jueves, 24 de octubre de 2019

Mr Lunes Capítulo 5


Al día siguiente Mr. Lunes no se comunicó con él, recordó que tampoco habían hecho planes para después. Cerca del mediodía su teléfono sonó y estúpidamente tuvo la esperanza de que fuese él, la decepción que le invadió cuando al que escuchó fue a su jefe ocasional, lo dejó aún más deprimido. No le gustaba sentirse de aquella manera.

—Escucha Ryan, hay un trabajo muy bien pagado para esta noche ¿qué dices? Sé que es nochebuena pero recordé que habías dicho que estarías disponible estos días, la paga es muy buena por la fecha ¿Estás disponible?

— Ryan se recordó que necesitaba el dinero y que había decidido aprender a estar solo en aquellas fechas, ningún “día aburrido” de la semana iba a cambiar sus convicciones.

—por supuesto, envíame la dirección y la hora por mail ¿Hay algún tipo de pedido? — la gente casi siempre pedía un policía o un bombero, algunas veces un médico. Pensar en la profesión no ayudó a mejorar su ánimo, su mente volvió al sujeto que había llegado a revolverle el mundo.

—nada en especial, pero ve de policía, es el genérico, pondré el dinero en tu cuenta en un momento.

—¿cuánto es? — su jefe rio un poco.

—Cuatro veces la suma normal— Ryan levantó ambas cejas soltando un silbido.

—haberlo dicho antes y ni siquiera lo pienso— su jefe se rio.

—Enviaré la dirección y la hora a tu correo, hasta luego— su jefe colgó y a Ryan se le borró la sonrisa del rostro. No se sentía con ánimos de trabajar pero algo de adulación y ambiente festivo seguro podía levantarle el ánimo. Ser stripper y tener a un montón de mujeres queriendo poner las manos sobre ti y mirándote como si fueras el último vaso de agua del desierto podía hacer maravillas con la autoestima de vez en cuando.

Ryan recibió minutos más tarde la dirección de su trabajo, la hora, así como la confirmación del depósito a su cuenta. A la fecha no había tenido problemas con su jefe en ese sentido. Se arregló con tiempo de anticipación y tomó un taxi al lugar indicado. El sitio era un buen lugar, posiblemente no de la talla de Mr. Lunes pero perfectamente el hogar de alguien que podía permitirse pagar cuatro veces más su sueldo por un stripper en navidad. Se presentó en la recepción y le dejaron pasar indicándole el piso al que debía ir y al salir del elevador y buscar la puerta correcta no necesitó demasiado, la música se escuchaba retumbar por lo bajo desde una de ellas, como ahogada por la puerta y luchando por salir. Sonrió con suficiencia con el rostro coqueto que usaba para el trabajo y tocó al timbre, cuando la puerta se abrió la sonrisa se le heló en el rostro.

—hola— Mr. Lunes estaba frente a él, con una camisa blanca desfajada, los pantalones negros y los pies descalzos, parecía perfectamente cómodo en el lugar. Levantó el control que tenía en la mano y la música cesó— bienvenido.

Decir que Ryan estaba desconcertado fue poco, Mr Lunes se hizo a un lado dejándolo pasar y él entró encontrándose con que ahí adentro no había nadie, aunque era evidente desde afuera al entrar aun lo descoloco, como si hubiese estado esperando estar alucinando. Se giró y se encontró a su contratista cerrando la puerta.

—¿qué significa esto? — preguntó aun descolocado. Mr. Lunes se encogió de hombros.

—Me dijeron que eres bueno— explico con tranquilidad. Ryan frunció el ceño.

—No doy funciones privadas— oh no, eso normalmente no acababa en simple baile.

—es nochebuena, sé generoso— Mr. Lunes volvió a colocar la música, aunque bajo el volumen y se acercó a él pegando su frente con la suya— por favor— pidió antes de separarse e ir a sentarse en un cómodo sillón esperando su espectáculo.

Por varios segundos, Ryan, no supo qué hacer ¿cómo demonios el hombre se había atrevido a hacerle eso? Le vio ahí, completamente tranquilo y confiado y rabió un poco por dentro. Finalmente sonrió y levantó el rostro con confianza. Escuchó la música y se dispuso a darle un espectáculo que no olvidaría ¡estaba malditamente enojado!

