sábado, 12 de octubre de 2019

Mr Lunes Capítulo 1


Las cosas volaban por el aire mientras Clint seguía lanzándolas, Ryan estaba seguro de que en algún momento rompería algún record del mayor número de objetos caseros lanzados a su cabeza.

—¿Quieres calmarte? Pareces una esposa histérica— esquivó un libro directo a su frente— ¡¡y ni siquiera salimos!!!— gritó.

—¡¡Claro que no salimos!!! Ya que tu no eres… ¿cómo lo dijiste? “un maldito marica”— casi sollozo.

Ryan rodó los ojos, su mejor amigo le había confesado ser homosexual hacía medio año, al parecer siempre lo había sabido pero durante mucho tiempo había tenido miedo de decírselo, debía confesar que cuando se lo dijo le había dolido su desconfianza pero comenzaba a creer que estaba mas seguro en la ignorancia. Además el mismo había comenzado a plantearse si solo le gustaban las chicas… a el no le gustaba ningún chico en especial pero la idea no le parecía desagradable como a muchos.

—¡¡¡Es solo una expresión!!!— se justificó. Esa tarde mientras platicaban con sus amigos había llamado a uno de ellos “maldito marica”, Clint lo había escuchado y al parecer se lo había tomado bastante personal, seriamente tenía que repasar su lenguaje y excluir cualquier expresión remotamente homofóbica que conociera.

—Es sólo que crees que soy una maldita puta que se mete con el primer hombre que ve— lo acuso y los ojos de Ryan se abrieron como platos ¿pero de donde demonios había sacado eso? Comenzaba a tener un nuevo respeto por la imaginación de su amigo.

—Fue solo porque tenía a Laura enfrente y no se atrevía a hablarle ¿recuerdas a Laura?— esquivó otro objeto que sinceramente no logró identificar pero lo que le preocupó más fue que ningún otro objeto le siguió—¿Clint?— entró a la habitación de donde había salido todos aquellos ataques y lo que encontró fue a su mejor amigo empacando— que…¿Qué haces?

—Esto no va a funcionar-, murmuro dolido- si seguimos compartiendo departamento…no creo que podamos ni siquiera seguir siendo amigos— clint había desatado ya todo se enojó y ahora se veía terriblemente abatido.

—No eres solo mi amigo clint… eres como mi hermano— intento hablarle.

—¿Aunque sea un maldito marica?— la voz se le ahogó.

—Te lo juro… por mi vida… que te amo como eres, hermano— tomó aire y levantó las manos buscando las palabras –no sé como demostrarlo pero quiero que estés seguro de que no creo que seas menos por a quien decidas querer…— le vio a los ojos— pero, por dios, dame algo de tiempo para acostumbrarme… no quise ofenderte, solo… ¡ya sabes! Siempre he hablado así ¡demonios!— tampoco era justo que él tuviese que andar de puntillas a su alrededor, ellos eran amigos y era justo que la confianza viniese en ambos sentidos.

Ryan vio a su amigo fijamente y se preguntó si había usado las palabras adecuadas para su propio bien.

—Bien— Clint aceptó.

—¿Bien?— ¿así nada mas? Ahí había algo raro.

—Si, bien— reitero, Ryan apenas había comenzado a relajarse— pero…

—¡Sabía que había un “pero”!— bufó y levanto las manos y las dejo caer girando sobre su propio eje ligeramente, en un gesto de exasperación. Clint no le prestó atención al gesto se puso de pie frente a él.

—Solo te creeré si sales conmigo esta noche, si lo haces entonces te creeré y podremos acoplarnos a esto como dices “lentamente”— le explico sus condiciones y el mas alto le vio con desconfianza.

—¿A dónde iremos?— después de la pequeña destrucción de su amigo en su habitación compartida estaba un poco receloso de lo que le pudiese pedir. Su amigo sonrió de oreja a oreja. 

—A un pub gay— exclamo triunfante, como si fuese todo un reto. Ryan levantó ambas cejas, bueno, él esperaba sinceramente algo peor.

—Vale— se encogió de hombros recibiendo una mirada de desconfianza de su interlocutor, la cual le hizo rodar los ojos. Que había de difícil en ir a un bar gay? A el incluso le daba curiosidad y le parecía interesante.

—¿Vale?

—Sí, vale ¿qué más da tomar una cerveza en un lugar u otro? Solo espero que no haya Heterofóbicos— sonrió y su amigo se relajó devolviéndole la sonrisa.

—Vale.

Esa misma noche Ryan tuvo que aceptar que era prejuicioso cuando entró al lugar y no había hombres con plumas bailando en jaulas, ni música retro disco sonando en el lugar. Por su bien tenía que guardar sus expectativas para él mismo no fuera que despertara la ira de su acompañante.

Pensando en la escena de la mañana Ryan vio a su amigo y sonrió, se veía condenadamente contento al entrar, debía de sentirse mejor. Se sentaron en la barra y su amigo le volvió a sonreír sentándose a su lado.

—Me alegra que estés aquí—expreso emocionado y radiante, él le devolvió la sonrisa.

—Te amo ok, esto ni siquiera es algo que deberías pedirme como un reto, cuando quieras que venga vendré— su amigo asintió con una sonrisa aun mas grande y volvió la mirada al barman.

—David, una cerveza— ellos no eran precisamente hombres de gustos refinados, una cerveza fría les bastaba y no se avergonzaban de ello.

