… ― David lo soltó ― bien…yo… tengo que regresar al bar, no van a cubrirme toda la noche…

Clint le miro, aun traía el uniforme del bar debajo del abrigo, verlo le hizo perdonarlo un poco mas y le medio sonrió. 

―Gracias por venir y disculparte. 

―Quizás quieras que salgamos cuando vuelvas ―propuso nervioso

―¿Perdón? ―parpadeo desconcertado, preguntándose si habia escuchado bien. 

―¿Qué? ¿No es posible? ― David pareció ligeramente avergonzado. 

―No… bueno…si.... ― se volvió a acomodar las maletas en un acto mas bien de nerviosismo y se movió un poco sobre sus propios pies ― quieres salir conmigo? 

―¿A qué creíste que me refería cuando dije que llevábamos dando vueltas alrededor del otro todo este tiempo? ¿No…no notaste que te coqueteaba? ― 

―No… ―Clint negó y se sonrojó ―. Yo…digo jamás me hubiese atrevido a acercarme si Ryan no hubiera insistido ― miró al suelo repentinamente avergonzado ― me…me gustaría mucho salir contigo ― tartamudeo. 

― no encontraba el momento de pedírtelo ― sonrió y se acercó un paso. Clint no le miro. 

―Supongo que yo no hice mejor trabajo

―Lo siento ―, la sonrisa de David disminuyó un poco ―. A pesar de lo celoso que estuviera no debí contestarte así ― decir que estaba arrepentido era poco, si tan solo no hubiese sido tan imbécil quizá estaría besando esa hermosa boca y no luchando por disculparse. 

―Supongo que si hubiese sido cierto no me hubiese importado ―. Lo consolo encogiéndose de hombros, aunque también estaba triste por cómo habían salido las cosas. 

―Tienes los ojos hinchados… ¿lloraste por mí? ― 

―Puedo llorar si quiero ― Clint se puso más rojo y se encogió un poco. 

―No quería que mi primer acercamiento real fuese así ― murmuro revolviéndose el cabello, eran adultos pero ambos parecían un par de niños inseguros frente al otro.

―Bueno, Clint se cruzó de brazos frotándolos para alejar el frio ―. Yo tampoco ― se encogió, como si tuviese frio, aunque en realidad solo estaba abochornado. Un taxi se detuvo frente a Clint preguntando si necesitaba un viaje y Clint asintió. ―Tengo que irme – anunció resignado y cuando entraba al auto David le tomó la mano y sacó un bolígrafo de su bolsillo escribiendo su número en la palma ajena. 

― Llámame ¿si? ―pidio, aunque sono a ruego. 

Clint le sonrió y asintió, tras un corto silencio después de cerrar la puerta Clint le llamó, el moreno apenas y se asomó a la altura de la ventana y Clint se atrevió a robarle un casto beso de los labios. 

― Te llamaré ― le prometió. 

Clint no llamo de inmediato, después de llegar a casa de su madre, después de que esta brincara de alegría al ver a su niño medio congelado en la puerta de su casa, después de desayunar la comida casera de su madre, dormir varias horas, después de bañarse y dar vueltas alrededor de su celular sin atreverse a marcar, después de todo aquello envió un mensaje de texto, uno de los mensajes más burdos y comunes hoy en día

“Este es mi número, Clint”

No recibió respuesta de inmediato, unos diez minutos después su celular sonó indicando un nuevo mensaje. 

“perdona, estaba en el subterráneo ¿Cómo estás? ¿Qué tal el viaje?”

Clint sonrió al ver el mensaje y se recostó en su cama dejando que sus dedos se movieran. 

“bien, cuando llegue moría de frio, creo que olvide que en la provincia la temperatura baja aúnmás”

“abrígate bien entonces o terminaras con una nariz roja.”

“muy navideño ¿no? Pareceré Rodolfo el reno”

“eso no es muy conveniente, yo tengo que trabajar”

Clint torció el gesto, ¿trabajar? 

“lo siento, no te distraigo más.”

Se disculpo suponiendo que David se rederia a que no podía seguir conversando en ese momento. 

“no tu conversación, que termines como Rodolfo el reno”

Clint sonrió al notar que podrían seguir conversando.

“¿porque estaré feo?”

“por que podría contagiarme si te beso”

Clint Sintió un ligero calor en el rostro al leer el mensaje. 