La reacción que Ryan obtuvo con su baile era la esperada, conocía unos ojos cargados de deseo cuando los veía, desgraciadamente para el nunca le habían afectado tanto. Pero ahora, con ese hombre, mientras se quitaba la ropa con desfachatez y bailaba con atrevidos movimientos su corazón se aceleraba más y más hasta que la cabeza le dio vueltas y notó que no podía seguir siendo profesional. No se atrevió a deshacerse de la última pieza de ropa y los pantalones se quedaron en su sitio a pesar de que debería haber sido lo segundo en salir. Su respiración estaba agitada. Camino con decisión hacia su anfitrión y bruscamente tomó el control de la mano del otro y detuvo la música.

—Es todo lo que paga tu dinero— le soltó y aunque no era un reclamo sonó como uno. El vendía su imagen… era cierto… pero jamás habia querido vendérsela a él. No se detuvo a pensar en que estaba medio vestido, emprendió la huida hacía la puerta solo deseando salir de ahí lo más rápido posible. Alcanzó a poner la mano sobre el pomo cuando una mano le sujetó por el brazo haciéndolo girar, jalándolo y acorralándolo contra la pared del pasillo. Sintió los labios ajenos presionándose contra los suyos y aunque intentó resistirse, el cuerpo presionándose contra el suyo, el calor del momento y su piel necesitada le vencieron abandonándose a un beso que le arrancó el aliento, dejándolo agitado y excitado entre los brazos del otro.

—No te marches— escuchó la voz de su acompañante agitada y necesitada.

—ya termine aquí, no vendo otra clase de servicios— renegó no queriendo verlo al rostro, si solo lo veía seguramente caería en la tentación de abandonarse a la necesidad, al placer de probar aquello que se le ofrecía en bandeja frente a él.

—Tu trabajo terminó aquí— Mr. Lunes tomó su mentón haciéndolo girarse hacía el —quédate porque lo deseas… — Ryan lo miró y su cuerpo se estremeció, lo deseaba, por dios que lo deseaba con todas sus fuerzas, sintió los labios contra los suyos nuevamente y sus brazos buscaron con vida el cuerpo ajeno aferrándose a el.

Mr. Lunes no tenía intención de llegar tan lejos aquella noche, había pensado poner las cartas claras sobre la mesa, demostrarle de golpe que su interés no era el de un amigo, pero se había contenido demasiado y ahora que lo tenía, no encontraba fuerzas para detenerse, con fuerza acórralo al chico contra una de las paredes y devoró con hambre aquellos labios con sabor a menta. Pero no tenía suficiente, no solo quería sus labios, lo quería todo; su cuerpo, su corazón, su alma y su mente. Atrajo el cuerpo ajeno al suyo y lo guio entre besos a la habitación, lo anhelaba pero lo quería en la cama, como debía ser. Apenas en unos días el muchacho se había metido hasta por debajo de su piel. Aquel lunes había ido al Pub solo a pasar el rato y tomar un trago, no había esperado que una preciosa sonrisa le robara el aliento desde la barra. Verlo pelear con David le había casi desalentado pero escuchar que peleaba por un amigo que consideraba un hermano comenzó a cavar dentro de su corazón hasta tenerlo metido bien profundo en él. El chico le había ido robando cada pensamiento poco a poco y ahora no podía sacarlo ni de su cabeza ni de su corazón.

Ya en la habitación, Mr Lunes lanzó al chico a la cama y se regodeó de placer al verlo semi desnudo y con los pantalones ya abiertos entre las sabanas, ya era suyo y nada iba a quitarle aquel placer. Aquel momento divino en que podía contemplarlo y ver en sus ojos que lo deseaba tanto como él, que lo ansiaba tanto como él, le comía la piel y le hervía la sangre por la sola visión.

—¿ahora qué? —Mr. Lunes escuchó la voz agitada y algo insegura de Ryan, no le agradó escucharlo así, no inseguro. Amaba la confianza del muchacho, la forma en que levantaba el rostro ante cualquiera y se mantenía firme en su papel, transparente y exquisito. Sin embargo, sabía por sus pláticas que nunca había estado con un hombre. Ser el primero le daba un malsano y exquisito placer. Notó que la duda recorría a Ryan y se quitó la camisa atrapando su mirada, lentamente acechó sobre su pareja y tomó sus labios distrayéndolo, tomando nuevamente su mente, haciéndose de su cuerpo, con una de sus grandes manos acarició su pecho y sintió a Ryan arquearse, sonrió para sus adentros, era cierto, Ryan amaba sus manos. Se separó lentamente y sonriéndole acarició su mejilla y para su deleite le vio cerrar los ojos y suspirar disfrutando de su roce. Su respiración se aceleró ante la visión. Queria tenerlo ya… pero no quería lastimarlo.