Ryan se preguntó si a los hombres gay les importaría, de la misma forma que a las mujeres que había conocido, si bebía una cerveza y no algo mas “refinado”.

—Lo mismo para mí, por favor— no le prestó mucha atención al barman, viendo en cambio al resto de los hombres del lugar, era bastante normal dentro de lo que cabía.

—¿Qué piensas?—Clint pregunto notando la mirada del castaño en la multitud y Ryan suspiró viéndolo de reojo.

—¿Puedo hablar con libertad?— pregunto recordándole su sobre reacción anterior. Clint se encogió de hombros y asintió—.Creí que el lugar seria algo más... amm... exótico— intento decirlo con tacto, y el chico moreno que era clint soltó una risita— ¿qué te causa gracia?

—Estamos en un lunes formal, no hay mucho de exótico hoy— le explico. Ryan se sintió aliviado de no ser TAN prejuicioso, al menos había algo de cierto en su idea.

—¿Por qué lunes formal?—pregunto solo por platicar, su amigo se giró en el banco viendo a los demás asistentes al lugar.

—Esto te va a sonar ridículo— rió.

—Nada más ridículo que tú lanzándome tu lámpara favorita a la cabeza esta mañana—se rio aunque se sobresaltó al escuchar que el barman dejaba su cerveza bruscamente frente a su sitio. ¿Pero qué demonios le pasaba a aquel sujeto? Decidió dejarlo pasar.

—No me lo recuerdes— rió recordando su estupidez, había perdido algo que le gustaba por su arrebato, pero al menos aún conservaba a su amigo— Bueno, volvamos al tema— miró la hora en su reloj de pulsera— No debe tardar…— anuncio señalando la entrada del lugar. Ryan vio a la pista de baile y notó que varios hombres veían también a su reloj.

—¿Qué es esto, alguna clase de espectáculo?— tomo su cerveza y le dio un trago.

—Ojalá lo fuese, pero no, es solo un asistente semanal— solto con cierto aire de misterio, como queriendo despertar la curiosidad del castaño. Ryan torció el gesto, no entendía mucho de qué iba todo aquello.

—Vale…— no pico el anzuelo preguntando mas y solo espero a que en algún momento todo aquello tomase sentido. Lo que vio fue simplemente asombroso y no por lo imponente del acto ni mucho menos por la majestuosidad si no por lo ridículo que le pareció.

Al fondo del lugar, una melena castaña clara se alcanzó a ver, se veía por encima de las demás cabezas. Ryan pudo ver cómo, no solo las luces del lugar cambiaron si no también la música, algo mas lento comenzó a tocar y los hombres del lugar reconocían su presencia, vio rostros desde curiosos hasta de desagrado, pasando por supuesto por una gran cantidad de rostros de deseo, la lujuria era tan pesada en el ambiente que él mismo sintió un tirón en su entrepierna.

—¿Pero qué demonios?— Ryan siguió con la mirada al hombre que se dirigió a una zona vip donde al parecer tenía un lugar reservado, en lo alto de los miradores, simplemente inalcanzable.

—Sucede cada lunes-,Clint interrumpio sus pensamiento explicándole- ese sujeto viene aquí, con ese precioso rostro y ese cuerpo privilegiado y se sienta en ese sitio— señaló el lugar en el que el otro estaba sentado — Se ha vuelto una especie de Dios por aquí.

—¿Por eso es el lunes formal?— dedujo, Clint se encogió de hombros volviendo la vista a la barra, inmediatamente David, el barman, coloco una cerveza frente a él.

—Digamos que se ha corrido el rumor de que prefiere un buen traje de Armani que plumas rosa a su alrededor

Ryan se dijo que de no ser el mismo bastante guapo realmente sentiría envidia de un hombre con tanta presencia, entendía también porque, a pesar de la gran cantidad de rostros de deseo, también había unos de verdadero desagrado y desprecio. La envidia siempre conllevaba un terrible odio.

—Un hombre afortunado— concluyo sin mas.

—Si es el tipo de vida que le gusta puede decirse, pero hombre, prefiero estar aquí contigo que solo en esa aislada mesa como un trofeo esperando a ser dado.

—No creo que le desagrade tener tanta carne a su disposición— sonrió coqueto.

—Tal vez deberías intentar quedarte con el trofeo, eres condenadamente sexy, si no fueses como mi hermano iría por tu tracero—se burló.

—wack- casi escupe su cerveza- Noo digas algo tan asqueroso, Dios, sería como besar a mi abuelo— lo regaño y Clint se rió con ganas.

—Es verdad, ni siquiera puedo imaginarme con mi boca en tu boca— hizo un gesto— oh, por dios, me han dado nauseas— tomando otro trago de su cerveza y esta vez fue Ryan quien rió.

—Idiota— volvió la mirada al sujeto en el área vip, desde esa distancia era difícil verlo, se preguntó si realmente sería tan apuesto de cerca, el lugar estaba a oscuras a excepción de las luces de la barra y las que iluminaban con neon la pista de baile. A media luz como dicen por ahí “todos los gatos son pardos”, seguro a luz de día debía ser patéticamente ordinario con una buena altura.

1 comentario:

  1. Muchas gracias!!!
    Me encanto! como todo lo que hacen<3
    Me quede intrigada con el barman...
    Linda semana, besosss
    Lu Malandro

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