“¿tengo que mantenerme sano para que me beses?”

“te besare aunque no lo estés”

“¿cual es el punto entonces?”

“trabajar o no trabajar, realmente preferiría poder ir a trabajar, se bueno y cuídate”

“¿por ti?”

“Entiendes rápido”

Clint sonrió viendo el mensaje, estaba a algunos días de navidad aun y no volvería hasta después de año nuevo así que los siguientes días se dedicó a enviarse textos con el hombre, estaba contento y de buen humor todo el tiempo, su mamá ya le había preguntado que le pasaba y aunque se negaba a darle una respuesta clara la mujer no era tonta y se hacía a una idea de lo que sucedía, después de todo no se apartaba del maldito teléfono a ninguna hora del día. 

―Creo que debería regalarte un teléfono nuevo para navidad ― le comento la mañana de víspera de navidad ― parece que te has enamorado del bendito aparato.

Clint se rio nervioso y en ese momento el tono de un mensaje le hizo revisar rápidamente, esta vez era de Ryan, por lo que sabía su amigo había estado saliendo con el bombón de los lunes, no le había dicho nada concreto, pero ahí había algo, no podía ser que el suculento trozo de carne aquel lo sacara a comer diario por su linda cara….. en realidad lo más probable es que lo hiciera por su linda cara. Su amigo le escribía para preguntarle cómo estaba y hacerle un par de preguntas sobre su estado de ánimo, no había querido decirle a Ryan sobre sus mensajes con David porque deseaba hablarlo con él en persona, no hacerlo por mensaje y tampoco por teléfono. Además solo se habían estado mensajeando, quien sabe tal vez en persona todo terminara. 

Otro mensaje llegó, esta vez sí era David, sonrió ampliamente y lo reviso. 

“si supiera donde vives, iría a verte”

“mentiroso, sabes que en estas fechas te pagan más”

“lo sé, es la única razón por la que trabajo en navidad”

“yo siempre lo paso con mama, quisiera verte”

“también quisiera verte…y tocarte y besarte”

Clint sonrió al ver la pantalla mientras se mordía el labio inferior, los mensajes habían comenzado a ponerse algo más melosos y atrevidos desde el día anterior.

“es raro cuando escribes algo así, hace meses que me ves”

“no tenía idea de que también te gustaba”

“creí que era tan evidente que debía dar pena”

“pensé lo mismo” 

“no lo note…”

Tocaron a la puerta y su madre que estaba marinando la carne para la cena de víspera de navidad volteó a verlo. 

―¿crees que puedas sacarla cabeza de ese teléfono para abrir la puerta? ― Le pregunto con una sonrisa acusadora, Clint se rió sabiendo que era culpable asi que se paro sin repelar.

―ya voy, ya voy― Asintió y siguió mensajeando, tal vez era alguna de las amigas de su mamá que pasaba a saludar. 

“Mi madre cree que me he vuelto adicto al teléfono”

“oh, ella no sabe que en realidad te has vuelto adicto a mi”

“eres un engreído” 

“hahaha bueno aun este engreído sabe darte la razón cuando la tienes”

“¿la razón sobre qué?”

Clint frunció el ceño extrañado, Abrió la puerta y arrugo aún más el entrecejo al ver de quien se trabara. 

―Que si, que hace más frio en provincia.

Ahí estaba David, rojo por el frio y con una encantadora sonrisa que hizo que Clint sintiera lo que significaba tener mariposas en el estómago. 

―¿Da…David? ― parpadeó varias veces y se quedó quieto en su sitio. 

―¿No me invitas a entrar? Hace mucho frio aquí ― Clint se apartó enseguida y le vio pasar con una maleta. 

―¿Cómo supiste donde vivo? ― preguntó incrédulo y comenzando a sentir la alegría burbujeante en su pecho, haciendo imposible que una sonrisa no se dibujara en todo su rostro. 

David se giró a él frotándose los brazos y entrando en calor. 

―Bien… se acerca navidad ¿verdad? ― le sonrió ― mi mamá murió hace cinco años y papá cuando era niño, no tengo familia cercana y…. ― lo observó ― Quería estar con alguien especial. 



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1 comentario:

  1. Awww son tan dulces!!!
    Mil gracias, me moría por saber de ellos<3
    Besosss
    Lu Malandro

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