—más…— Ryan podía sentir como aquellas manos le quemaban, grandes y firmes, le robaban el aliento. Nunca antes se había sentido tan afectado sólo por un roce y se encontró sintiendo que le faltaba el aire. Mr. Lunes besó su cuello haciéndolo suspirar, Ryan abrió las piernas invitándolo a tocarle.

Mr Lunes tomó la invitación sosteniendo el miembro ajeno entre sus perfectos dedos, haciendo que Ryan sintiese el cielo envolverlo al igual que aquellos dedos le envolvían a él. Tomó el rostro ajeno entre sus manos y lo jaló buscando sus labios, devorando con ansias su boca, moviendo las caderas contra esa mano de dedos largos y perfectos. En su experiencia era todo lo que podía hacer, cuando Mr. Lunes acarició entre sus nalgas se sobresaltó, el aire se le fue y se removió negándose al toque pero la boca del otro le distrajo hasta que había ya un dedo en su interior causándole sensaciones que no había sentido antes, era como si una nueva puerta de placer hubiese sido abierta.

Ryan no pudo seguir besando a su amante, el aire le faltaba y sus ojos lloraban de deseo. —no puedo— jadeó negando y su amante besó su pecho, lamió y mordiqueó sus tetillas, él no tenía el control ahí y aunque era nuevo y desconocido no le desagradó. Se dejó llevar y sintió la boca ajena envolver su miembro enviando su cordura simplemente al carajo, las lágrimas corrían por su rostro con las emociones desbordándose, su pecho subía y bajaba, no sabía ya que parte de su cuerpo estaba siendo tocada, acariciada, su vientre hormigueaba. No recordaba haber sentido algo asi con ninguna chica antes. El orgasmo estaba por venir pero su amante lo detuvo.

—aún no— le susurró mientras presionaba la base de su miembro no dejándolo llegar.

—Quiero... —jadeó y Mr. Lunes se colocó entre sus piernas empujándose despacio dentro de él, había metido tres dedos dentro de él acostumbrándolo, pero no parecía haber sido suficiente. El cuerpo de Ryan protestó y éste se aferró a los hombros de Mr. Lunes— gmmm— abrió la boca sintiendo como el miembro ajeno lo llenaba, abriéndose paso dentro de él, partiéndolo y poseyéndolo— no…no, espera —jadeó sintiendo que no podría con ello, su excitación disminuyó y su amante prodigó besos en su cuello y le acarició con aquella maravillosas manos haciéndolo dudar y aferrarse a él hasta tenerlo completamente dentro—no puedo... — jadeó nuevamente y el otro se movió lentamente, fue extraño pero cuando el miembro ajeno volvió a penetrarlo golpeó algo en su interior, fue como si un delicioso escalofrío recorriera todo su cuerpo excitando cada fibra nerviosa de su ser— ah…— para su vergüenza soltó un gemido extasiado. Su amante lo notó y repitió el proceso haciéndole olvidar cualquier incomodidad—no…no…— jadeó aferrándose a él, sintiendo que perdía todo control, estaba en las nubes, en el cielo y en el maldito infierno, tanto placer le resultó incluso doloroso hasta que por fin algo hizo clic dentro de el y el orgasmo se apoderó de todo su cuerpo dejándolo completamente en blanco. 

Sintió su interior cálido, había olvidado usar protección aunque en ese momento no lo pensó, su cuerpo se sentía exquisitamente cansado, se quedó aletargado y jadeante en los brazos del amante que jadeaba sobre él, aun recuperándose del orgasmo que lo había poseído. Su compañero no parecía haber salido mejor librado que él y eso lo hizo sonreír. Completamente satisfecho, Ryan acaricio con cariño el cabello de su amante, este levantó el rostro y sonriendo le besó con ternura, su amante no habló, él tampoco lo hizo, se dedicaron tiernas caricias. No supo el porqué del silencio del otro, pero sabía por qué debía mantener él mismo el suyo. Si abría la boca, seguramente diría un “te amo” que podría cambiar más de una cosa en esos momentos.

Mr. Lunes salió lentamente de Ryan y después de un rato le levantó, increíblemente aún con su buena altura no parecía ser un problema para el hombre levantarlo. Le llevó hasta el baño y se asearon, no sabía muy bien acerca de la rutina de aquella clase de encuentros por lo que simplemente se dejó hacer. Limpio y seco fue regresado a la cama y cansado se dejo llevar por el sueño en brazos del hombre que le había hecho tocar el cielo.

1 comentario:

  1. Lo va a dejar embarazado???...ok no jajaja
    Muchas gracias por el capi, pero extraño a Clind y David, ojala en el próximo sepamos un poco de ellos.
    Buen fin de semana, besosss
    Lu Malandro

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